Términos para la Wikipedia HEMBRISMO, FEMICENTRISMO Y MISANDRÍA.
Ya estamos subiendo los términos a la Wikipedia, dos están en la
zona de pruebas, hembrismo y femicentrismo, y desde ahí deben ser
corregidos, mejorados con enlaces, antes de su inclusión en
artículos propiamente dichos. Esperamos poder terminar de editarlos
en la Wikipedia abierta a consultas pronto.
El término misandria o misoandria ya había sido definido, con
bastante elegancia y contenido además, incluyendo una muy
interesante explicación psicoanalítica de porque cietas mujeres
pueden tener tendencia a experimentar tales sentimientos en contra
de los hombres, ante este artículo tan bien editado e incluido el de
Masculino es Positivo en la parte de discusiones al mismo, si al
autor le interesa podremos complementar sus reflexiones con algunas
de las ideas de nuestro articulo. Os adjunto el link por si deseáis
consultar como va este asunto y de paso podáis leer, si tenéis un
hueco, el buen trabajo que alguien hizo anteriormente.
http://es.wikipedia.org/wiki/Misandria
HEMBRISMO
El Hembrismo es una actitud de prepotencia de las mujeres respecto
de los hombres, o bien un parcialismo discriminatorio claramente
favorable a la mujer en acciones u opiniones. Su significación es en
muchos aspectos contraria a la del Machismo, pero también es
englobable dentro del fenómeno del sexismo y la discriminació n
sexual, sólo que con este término se expresarían aquellas
discriminaciones y perjuicios que favorecen a las mujeres y
perjudican los hombres. Las referencias a este término están en
correlación directa con las demandas de diferentes colectivos
defensores de los derechos de los hombres, como puedan ser las
Asociaciones de Padres de Familia Separados o APFS, los grupos como
Mandefender y los movimientos de hombres de cuño masculinista que se
encuentran actualmente en una etapa de desarrollo incipiente pero
cada vez más organizada y presente en la Sociedad, y haciendo uso de
este término se han criticado aquellas acciones llevadas a cabo
por un sector considerable del Feminismo las cuales han desarrollado
un claro ventajismo político, social, cultural y legal a favor de la
mujer perjudicando comparativa o directamente a los hombres. Es pues
un término que señala los abusos del feminismo en sus tendencias más
rádicales y femicéntricas o misándricas, separándolas de las
tendencias igualitarias y de demanda justa de la solución de las
discriminaciones femeninas del llamado Demofeminismo o feminismo
igualitario, las cuales partiendo de un proceso de análisis parcial
y selectivo de la discriminació n sexual consideran sólo dentro de la
misma aquellos aspectos sociales e históricos que han perjudicado a
la mujer, soslayando y condenando de paso a la invisibilidad los que
han perjudicado a los hombres, utilizando a partir de ahí un
lenguaje victimista, argumento central de la célebre obra de crítica
del pensamiento feminista de Elizabeth Badinter "por mal camino",
claramente tendencioso e incompleto por considerar sólo la
discriminació n de la mujer, pero que articulado hábilmente por parte
de diferentes grupos de presión y contando con el apoyo de los
medios para la difusión de esté mensaje da una considerable
capacidad de influencia política a quienes lo utilizan. También
favorece el desarrollo del hembrismo la transmisión de una imagen
maníquea y desdibujada de lo masculino y lo femenino, claramente
negativa hacía los hombres y marcadamente positiva hacía las
mujeres, lo cual deriva en una interpretació n diferenciada de los
dos sexos que perjudica a los varones. En este último sentido es
clave el llamado proceso de "empoderamiento femenino", elemento
cultural nacido del feminismo y en el que esta ideología tiene un
gran interés, mediante el cual se pretende potenciar la imagen,
autoestima, sensación de capacidad, y la tendencia y asunción del
liderazgo en las mujeres de un modo preferente y prioritario. Esta
valoración parcial del significado y mérito de la mujer, favorece el
desarrollo del Hembrismo, ya que ensalzar a un grupo culturalmente
de un modo duradero y exclusivo conduce invariablemente a la
apreciación superior y exagerada de este y la minusvalorizació n o
el desprecio de los grupos cuya imagen ha sido menos o nulamente
potenciada, en este caso, y al referirnos a los dos sexos, el grupo
dañado por esta apreciación y potenciación cultural sesgada de uno
de los dos sexos, sería el de los hombres.
MISANDRIA O MISOANDRIA
La Misandria o Misoandria es una valoración negativa o nociva de los
hombres, potenciadora de aversión, desprecio, minusvaloració n,
rechazo u odio hacía la figura masculina y transmitida culturalmente
hasta el punto de convertirse en un elemento educativo. Las
referencias a este término están en correlación directa con las
demandas de diferentes colectivos defensores de los derechos de los
hombres, como puedan ser las Asociaciones de Padres de Familia
Separados o APFS, los grupos como Mandefender y los movimientos de
hombres de cuño masculinista que se encuentran actualmente en una
etapa de desarrollo incipiente pero cada vez más organizada y
presente en la Sociedad. Siguiendo con las valoraciones del tema
realizadas por estos grupos, el origen de este fenómeno es dual y
se consideran generadoras del mismo algunas tendencias feministas
fuertemente influenciadas por un claro sentimiento antivarón, así
como diferentes discriminaciones de género asociadas social e
históricamente con los hombres a partir del rol de género que la
Sociedad les asoció desde sus primeras etapas de desarrollo. Entre
las tendencias de la ideología feminista que potencian la misandria
o misoandria, destacan fundamentalmente aquellas más radicales que
han equiparado el esquema marxista de la lucha de clases a la
relación social e histórica de los dos sexos mediante un esquema
maniqueísta, tendencioso y poco riguroso que equipara lo masculino
con lo privilegiado y opresor, y lo femenino con lo discriminado y
oprimido, favoreciendo estas este sentimiento de odio mediante una
descripción básicamente negativa de lo masculino. Al mismo tiempo el
actual Feminismo de Género, hace suya buena parte de esta
interpretació n sobre el significado de los dos sexos, potencia la
expansión social de estos tópicos e incluso legisla en base a ellos
desarrollando una Legislación de Género claramente tendenciosa en
contra de los varones que culpabiliza y castiga más severamente en
base a la simple masculinidad de la parte acusada, dando lugar al
desarrollo de leyes de autor en contra de los hombres. La Misandria
o Misoandria surgida del feminismo tiene diferentes apariencias y en
sus formas más severas ha expresado un claro posicionamiento a veces
utópico en favor de la guerra de sexos y una apología del exterminio
o la limitación demográfica severa de lo masculino. En sus formas
menos severas favorece mensajes de descrédito, burla, comparación
desmerecedora de los de lo masculino frente a lo femenino
inculcando un esquema psicológico y conductual en el que el hombre
vea y considere su imagen como inferior a la de la mujer, asumiendo
inferioridad respecto a esta, y la mujer entienda y acepte su imagen
como superior a la del varón, en todos los campos fundamentales del
desarrollo personal. Esta tendencia al desprecio y culpabilizació n
de lo masculino de apariencia más moderada da lugar en ciertos
casos a nuevos posicionamientos radicales, cuando configura una
percepción sexista y discriminatoria de la Humanidad según la cual
esta tendría sus representantes más aventajadas y evolucionadas en
las mujeres, respecto a las cuales los hombres serían seres de
segunda categoría, superados por ellas en la mayor parte de valores
o capacidades, salvo en los relacionados con la fuerza física o la
potencia y resistencia del esfuerzo muscular y en los que se
defiende la relación heterosexual a la luz de un nuevo prisma en el
que el hombre debe quedar subordinado a la mujer en virtud de sus
supuestas limitaciones intelectuales, biológicas y morales respecto
a esta. Surge así el llamado movimiento ginárquico, o de gobierno de
lo femenino, marginal pero de tendencia internacionalista, el cual
replantea bajo este pilar básico de superioridad femenina todos los
aspectos de la convivencia social, desde el nivel del poder político
a los aspectos más cotidianos o íntimos de la convivencia familiar,
donde el hombre también debería acatar el mando de la mujer,
expresando esta subordinación a partir de nuevas conductas sexuales,
rituales de socialización y relación entre los dos sexos en los que
el domino y privilegio femenino fuesen más que patentes y
frecuentemente reconocidos por los hombres- que llegan a ser
denominados por ciertos sectores especialmente extremistas de este
movimiento como submachos y considerados como pertenecientes desde
un punto de vista evolutivo a una categoría inferior a la de los
animales- a través de diferentes conductas de doblegación,
sometimiento, alienación, humillación, maltrato físico y
psicológico, esclavización y control sexual, discriminació n,
explotación de lo masculino en beneficio de la mujer, y en los
posicionamientos más radicales dentro de esta tendencia política la
castración, el asesinato de los hombres no dispuestos a cooperar con
los fines y principios de la ginarquía, la privación de cualquier
derecho a los varones respecto a las mujeres o incluso el exterminio
de lo masculino en el momento en que esta opción resulte viable para
la Sociedad Ginárquica.
En su vertiente nacida de las discriminaciones de género masculinas
algunos de los representantes de los movimientos masculinistas
consideran que la misandria ha tenido y tiene también una
significativa influencia social e histórica como resultado de dos de
las principales y más atávicas de estas discriminaciones, por un
lado "la competencia extrema entre varones" y de otro "la
vinculación de lo masculino al riesgo", fruto ambas de la división
de roles asignada por la Sociedad a ambos sexos en los primeros
colectivos humanos en virtud de sus diferencias biológicas, la cual
origino una orientación y capacitación de lo masculino para el
dominio y control del medio externo, más arriesgado y dañino sobre
todo en épocas pretéritas de lo que lo era el medio interno o
doméstico asignado fundamentalmente a la mujer. De la primera de
estas discriminaciones han surgido las guerras, la desunión y el
enfrentamiento masculino, la falta de solidaridad entre varones y de
esta la incapacidad transmitida educativamente a los hombres para
configurar un movimiento unitario masculino en las actuales
sociedades democráticas, handicap no vivido por las mujeres y que ha
facilitado su movimiento particular encaminado a resolver sus
propias discriminaciones, aumentando este hecho la deuda histórica
de la Sociedad con los hombres al no facilitar esta su
concienciació n como grupo o movimiento unido de liberación. El
feminismo agrava esta situación al definir al hombre como
privilegiado social e histórico mentalizando aun más a la Sociedad
para insensibilizarse ante las discriminaciones masculinas,
hacerlas invisibles y a partir de ahí perpetuarlas
De la segunda, "la vinculación de lo masculino al riesgo", se ha
derivado el asociar con lo masculino tendencias autodestructivas,
una mayor indiferencia al sufrimiento de los hombres y la aceptación
con un muy escaso grado de sonoridad o alarma social de la figura
masculina en situaciones de peligro, daño, discriminació n o
perjuicio, aunque estos sean severos.
FEMICENTRISMO
El femicentrismo es una interpretació n del mundo y de las relaciones
sociales centrada en el punto de vista femenino, tendente a orientar
en gran medida las políticas y recursos sociales en beneficio de la
mujer, ya sea erradicando sus discriminaciones específicas de un
modo preferente y minucioso, al mismo tiempo que se invisibilizan e
ignoran las masculinas, o tratando de potenciar una mejora
prioritaria de la capacidad y calidad de vida de la mujer en
comparación a la del hombre, o favoreciendo la solución de cualquier
conflicto de intereses entre los dos sexos mediante posicionamientos
asimétricos clara y habitualmente favorables a la parte femenina.
Las referencias a este término están en correlación directa con las
demandas de diferentes colectivos defensores de los derechos de los
hombres, como puedan ser las Asociaciones de Padres de Familia
Separados, los grupos como Mandefender y los movimientos de hombres
de cuño masculinista que se encuentran actualmente en una etapa de
desarrollo incipiente pero cada vez más organizada y presente en la
Sociedad, y es considerada por estos colectivos como un resultado
inevitable del auge cultural, social y político de la ideología
preigualitaria feminista, la cual posicionada desde sus primeros
dogmas y postulados a favor de uno de los dos sexos, conduce
invariablemente a la discriminació n del otro, si no se introducen
elementos correctores que afecten a su dinámica fundamental,
tendenciosa, liberadora y potenciadora de lo femenino, pero al mismo
tiempo parcial y a la larga claramente sexista. La transversalidad
del pensamiento feminista, el auge e influencia política creciente
en todos los países de las organizaciones afines con esta ideología,
favorece que tanto el feminismo como sus intereses y acciones
claramente asimétricos alcancen un creciente grado de influencia en
los aspectos culturales, políticos y sociales. La formación de
profesionales de género y su diseminación en todos los recintos
sociales favorecen el desarrollo de un fuerte control totalitario
feminista, notablemente apoyado por el ventajismo circunstancial que
otorga a este movimiento ideológico su pertenencia a lo
políticamente correcto, hecho que favorece su avance sin apenas
recibir críticas institucionales o académicas, y la ausencia de un
grupo opositor organizado de suficiente influencia social y con el
adecuado grado de respaldo político como para moderar las demandas
exageradas del feminismo.
El Hembrismo es una actitud de prepotencia de las mujeres respecto
de los hombres, o bien un parcialismo discriminatorio claramente
favorable a la mujer en acciones u opiniones. Su significación es en
muchos aspectos contraria a la del Machismo, pero también es
englobable dentro del fenómeno del sexismo y la discriminació n
sexual, sólo que con este término se expresarían aquellas
discriminaciones y perjuicios que favorecen a las mujeres y
perjudican los hombres. Las referencias a este término están en
correlación directa con las demandas de diferentes colectivos
defensores de los derechos de los hombres, como puedan ser las
Asociaciones de Padres de Familia Separados o APFS, los grupos como
Mandefender y los movimientos de hombres de cuño masculinista que se
encuentran actualmente en una etapa de desarrollo incipiente pero
cada vez más organizada y presente en la Sociedad, y haciendo uso de
este término se han criticado aquellas acciones llevadas a cabo
por un sector considerable del Feminismo las cuales han desarrollado
un claro ventajismo político, social, cultural y legal a favor de la
mujer perjudicando comparativa o directamente a los hombres. Es pues
un término que señala los abusos del feminismo en sus tendencias más
rádicales y femicéntricas o misándricas, separándolas de las
tendencias igualitarias y de demanda justa de la solución de las
discriminaciones femeninas del llamado Demofeminismo o feminismo
igualitario, las cuales partiendo de un proceso de análisis parcial
y selectivo de la discriminació n sexual consideran sólo dentro de la
misma aquellos aspectos sociales e históricos que han perjudicado a
la mujer, soslayando y condenando de paso a la invisibilidad los que
han perjudicado a los hombres, utilizando a partir de ahí un
lenguaje victimista, argumento central de la célebre obra de crítica
del pensamiento feminista de Elizabeth Badinter "por mal camino",
claramente tendencioso e incompleto por considerar sólo la
discriminació n de la mujer, pero que articulado hábilmente por parte
de diferentes grupos de presión y contando con el apoyo de los
medios para la difusión de esté mensaje da una considerable
capacidad de influencia política a quienes lo utilizan. También
favorece el desarrollo del hembrismo la transmisión de una imagen
maníquea y desdibujada de lo masculino y lo femenino, claramente
negativa hacía los hombres y marcadamente positiva hacía las
mujeres, lo cual deriva en una interpretació n diferenciada de los
dos sexos que perjudica a los varones. En este último sentido es
clave el llamado proceso de "empoderamiento femenino", elemento
cultural nacido del feminismo y en el que esta ideología tiene un
gran interés, mediante el cual se pretende potenciar la imagen,
autoestima, sensación de capacidad, y la tendencia y asunción del
liderazgo en las mujeres de un modo preferente y prioritario. Esta
valoración parcial del significado y mérito de la mujer, favorece el
desarrollo del Hembrismo, ya que ensalzar a un grupo culturalmente
de un modo duradero y exclusivo conduce invariablemente a la
apreciación superior y exagerada de este y la minusvalorizació n o
el desprecio de los grupos cuya imagen ha sido menos o nulamente
potenciada, en este caso, y al referirnos a los dos sexos, el grupo
dañado por esta apreciación y potenciación cultural sesgada de uno
de los dos sexos, sería el de los hombres.
MISANDRIA O MISOANDRIA
La Misandria o Misoandria es una valoración negativa o nociva de los
hombres, potenciadora de aversión, desprecio, minusvaloració n,
rechazo u odio hacía la figura masculina y transmitida culturalmente
hasta el punto de convertirse en un elemento educativo. Las
referencias a este término están en correlación directa con las
demandas de diferentes colectivos defensores de los derechos de los
hombres, como puedan ser las Asociaciones de Padres de Familia
Separados o APFS, los grupos como Mandefender y los movimientos de
hombres de cuño masculinista que se encuentran actualmente en una
etapa de desarrollo incipiente pero cada vez más organizada y
presente en la Sociedad. Siguiendo con las valoraciones del tema
realizadas por estos grupos, el origen de este fenómeno es dual y
se consideran generadoras del mismo algunas tendencias feministas
fuertemente influenciadas por un claro sentimiento antivarón, así
como diferentes discriminaciones de género asociadas social e
históricamente con los hombres a partir del rol de género que la
Sociedad les asoció desde sus primeras etapas de desarrollo. Entre
las tendencias de la ideología feminista que potencian la misandria
o misoandria, destacan fundamentalmente aquellas más radicales que
han equiparado el esquema marxista de la lucha de clases a la
relación social e histórica de los dos sexos mediante un esquema
maniqueísta, tendencioso y poco riguroso que equipara lo masculino
con lo privilegiado y opresor, y lo femenino con lo discriminado y
oprimido, favoreciendo estas este sentimiento de odio mediante una
descripción básicamente negativa de lo masculino. Al mismo tiempo el
actual Feminismo de Género, hace suya buena parte de esta
interpretació n sobre el significado de los dos sexos, potencia la
expansión social de estos tópicos e incluso legisla en base a ellos
desarrollando una Legislación de Género claramente tendenciosa en
contra de los varones que culpabiliza y castiga más severamente en
base a la simple masculinidad de la parte acusada, dando lugar al
desarrollo de leyes de autor en contra de los hombres. La Misandria
o Misoandria surgida del feminismo tiene diferentes apariencias y en
sus formas más severas ha expresado un claro posicionamiento a veces
utópico en favor de la guerra de sexos y una apología del exterminio
o la limitación demográfica severa de lo masculino. En sus formas
menos severas favorece mensajes de descrédito, burla, comparación
desmerecedora de los de lo masculino frente a lo femenino
inculcando un esquema psicológico y conductual en el que el hombre
vea y considere su imagen como inferior a la de la mujer, asumiendo
inferioridad respecto a esta, y la mujer entienda y acepte su imagen
como superior a la del varón, en todos los campos fundamentales del
desarrollo personal. Esta tendencia al desprecio y culpabilizació n
de lo masculino de apariencia más moderada da lugar en ciertos
casos a nuevos posicionamientos radicales, cuando configura una
percepción sexista y discriminatoria de la Humanidad según la cual
esta tendría sus representantes más aventajadas y evolucionadas en
las mujeres, respecto a las cuales los hombres serían seres de
segunda categoría, superados por ellas en la mayor parte de valores
o capacidades, salvo en los relacionados con la fuerza física o la
potencia y resistencia del esfuerzo muscular y en los que se
defiende la relación heterosexual a la luz de un nuevo prisma en el
que el hombre debe quedar subordinado a la mujer en virtud de sus
supuestas limitaciones intelectuales, biológicas y morales respecto
a esta. Surge así el llamado movimiento ginárquico, o de gobierno de
lo femenino, marginal pero de tendencia internacionalista, el cual
replantea bajo este pilar básico de superioridad femenina todos los
aspectos de la convivencia social, desde el nivel del poder político
a los aspectos más cotidianos o íntimos de la convivencia familiar,
donde el hombre también debería acatar el mando de la mujer,
expresando esta subordinación a partir de nuevas conductas sexuales,
rituales de socialización y relación entre los dos sexos en los que
el domino y privilegio femenino fuesen más que patentes y
frecuentemente reconocidos por los hombres- que llegan a ser
denominados por ciertos sectores especialmente extremistas de este
movimiento como submachos y considerados como pertenecientes desde
un punto de vista evolutivo a una categoría inferior a la de los
animales- a través de diferentes conductas de doblegación,
sometimiento, alienación, humillación, maltrato físico y
psicológico, esclavización y control sexual, discriminació n,
explotación de lo masculino en beneficio de la mujer, y en los
posicionamientos más radicales dentro de esta tendencia política la
castración, el asesinato de los hombres no dispuestos a cooperar con
los fines y principios de la ginarquía, la privación de cualquier
derecho a los varones respecto a las mujeres o incluso el exterminio
de lo masculino en el momento en que esta opción resulte viable para
la Sociedad Ginárquica.
En su vertiente nacida de las discriminaciones de género masculinas
algunos de los representantes de los movimientos masculinistas
consideran que la misandria ha tenido y tiene también una
significativa influencia social e histórica como resultado de dos de
las principales y más atávicas de estas discriminaciones, por un
lado "la competencia extrema entre varones" y de otro "la
vinculación de lo masculino al riesgo", fruto ambas de la división
de roles asignada por la Sociedad a ambos sexos en los primeros
colectivos humanos en virtud de sus diferencias biológicas, la cual
origino una orientación y capacitación de lo masculino para el
dominio y control del medio externo, más arriesgado y dañino sobre
todo en épocas pretéritas de lo que lo era el medio interno o
doméstico asignado fundamentalmente a la mujer. De la primera de
estas discriminaciones han surgido las guerras, la desunión y el
enfrentamiento masculino, la falta de solidaridad entre varones y de
esta la incapacidad transmitida educativamente a los hombres para
configurar un movimiento unitario masculino en las actuales
sociedades democráticas, handicap no vivido por las mujeres y que ha
facilitado su movimiento particular encaminado a resolver sus
propias discriminaciones, aumentando este hecho la deuda histórica
de la Sociedad con los hombres al no facilitar esta su
concienciació n como grupo o movimiento unido de liberación. El
feminismo agrava esta situación al definir al hombre como
privilegiado social e histórico mentalizando aun más a la Sociedad
para insensibilizarse ante las discriminaciones masculinas,
hacerlas invisibles y a partir de ahí perpetuarlas
De la segunda, "la vinculación de lo masculino al riesgo", se ha
derivado el asociar con lo masculino tendencias autodestructivas,
una mayor indiferencia al sufrimiento de los hombres y la aceptación
con un muy escaso grado de sonoridad o alarma social de la figura
masculina en situaciones de peligro, daño, discriminació n o
perjuicio, aunque estos sean severos.
FEMICENTRISMO
El femicentrismo es una interpretació n del mundo y de las relaciones
sociales centrada en el punto de vista femenino, tendente a orientar
en gran medida las políticas y recursos sociales en beneficio de la
mujer, ya sea erradicando sus discriminaciones específicas de un
modo preferente y minucioso, al mismo tiempo que se invisibilizan e
ignoran las masculinas, o tratando de potenciar una mejora
prioritaria de la capacidad y calidad de vida de la mujer en
comparación a la del hombre, o favoreciendo la solución de cualquier
conflicto de intereses entre los dos sexos mediante posicionamientos
asimétricos clara y habitualmente favorables a la parte femenina.
Las referencias a este término están en correlación directa con las
demandas de diferentes colectivos defensores de los derechos de los
hombres, como puedan ser las Asociaciones de Padres de Familia
Separados, los grupos como Mandefender y los movimientos de hombres
de cuño masculinista que se encuentran actualmente en una etapa de
desarrollo incipiente pero cada vez más organizada y presente en la
Sociedad, y es considerada por estos colectivos como un resultado
inevitable del auge cultural, social y político de la ideología
preigualitaria feminista, la cual posicionada desde sus primeros
dogmas y postulados a favor de uno de los dos sexos, conduce
invariablemente a la discriminació n del otro, si no se introducen
elementos correctores que afecten a su dinámica fundamental,
tendenciosa, liberadora y potenciadora de lo femenino, pero al mismo
tiempo parcial y a la larga claramente sexista. La transversalidad
del pensamiento feminista, el auge e influencia política creciente
en todos los países de las organizaciones afines con esta ideología,
favorece que tanto el feminismo como sus intereses y acciones
claramente asimétricos alcancen un creciente grado de influencia en
los aspectos culturales, políticos y sociales. La formación de
profesionales de género y su diseminación en todos los recintos
sociales favorecen el desarrollo de un fuerte control totalitario
feminista, notablemente apoyado por el ventajismo circunstancial que
otorga a este movimiento ideológico su pertenencia a lo
políticamente correcto, hecho que favorece su avance sin apenas
recibir críticas institucionales o académicas, y la ausencia de un
grupo opositor organizado de suficiente influencia social y con el
adecuado grado de respaldo político como para moderar las demandas
exageradas del feminismo.
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