sábado, mayo 31, 2008

Tendremos "comisarias políticas" hasta en la sopa


Tendremos "comisarias políticas" feminazis hasta en la sopa

El Senado aprueba con la abstención del PP una moción

Mié, 28 de Mayo, 2008 5:40 pm

RED FEMINISTA Violencia de Género - FEMINISMO - IGUALDAD - PREVENCIÓN- MUJERES- POLITICA- SALUD REPRODUCTIVA - LAICIDADBuenas.

Las feminazis coparán todos los puestos de poder. Por ley. Lo dice el Tribunal Constitucional. O reacionamos o más nos vale emigrar. A Marte.

http://www.redfemin ista.org/ Noticia.asp? ID=6057

Zugasti

El Senado aprueba con la abstención del PP una moción para crear "unidades de género" en los ministerios

28/05/2008 versión para imprimir
MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -

El Pleno del Senado aprobó hoy con la abstención del Partido Popular, una moción del Grupo Socialista en la que se insta al Gobierno a implantar unidades de género en cada departamento ministerial para garantizar la incorporación de la perspectiva de igualdad "a todas las políticas, a todos los niveles y en todas las etapas".

El texto de la iniciativa, promovido por la socialista Patricia Hernández, argumenta que "la transversalidad" es la mejor herramienta para alcanzar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.

Según explica la senadora, estas unidades, previstas en la Ley de Igualdad, se encargarán de asesorar a los órganos de cada ministerio en la elaboración de la información estadística, de tal manera que se distinga la repercusión que tienen en hombres y mujeres los programas ministeriales.

Además, estas 'Unidades de Igualdad' se dedicarán a realizar estudios, proponer acciones formativas para el personal sobre el principio de igualdad, asesorar en los informes de impacto de género y velar por el cumplimiento de la Ley de Igualdad.

Por ello, el Senado insta al Ejecutivo a desarrollar una reglamentació n específica sobre la organización y funcionamiento de estos órganos, y le solicita que informe a las Cortes Generales, en un plazo máximo de doce meses, sobre la puesta en funcionamiento de las citadas unidades.

"El desamparo y la desesperacion del padre"

 

http://www.noticiaslocales.org/puerto/primeralinea.pdf

 

Hombres, como Ramón Herrera, denuncian su complicada situación. Por LuisFernández

 

Noticias Locales "El Puerto" / 31.05.2008
 
Custodia compartida Los padres luchan diariamente por la custodia compartida de los hijos ante una legislación que no les protege.

 

En casos de separación y divorcio la ley otorga, por norma, la custodia de los menores a la madre.

 

De todos son conocidas las consecuencias negativas que para los hijos tienen los procesos de separación y divorcio en un país como España, en el que, por norma, la guardia y custodia exclusiva

de los menores recae en las madres. Una generalización que, evidentemente, perjudica a los niños, sobre todo, teniendo en cuenta que cada familia es un mundo y, por tanto, la legislación no debería aplicarse cual plantilla estándar en todos los casos. Pero la apabullante lentitud de la justicia no permite personalizar la ley y de ahí surge el estereotipo del hombre como individuo sin interés alguno por el bienestar de sus hijos, dejando todo el peso de la crianza sobre las madres por ese derecho, al parecer, natural e intransferible que se le presupone a la persona que engendra. Aunque la realidad es bien distinta, porque buena parte de los hombres se salen de ese típico tópico antes definido manteniendo una lucha diaria por la custodia compartida de los hijos, al tiempo que se enfrentan a un desamparo legal y, además, a su propia desesperación.

 

La madre no cumple

 

Más de tres años lleva Ramón Herrera García al frente de su particular odisea desde que decidió poner fin a su anterior relación, la misma que le dio una hija de, ahora, 13 años y a la que no ve desde el pasado mes de enero. Y es que, según cuenta no se está cumpliendo el régimen de estancia y comunicación con el menor (mal llamado régimen de visitas). Por eso en octubre del pasado año acudió a la justicia con el fin de que la ley obligase a su ex pareja a efectuar el acuerdo. Tras conseguir una ejecución forzosa por el periodo de tres meses, Herrera asegura no haber faltado a ninguna de las citas programadas por el juez (martes y jueves y fines de semana alternos) en un virtual punto de encuentro fijado en el Centro Comercial El Paseo, ante la ausencia de una infraestructura propia en el municipio portuense.

 

De hecho, Ramón dispuso de una autorización del jefe de su empresa para poder salir una hora antes del trabajo y llegar a tiempo a la hora establecida. Los tres meses, y los siguientes hasta la fecha, trascurrieron mientras que Herrera comprobaba como, tampoco, se cumplía la orden del juez a rajatabla. Denuncia tras denuncia, pocas pruebas le sirven a este padre para demostrar que asistió, y asiste, a cada encuentro con puntualidad británica, teniendo en contra la palabra de la madre que asevera que son ella y su hija las que sí están en todas las ocasiones pero Ramón no. No obstante, ocurrió todo lo contrario el pasado martes 27 de mayo cuando Ramón acudió a las siete de la tarde al sitio designado y pudo comprobar, ante la presencia de un testigo y de este medio de comunicación, como, una vez más, su hija no aparecía.

 

Casi dos horas de repetitiva espera que aumentan la desesperación y el desamparo de un padre que sigue luchando, simplemente, por poder disfrutar de su hija. Ni una llamada recibió Ramón para escuchar una de las tantas excusas que la madre que no cumple la ley ya le ha puesto en varias ocasiones.

 

 

"APIF" El lema principal de esta asociación es "el mejor padre son los dos padres"

 

SAP, un mal que afecta a los menores que sufren una separación conflictiva

 

Los afectados reclaman más medios para el juez, un equipo psicosocial y puntos de encuentro para el municipio.

 

Casos como el de Ramón Herrera García hay muchos en todo el territorio nacional, pero concretamente en El Puerto de Santa María, tal y como denuncia este padre, miembro de la Asociación para la Protección

Integral de la Familia (APIF), existe "un maltrato institucional por parte de la Junta de Andalucía que deja sin medios al juez, sin un equipo psicosicial, sin puntos de encuentro y con saturación de expedientes".

En este sentido, para Herrera resulta "demencial que en tres años la Consejería de Justicia y Administración

no haya sido capaz de poner a disposición de las familias en conflicto un equipo técnico psicosocial".

 

Y es que la justicia es lenta en el municipio portuense, como en el resto del país, y en los, aproximadamente, dos años que supone una apelación los menores llegan a sufrir el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP), como, según apunta, es el caso de la niña de Ramón, porque "los hijos no esperan".

 

No obstante, Ramón García continúa "confiando en la acción de la justicia para que proteja a mi hija de las secuelas que le está produciendo todo este proceso".

 

SAP

 

El Síndrome de Alienación Parental supone el desprecio del hijo hacia uno de los progenitores, generalmente el padre, concluyendo en un maltrato psicológico

 

Los niños con padres con separación traumática, debido a la lucha por la custodia compartida, suelen aprehender el Síndrome de Alienación Parental. Un mal gradual por el que, al estar privados del cariño de uno de sus progenitores (generalmente el padre), comienzan a proyectar un desprecio desmedido por los mismos, inculcado, normalmente, por la madre.

 

Entra en juego aquí un posible maltrato psicológico para con los hijos que termina por desestabilizar la vida del menor. Además, ese mismo y supuesto maltrato acaba por perjudicar a la parte afectada como consecuencia del SAP que padece el menor y, en este y en la mayoría de los casos, el padre se siente, también, maltratado psicológicamente. Una situación que se agrava cuando, como en el caso de Ramón, se solicita ayuda a las administraciones públicas y se le es rechazada por argumentos discriminatorios.

 

En definitiva, estas situaciones otorgan un total descrédito a la justicia que no fomenta esa igualdad por la  que tanto se lucha en estos tiempos y que no es capaz de permitir el derecho de un padre a serlo.


viernes, mayo 30, 2008

Judicializar el conflicto familiar no es la solución: Cataluña reactiva ahora la mediación

La Generalitat aprueba el proyecto de ley que regula la vía del diálogo para intentar desatascar los juzgados

"La mediación es la vía más civilizada, avanzada, dialogada y asumible de resolver los conflictos". Son palabras de la consejera de Justicia de la Generalitat de Cataluña, Montserrat Tura, tras aprobar el Gobierno catalán el proyecto de Ley de Mediación para intentar desatascar los juzgados.

 

La decisión de la Generalitat viene a demostrar que judicializar el conflicto familiar no es la mejor solución, aunque se trate de la política puesta en práctica por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y otras comunidades autónomas socialistas que, además, han arrinconado la figura del mediador familiar.

 

De hecho, lo único que ha conseguido hasta ahora la llamada Ley de Violencia de Género, donde se obvia la conciliación, es colapsar los juzgados y los servicios policiales.

 

Otros de sus 'logros' han sido empeorar la situación de las parejas y fracasar en su objetivo principal, o sea reducir el número de feminicidios. Unos feminicidios que han ido en aumento en los últimos años, al tener una relación directa con la ruptura de la pareja.

 

Mediación, la mejor salida

 

Sin embargo, en caso de conflicto de pareja, la mediación siempre se ha revelado como la mejor salida para conseguir una reconciliación, evitar separaciones traumáticas o, en caso de no poder evitar la separación, que ésta se produzca de la forma más razonable y civilizada posible.

 

Así lo constataban recientemente los terapeutas de pareja: "de las parejas que acuden a terapia, un 60% suele superar la crisis", aseguraba la psicóloga y divulgadora Pilar Varela, autora del libro Amor puro y duro.

 

Esta opción, pues, será mucho más viable en Cataluña con la aprobación del proyecto de Ley de Mediación propuesto por la Generalitat. En la presentación del mismo, la consejera Tura subrayó el hecho de que, una vez aprobado por el Parlamento, la nueva Ley de Mediación permitirá descargar de trabajo a jueces y funcionarios.

 

La responsable de Justicia consideró que se necesita un "cambio cultural" para que la gente deje de buscar soluciones judiciales a sus conflictos y apueste por la mediación que "da celeridad a un proceso conflictivo".

 

Ahora bien, para que ese cambio se produzca, es necesario que la propia administración facilite, con medidas como ésta, que los ciudadanos puedan recurrir a soluciones conciliadoras para afrontar sus conflictos.

 

En este caso, la ley prevé la creación del Centro de Mediación de Derecho Privado de Cataluña, que impulsará esta práctica, hasta ahora ignorada en el resto de España.

 

La consejera explicó también que hay tres maneras de iniciar un proceso de mediación: a petición de las dos partes en conflicto, de común acuerdo; a petición de una de ellas con la conformidad de la otra; y una vez ha llegado el caso a los juzgados, por orden del juez si lo aceptan las partes enfrentadas.

 

El acuerdo, que debe alcanzarse en un plazo de 60 días prorrogable y en casos excepcionales a 90, será enviado posteriormente a la autoridad judicial para su aprobación.

 

Mediadores 'en paro'

 

Cabe resaltar que, según publica el diario AVUI, de los 1.447 mediadores que están homologados en Cataluña, 1.247 están inactivos y 200 no ejercen, lo que da una idea de las nefastas consecuencias de la política adoptada por el Gobierno español en materia de conciliación familiar.

 

Al mismo tiempo, hay que destacar que los juzgados contra el maltrato se hayan a la cabeza del ranking de jueces interinos, tal como ha constatado el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en su último informe sobre la movilidad de los jueces y magistrados.

 

Los juzgados de Violencia contra la Mujer no se encuentran entre los preferidos de los jueces y son los que tienen un mayor índice de rotación y menos estabilidad en la plantilla, aseguran desde el CGPJ.

Cifras preocupantes

 

A este hecho hay que añadir otros datos, como el gran número de denuncias por violencia doméstica que llegan a los juzgados, más de 170 por día en 2007; el total de procedimientos judiciales abiertos por esta causa desde la entrada en vigor de la tutela judicial, 207.623; el número de personas juzgadas por este motivo, que supera las 69.500; el de personas condenadas, unas 50.000; o el de hombres encarcelados por este motivo, alrededor de 4.000.

 

Por otra parte, la mediación familiar también puede reducir el número de mujeres que necesitan protección policial, unas 84.000 a mediados de febrero de este año, actualmente imposible de cubrir con los efectivos destinados a esta labor.

 

Según denunciaba la propia Confederación Española de Policía, hay provincias donde un solo policía prejubilado o en segunda actividad está destinado a proteger a unas cien supuestas víctimas de malos tratos, cuando la ley establece que no puede superar la decena.

 

Todo ello es consecuencia de que, al acumularse las denuncias, resulta difícil delimitar con facilidad qué casos son realmente de violencia doméstica o qué casos no pasan de ser una denuncia injustificada o incluso falsa, algo que ya han denunciado varias asociaciones de padres separados.

 

En realidad, la Ley de Violencia de Género no deja de ser una muestra más de la aplicación de una ideología de género que no considera que haya unas patologías personales concretas, sino que parte de la premisa de que el hombre es en potencia, por su naturaleza, violento y agresivo.

 

La anomalía española en este sentido, con respecto a Europa, es más que evidente. Ningún otro país tiene una ley como la española.

 

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martes, mayo 27, 2008

Discriminación positiva: ¿avance progresista o retroceso legal?

Por Javier Akerman

lunes 19 de mayo de 2008 10:54 COT

La reciente aprobación por el Gobierno de España, del Proyecto de Ley contra la Violencia de Género, está sirviendo de excusa para reactivar el debate sobre la "Discriminación Positiva" cuando se aplica con la intención de restaurar el desequilibrio de género o de otra clase. En otros países de Europa y de América este asunto casi siempre provoca enconados debates y enfrentamientos más pasionales que racionales.

Crayones

La discriminación positiva, en términos generales, es una política social dirigida a mejorar la calidad de vida de grupos desfavorecidos, proporcionándoles la oportunidad de equilibrar su situación de mayor desventaja social. El mecanismo de su funcionamiento significa la "excepción al principio de igual trato", contemplada en el marco legislativo; esto es: "tratar con desigualdad lo que de partida tiene una situación desigual".

El Derecho Antidiscriminatorio intenta paliar la situación de injusticia que sufren quienes pertenecen a un determinado grupo en relación a quienes pertenecen a otro grupo; con lo que el alcance del principio de igualdad se extiende más allá de la mera concepción del individuo. Reflexionemos bien sobre esto, pues sus implicaciones van mucho más allá del mero marco jurídico.

El reconocimiento y constatación de la existencia de desigualdades sociales legitima la intención de eliminar los mecanismos de discriminación por cuestión de sexo, raza, origen étnico, edad, opción sexual o discapacidades existentes; pero legitimar una solución no debe implicar que se cree una indefensión jurídico-social al otro grupo, pues de lo contrario conculcaría el principio de igualdad ante la ley de todos los ciudadanos. En este mismo sentido se ha ido desarrollando en la Unión Europea una amplia base legal de la denominada eufemísticamente "acción positiva", que avala su desarrollo práctico y jurídico en el concepto de justicia aplicada.

Tenemos un gran número de ejemplos sobre la aplicación de la discriminación positiva, por diferentes motivos: La "Europa de distintas velocidades" significa precisamente dar un tratamiento desigual a realidades colectivas desiguales; la discriminación positiva como vía para integrar las minorías lingüísticas en un marco de cooficialidad en España; la reserva de un "tanto por ciento" de puestos de trabajo en el sector público para personas con discapacidades; las bonificaciones empresariales por determinadas contrataciones a grupos más desfavorecidos; la "ley de paridad electoral" que obliga en España a incluir en las candidaturas a la mitad de mujeres en las listas electorales, etc.

Hombre postrado sobre una mesa

En la Unión Europea, con la aprobación del Tratado de Ámsterdam, se acabó legalmente con la controversia (al menos en parte), al elevar al rango de Tratado la norma que antes provocaba la excepción al principio de igual trato, pues aunque con el Tratado no se incorpora un mandato expreso de discriminación positiva, sí reconoce su compatibilidad con el principio de igualdad formal recogido en el mismo, lo que entra en contradicción flagrante con la misma Ley y genera una interpretación kafkiana de la misma, casi una "esquizofrenia legalista".

En España, la doctrina del Tribunal Constitucional ha establecido que no serán contrarios al artículo 14 de la Constitución, que proclama la igualdad de sexos, "los tratos diferenciados a favor de las mujeres con el fin de corregir desigualdades de partida, de eliminar situaciones discriminatorias, de conseguir resultados igualadores y de paliar la discriminación sufrida por el conjunto social de las mujeres". Se vislumbra en todo ello un "tufillo" de proteccionismo patriarcal hacia el sexo femenino que resulta reprobable, tanto por hombres como por mujeres.

La especialista Hanna Beate Schoepp-Schilling justifica las medidas de discriminación positiva y las clasifica en tres grupos:

  • Justicia compensatoria: se trataría de compensar a las mujeres por las desventajas y la discriminación que han sufrido como colectivo a lo largo de la historia.
  • Justicia distributiva: se trataría de reajustar el desequilibrio existente entre hombres y mujeres.
  • Utilidad social: se trataría de movilizar el potencial económico y social de las mujeres para el bien común de toda la sociedad.

Con estas medidas se pretende forzar a que se respete la paridad de sexos, pero también en la administración pública e incluso en los consejos de administración de las empresas, lo que abre otra línea de posible debate. Esta ley es, a mi juicio, absurda ya que ante el caso de dos candidatos (hombre y mujer) en el que el hombre está más capacitado puede obligar a que sea la mujer la elegida. Injusto para el hombre y denigrante para la mujer, que sabe que ocupa ese puesto no por méritos propios, sino por su condición de género.

Hombres, mujeres… personas

¿Por qué no hablamos mejor de "personas"? La capacidad y las aptitudes de cada individuo deben estar por encima del sexo, pues de lo contrario estamos creando (de hecho en España ya lo hemos legislado) una Ley (o leyes) discriminatorias que pueden ser el germen de futuras leyes que constriñan los derechos fundamentales de la persona.

Cargando una cruz

Desde la perspectiva del estudioso jurista Alfonso Ruiz Miguel, la discriminación positiva, a la que él denomina discriminación inversa "es una forma de diferenciación para la igualdad". Opta por la palabra inversa en la medida, dice, que ésta alude "a la inversión de una discriminación precedente, mediante una discriminación de signo opuesto". Distingue además entre discriminación inversa o positiva respecto de acción positiva o afirmativa; señalando que éstas últimas "son medidas menos drásticas y radicales que aquellas que tienen un carácter discriminatorio y no simplemente desigualitario y que además se producen en una situación de especial escasez, lo que implica perjuicios a otras personas (…) ("Palabras para la Igualdad")".

No pretendo sentar cátedra en un tema tan candente y delicado, además de actual. Mi intención es proponer una sosegada reflexión sobre la discriminación positiva y que todas las personas, seamos hombres, mujeres, negros, blancos, discapacitados, gays o heretosexuales, pensemos que ante todo somos seres humanos y en el ámbito social formamos parte de la sociedad como ciudadanos a los que nos debe asistir el justo derecho a la igualdad y a la no discriminación. La lucha por esa legítima igualdad no debe ir en detrimento de los mismos principios que amparan los valores supremos de justicia, equidad y amparo legal. No empañemos los razonamientos jurídicos con argumentos emocionales, pues desde esa perspectiva iremos en una dirección, a mi modo de ver, equivocada, flanqueada por dos frentes que defienden sus intereses uno en detrimento del otro. Creo que hay otros caminos, más justos, igualitarios y no discriminatorios, pues la misma palabra ("discriminación"), ya sea positiva o negativa, es fuente de controversia.

La educación del individuo en el respeto al "otro" y potenciar una sana conciencia cívica desde la infancia, superando los sexismos existentes, son algunas claves que deberán empezar a estudiarse en un futuro próximo. Creo que en pleno siglo XXI debemos avanzar en el camino de la integración y no en el de la confrontación. Es tarea de todos.


"Discriminado por ser hombre"

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Discriminado/ser/hombre/elpepisoc/20080527elpepisoc_1/Tes

 

La custodia compartida se abre paso como la mejor opción para los hijos de separados - Pero el 97% se concede a la madre - ¿Queríamos igualdad?

 

PERE RÍOS 27/05/2008

 

Hace décadas eran vistos como bichos raros, pero ahora son legión. Más de 110.000 menores ingresan cada año en el ya saturado club de hijos de divorciados. Niños que tendrán que habituarse, una de dos, a la ausencia de un progenitor, casi siempre el padre, o a vivir a caballo entre dos casas.

 

Hace décadas eran vistos como bichos raros, pero ahora son legión. Más de 110.000 menores ingresan cada año en el ya saturado club de hijos de divorciados. Niños que tendrán que habituarse, una de dos, a la ausencia de un progenitor, casi siempre el padre, o a vivir a caballo entre dos casas. Los expertos creen que suele ser mejor para ellos lo segundo, la custodia compartida, pero los jueces siguen decidiendo lo primero. El 97% de las separaciones acaban con los hijos bajo la custodia de la madre. Una inercia difícil de romper. ¿Está discriminado el varón en las separaciones? Muchos creen que sí.

 

Lo importante no es, dicen los especialistas, que los hijos vayan de una casa a otra, sino que el padre desaparezca de sus vidas tras la ruptura, algo que favorece la ley española. El Código Civil considera "excepcional" la custodia compartida y para otorgarla es necesario el informe favorable del fiscal, algo que en países europeos como Francia es habitual y que en el caso de Suecia, por ejemplo, supera el 90% de los casos. De las 15.721 rupturas registradas en los juzgados de España en 2006 de las que tienen datos, en 15.296 casos es el padre quien paga la pensión de alimentos y sólo en 425 ocasiones lo hace la madre. Es decir, en el 97,28% de los casos la custodia de los menores se concede a la mujer.

 

La sentencia de divorcio al uso en España atribuye a la mujer la custodia de los hijos, el domicilio conyugal y una pensión de alimentos. Esas tres patas son las que analiza por separado un proyecto de ley catalán que en pocas semanas entrará en el Parlamento de esa comunidad. Es un texto pionero en España en el que se establece que la custodia compartida será la norma habitual que aplicarán los jueces y obliga a los padres a presentar en el juzgado un plan de parentalidad sobre cómo piensan ejercer esa responsabilidad tras la ruptura. El proyecto, además, separa las cuestiones patrimoniales, como la casa y la pensión, de las afectivas, relacionadas con los hijos.

 

Diversas asociaciones de padres separados entienden que ése es el camino y ya han empezado a exigir al Gobierno de Rodríguez Zapatero que cambie la ley actual. Uno de los que está más implicado en esa batalla es Joan Carles Castañé, que saltó a los medios de comunicación hace unos meses, cuando una juez le negó la custodia compartida de sus dos hijos porque era cojo, entre otras razones. Recurrió y la Sección 18 de la Audiencia de Barcelona no sólo no le dio la razón, sino que modificó el pacto que tenía con su ex mujer sobre el régimen de visitas a los hijos, que ahora tienen ocho y cuatro años. En aplicación de esa sentencia, los niños pernoctan los lunes con la madre; el martes, en casa del padre; el miércoles vuelven con la madre; el jueves están con el padre desde que salen del colegio hasta las 20.00. Después con la madre y, el viernes empieza el fin de semana con el progenitor que corresponda, alternativamente.

 

Las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que en 2006 se produjeron en España 145.745 rupturas matrimoniales -126.952 divorcios y 18.793 separaciones-, que afectaron a 110.982 hijos menores de edad. Una cifra notable comparada con las 211.818 bodas que se celebraron el mismo año. Durante 2005, se rompieron otras 136.876 parejas y los menores afectados fueron 86.465.

 

Del comportamiento de esos padres y de la decisión del juez depende la vida cotidiana de centenares de miles de niños en España. Y es que las mujeres siguen siendo, en su gran mayoría, las encargadas de la crianza y educación de los hijos, pero cada vez surgen más padres que, tras el divorcio, se implican en ello. Y, sin embargo, la justicia no les reconoce como tales en la mayoría de las ocasiones. A veces, mal aconsejados por sus abogados, renuncian de entrada a pedir la custodia compartida. ¿No hablábamos de sociedad igualitaria?

"No comprendo que los jueces invoquen siempre el interés del menor y que los niños han de tener una estabilidad emocional y después dicten sentencias como la mía", se lamenta Castañé. Pese al trasiego diario, sus hijos siguen integrados en su medio social y familiar. Su comportamiento es el de miles de hombres y mujeres, que en muchos casos, y si su economía lo permite, se quedan a vivir en el barrio de su antiguo domicilio para mitigar en los menores los efectos de la ruptura.

 

Como Antoni Duran, que tiene 46 años y se separó en 2003. Su ex mujer tiene reconocida la custodia, pero el hijo, de 14 años, pasa la mitad de la semana con su padre y la otra mitad con la madre. Fue él quien se quedó el domicilio conyugal, tras comprarle a ella la mitad, y la mujer se marchó a vivir a otro piso en el mismo barrio del Eixample barcelonés. "Lo importante es tener claro que se separa la pareja, no los hijos, y que se es padre toda la vida", dice.

El profesor de instituto y coordinador pedagógico Alejandro González, con más de 20 años de experiencia, también quita hierro a los efectos de la doble residencia en las notas. "Depende de cada estudiante, pero la movilidad de domicilios incluso puede llegar a ser positiva. Superado el impacto de la ruptura, los chavales aceptan como normal que tienen dos casas y eso no tiene porqué influirles en los estudios".

 

"Lo importante es repartir de manera equitativa el cuidado y la cría de los hijos, aunque sea en dos viviendas distintas". Pero la legislación española no va por ahí, explica Francisco Serrano, juez de familia de Sevilla desde hace 10 años. "No es razonable que se creen más juzgados de violencia sobre la mujer que juzgados de familia. En lugar de favorecer la mediación se está estimulando el conflicto". Julio Bronchal, psicólogo especializado desde hace más de 10 años en conflictos familiares y maltrato infantil también lo tiene claro. "Siempre es preferible el tránsito entre domicilios de padres que la ausencia de uno de ellos", que es la situación que viven la mayoría de hijos de padres separados.

 

En las relaciones de pareja, como en las de padres e hijos, la distancia puede ser el olvido. O no. Elisa G., de 39 años, vive en Santander y se separó en 2005. Tiene la custodia de los dos hijos, mellizos de 11 años, que están con su padre dos días por semana y fines de semana alternos. Él se quedó a vivir en el mismo barrio, "y eso ha sido muy bueno para los niños, pero no para mí". Reclama que no se revele su identidad y explica que se ha sentido acosada durante años "por un hombre que es muy celoso y que me lo ha hecho pasar muy mal, hasta el punto de ponerme un detective para seguir controlándome".

 

Otro caso bien distinto. El magistrado José Luis Carratalá vivía en Valencia. En 2001 se acabó su matrimonio y se fue a ejercer a Barcelona. El hijo se quedó con la madre y desde entonces Carratalá recorre 700 kilómetros cada dos semanas, entre ir y volver, para estar con él. "Vale la pena. Es mi obligación como padre y el chaval lo agradece", dice.

 

"Lo importante es evitar el conflicto. A un niño no le deberían preocupar las consecuencias del divorcio, sino estudiar y pasárselo bien". Quien habla así es Amor Martos, de 30 años y administrativa de profesión. Acaba de fundar la Asociación de Hijos de Padres Separados. Los suyos rompieron en 1991. "Me robaron la juventud", dice al evocar su experiencia. Durante cinco años frecuentó las comisarías de policía, porque cuando estaba con su madre se escapaba con su hermano pequeño a casa del padre, al que no se le permitía visitar.

 

El suyo es un caso extremo, pero no es excepcional, porque en ocasiones son las mujeres las que pierden el contacto con los hijos. Amaya Puente de Muñozgoren tiene 49 años, es telefonista y vive en Palma de Mallorca. Tiene cinco hijos de entre 28 y 12 años y vivía en una situación económica muy cómoda por los ingresos de su marido. En julio de 2005 él se fue a vivir a la casa de veraneo de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) con los pequeños y la madre nunca más ha podido estar con ellos. El hombre tiene la custodia y ella explica que es porque ha manipulado a los menores y ellos "han preferido el dinero y la comodidad que les ofrece su padre a la presencia de su madre". Es lo que algunos psicólogos definen como síndrome de alienación parental (SAP), el rechazo hacia un progenitor que el otro crea en el hijo.

 

Algunos colectivos niegan el SAP argumentando que no está diagnosticado por la Organización Mundial de la Salud, pero se llame como se quiera, los psicólogos lo constatan desde hace tiempo cuando analizan a los hijos y entregan su informe al juez. Amaya explica que en estos casi tres años transcurridos desde la marcha, ha viajado de Palma de Mallorca a Cádiz en 14 ocasiones y que nunca pudo ver a sus hijos.

 

A pesar de que los divorcios y sus consecuencias afectan durante años a centenares de miles de personas, en España no existe una jurisdicción especializada en familia, como ocurre con los juzgados mercantiles o de menores, entre otros. En algunas grandes ciudades hay juzgados a los que se les atribuyen esas competencias exclusivas en familia y en el resto son juzgados de primera instancia e instrucción, en los que el mismo juez que decide sobre los efectos de una separación, sentencia una riña de vecinos o encarcela a un ladrón.

 

Posiblemente si hubiera jueces especializados serían más sensibles a casos como el de Joan Vilà, empresario de 44 años que vive en Barcelona. Hace ocho meses que su ex mujer se fue a vivir a Sevilla, a 1.200 kilómetros, con sus hijas, de 11 y 8 años. Él lo denunció y la justicia la requirió para que regresara, pero ahora otra resolución judicial la autoriza a seguir allí. Juan Martos también vive en Barcelona y tiene una hija de ocho años a la que se llevó su madre a Miranda de Ebro (Burgos) en julio de 2006 y todavía no ha vuelto. La justicia le reconoció la posibilidad de visitarla cada 15 días. "Hace dos meses que dejé de ir, porque no puedo pagarlo", dice.

 

La cuestión de fondo es que, tal y como funciona nuestro sistema judicial, no existe un control efectivo en la ejecución de las sentencias de familia, empezando por el incumplimiento del pago de las pensiones de alimentos, que es un delito, y acabando por los impedimentos para que los progenitores estén con sus hijos cuando les corresponda, sea en fin de semana o vacaciones. Son situaciones que requerirían una rápida respuesta judicial, porque de nada sirve que un juez reconozca esos derechos cuando ya es tarde.


lunes, mayo 26, 2008

"Constitucional, igualdad, y teorias conspirativas"

http://www.diariodemallorca.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008052500_5_361243_

Domingo 25 de mayo de 2008

MANUEL MOLINA DOMÍNGUEZ En una reciente Sentencia, y por siete votos contra cinco (resolución, por tanto, nada pacífica), el Tribunal Constitucional acaba de declarar que la Ley Integral contra la Violencia de Género es respetuosa con nuestra Carta Magna.


Su posible inconstitucionalidad había sido planteada por una magistrada-juez de Murcia que, al parecer, consideraba que el hecho de que esa ley imponga -por la comisión de hechos idénticos- penas de prisión más altas a un ciudadano (por ser hombre) que a otro (por ser mujer), podría vulnerar -menuda ocurrencia- el "Principio de Igualdad y no discriminación por razón de sexo" contemplado en al art. 14 de la Constitución española. ¡Hay que ser "tiquismiquis"!


Pues bien, a vueltas con dicha Sentencia -intentando comprenderla- y leyendo sobre el tema en la prensa, me encontré, casualmente, con un artículo de opinión publicado sólo unos pocos días antes por una conocida y veteranísima militante del sector más radical del feminismo patrio (ese que parece perseguir la supremacía de la mujer sobre el hombre, y no la igualdad entre ambos).


En dicho artículo (titulado "Malos tiempos para las mujeres") D.ª Lidia Falcón, que así se llama su autora, afirma lo siguiente:


- Que "contra las mujeres se ha desencadenado una campaña (sic) machista";
- Que esa campaña "está cada día más en auge (sic)";
- Que, "por ello (sic), los jueces archivan el 55% de las denuncias por maltrato, considerando que son falsas"; y
- Que todos los hombres que quieren la custodia compartida de los hijos tras los divorcios lo hacen tan solo "con el propósito claro (nuevamente, sic) de no pagar las pensiones de alimentos a los niños".


Como suena. Todo en el mismo saco: "conspiración" de violencia machista; "incomprensible" archivo judicial de las denuncias falsas; y "taimada" solicitud de custodia compartida de los hijos por parte de los malvados y rácanos varones.


Asímismo, en su hiperbólico artículo, D.ª Lidia se permite atacar -entre otros- a la magistrada María Sanahuja (hasta hace poco, juez decana de Barcelona), quien al parecer también es feminista, pero ferviente partidaria de la custodia compartida de los hijos, en beneficio de éstos, tras los divorcios (es decir, "curiosamente", defensora de una verdadera igualdad entre hombres y mujeres).


Pues bien, frente a todo ello se podrían argumentar muchas cosas. Por ejemplo, que somos muchos -inmensa mayoría- los hombres que repudiamos la violencia contra las mujeres (y contra cualquier otra persona, independientemente de su sexo), pero que también estamos en contra de la utilización fraudulenta de ciertos resortes indirectos de esa Legislación de Violencia de Género como instrumento de presión y en perjuicio de muchos hombres inocentes. Es decir, contra las denuncias falsas.

Que difamar a todos los hombres que quieren a sus hijos y creen firmemente en la custodia compartida como medio de seguir participando en la crianza y educación de los menores tras los divorcios, es tan injusto y demagógico como lo sería afirmar que absolutamente todas las mujeres que se niegan a la custodia compartida -y la solicitan para sí, de forma exclusiva- lo hacen con el único objeto de obtener beneficios económicos (¿o es que eso sí le parecería bien a la señora Falcón?).


O que llama la atención la forma en que un sector del feminismo más radical, perdiendo su admirable e histórica razón de ser originaria (la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres; idea justa como pocas), es capaz de rizar el rizo de lo absurdo y defender postulados más machistas que aquel que dice que "la mujer en casa, y con la pierna quebrada". Porque ¿hay algo más ranciamente machista que defender la idea de que, tras los divorcios, las mujeres (por el simple hecho de serlo) están más capacitadas que los hombres, para la crianza y educación de los hijos? Realmente, parece empeñado en hacer bueno aquel viejo aforismo que reza que "los extremos se tocan": en este caso, "feminismo radical" y "machismo recalcitrante".
Se podría argumentar mucho más.


Pero, la verdad -ante lo absurdo e incongruente de dicha teoría de la "conspiración" contra las mujeres, y el resto de sus afirmaciones-, lo único que le diría a la autora del artículo son aquellas palabras que el mago-prestidigitador al que daba vida el genial Woody Allen en su reciente película, titulada "Scoop", dedicaba -con su característico tartamudeo- a una señora del público:

"La adoro, de verdad. Oigan, adoro a esta mujer. Y lo digo de corazón, lo digo sinceramente. Es usted una mujer increíble; y lo digo con el debido respeto. Es usted una mujer maravillosa, lo digo sinceramente. ¡Dios la bendiga! Es un encanto. Lo digo desde el fondo de mi corazón. Es un ser humano increíble y un ejemplo para su raza (sic)".



"Una plataforma feminista rechaza la ley de violencia de genero" Acutalidad Terra 25/05/2008

http://actualidad.terra.es/sociedad/articulo/plataforma_feminista_rechaza_ley_violencia_2498937.htm

violencia machista 25-05-2008

La denominada Plataforma Feminista por la Custodia Compartida ha rechazado el respaldo del Tribunal Constitucional a la ley de violencia de género, una norma que considera contraproducente en la lucha por la igualdad, ha dicho a EFE la portavoz en Andalucía, Belén González Varela.


'Las mujeres y los hombres debemos tener los mismos derechos en cualquier circunstancia de la vida, y no seguir entendiendo que la mujer es siempre la desprotegida; antes tenía que protegernos el padre, después el marido y ahora el Estado', según González Varela, quien ha añadido que 'a la vista está que la ley, además, no está funcionando'.

Entre las carencias de la norma, según la portavoz andaluza de la Plataforma, está que 'no habla de violencia de familia', que 'abre la puerta a las denuncias falsas' y que 'a los padres se les separa de inmediato de los hijos'.

'Vulnera la presunción de inocencia y da por sentado que el hombre es culpable por el hecho de que casi siempre la víctima es la mujer; y es innegable que hay muchos casos en los que las víctimas son las mujeres, pero no todos los casos responden al mismo modelo', ha señalado González.

La Plataforma pretende que la mujeres 'no estén por encima de los hombres, sino al lado, con los mismos derechos y las mismas obligaciones; no creemos en que unas necesiten al Estado para que las cuiden y los otros no'.

La Plataforma cuenta con casi cinco años de historia y, según ha admitido González, está más implantada en Cataluña, donde tiene la adhesión de la escritora Rosa Regás, que en el resto de España, donde 'lo que suena es el feminismo vengativo con los hombres, que se comporta del mismo modo que antes hacía el machismo con las mujeres'.

En Cataluña este nuevo feminismo está más implantado, como lo están también otros movimientos de mujeres con el mismo espíritu, como el de las segundas parejas, o las abuelas, según González, quien también ha recordado que Cataluña tendrá su propia ley en materia de familia, que preverá la custodia compartida en caso de separación.

'Ojalá fuese igual en el resto del país', ha dicho para añadir que 'por un lado tratan de que la mujer trabaje, pero por otro les entregan la custodia exclusiva de los hijos, y eso es contradictorio, porque criar a un hijo en solitario y trabajando es muy complicado, es una cuestión matemática'.

Después de que el Constitucional avalara la constitucionalidad de elevar las penas de prisión para los agresores varones, la Plataforma Feminista por la Custodia Compartida denunció que esta norma 'está propiciando una avalancha de denuncias falsas' y retrotrae 'a una situación machista, mediante la cual la mujer es considerada una víctima frágil' porque 'no es vista como un ser independiente, capaz de luchar por sí misma.'


'Con actitudes como la discriminación sólo se consigue rencor e indefensión', según la Plataforma.



Para contactar con la Plataforma Feminista por la Custodia Compartida lo pueden hacer a traves de su pagina web:

http://www.plafecom.blogspot.com/

domingo, mayo 25, 2008

Manifiesto masculinista

 
 
 
 
INTRODUCCIÓN
 
  1. La estructura de la mayoría de las sociedades humanas pre-industriales estaba basada en el género sexual de los individuos que las integraban. Aquella diferenciación sexual estaba establecida al servicio de una especialización de las funciones que cada miembro debía desempeñar en el seno de la sociedad. Estas funciones estaban perfectamente establecidas y diferenciadas: básicamente, los miembros de género masculino eran los encargados del mantenimiento económico de la prole, y de su defensa frente a posibles ataques exteriores. Los de género femenino tenían a su cargola educación de los hijos y el mantenimiento del hogar familiar.
 2. Aquella forma de estructuración social tenía una base genética, resultado de una lenta evolución de la especie durante millones de años, y tiene todavía hoy su réplica en la mayor parte de las especies animales que existen en la naturaleza.
 3. Los cambios que se han operado en este terreno han sido experimentados exclusivamente por las sociedades industriales, es decir, aquellas que han sufrido los cambios socio-económicos derivados de la Revolución Industrial, llevada a cabo en los siglos XVIII y XIX. Estas sociedades son, básicamente, las occidentales (además de algunos otros países como Japón). Puesto que estas sociedades son precisamente las más poderosas, los cambios operados en ellas han salpicado en mayor o menor medida a las sociedades que no vivieron - o que lo hicieron en menor medida - el   proceso de industrialización.
 4. La reestructuración de las sociedades humanas industriales es el resultado de la necesidad de las mismas de una cantidad mayor de mano de obra de la que había tradicionalmente, habiéndose visto obligadas a forzar la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa, con la consiguiente subversión de los roles establecidos en la antigua forma de organización social.
 5. Sugerimos que esta evolución podría ser considerada como una suerte de racionalización de las sociedades humanas, y signo por tanto, de una civilización más avanzada. En cualquier caso, los cambios operados constituyen una revolución sin precedentes en el mundo natural, y establecen una diferencia considerable entre las sociedades humanas industriales y las no-industriales que todavía perviven (mundo islámico, algunas culturas orientales, culturas indígenas americanas y africanas, etc), así como con la inmensa mayoría de las especies animales, para las que la estructuración de la manada de acuerdo con el género sexual de los individuos sigue y seguirá vigente.
 6. Los cambios que se están dando en las sociedades post-industriales en lo concerniente a los roles de cada sexo no han sido completados, sino que están todavía en proceso de implantación. En estas sociedades se da actualmente una coexistencia de los sistemas de valores tradicionales con innovadores concepciones sociales que rompen con aquellos, principalmente promovidos por el género femenino y por la ideología feminista. En el medio de este proceso, nadie - ni hombres ni mujeres - tiene todavía muy claro cuáles van a ser finalmente esos nuevos valores ni cómo van a ser vividos..
 7. La enorme complejidad que entraña este proceso, y la coexistencia de varios sistemas de valores a un tiempo genera una gran desorientación en la sociedad. Muchas mujeres permanecen aferradas a los valores tradicionales, aunque casi siempre asumen algunos de los valores modernos. Otras eligen comportarse de acuerdo con los modernos, pero encuentran resistencia en su entorno social. Por otra parte, la asunción de los nuevos valores siempre supone una cierta aventura, porque, como hemos establecido, la naturaleza de estos valores no está todavía del todo clara. En cualquier caso, la perspectiva y el discurso adoptados siempre van parejos a la cultura recibida y al entorno (situación económica). Ambos se condicionan mutuamente. Así, en un país rico en el que la mujer tiene buenas expectativas económicas que le permiten ser independiente, esta se puede permitir asumir unos valores mucho más innovadores.
 8. El hombre tampoco escapa a la desorientación que producen estos cambios vertiginosos. Pero su actitud es generalmente pasiva, porque no siente ninguna necesidad de que las cosas cambien, lo cual es completamente natural. Como consecuencia, los hombres generalmente se limitan a asistir al proceso sin intervenir en él, como meros espectadores, siempre a remolque de las mujeres, que constituyen el verdadero motor de los cambios. Sin embargo, como parte activa de la sociedad cambiante, el hombre sufre las consecuencias de este proceso igual que la mujer, y se encuentra si cabe mucho más desorientado que ella ante la marcha de los acontecimientos. Por ello, no sabe frecuentemente qué actitud adoptar ante una mujer ni sabe con claridad lo que se espera de él. El hombre se encuentra con que los valores de la educación recibida chocan frontalmente con los valores de muchas de las mujeres a las que se enfrenta cada día.
 9. El caso particular de nuestro país es especialmente traumático. La sociedad gallega, al igual que otras sociedades europeas, se ha saltado literalmente la Revolución Industrial, manteniéndose hasta bien entrada la década de los 70 como una sociedad eminentemente rural con una economía de subsistencia y una estructura social seudo-feudal . A partir de este momento Galicia se sumerge de lleno en la economía capitalista y se transforma, sin pasos intermedios, en una sociedad post-industrial. Entonces, se suceden de golpe y a ritmo desenfrenado, todos los cambios sociales que no han tenido lugar desde el comienzo de la Revolución, en la Inglaterra del siglo XVIII. Esto acentúa enormemente la situación de desorientación y la pérdida de puntos de referencia estables en la sociedad gallega.
 10. En general, se puede decir que todos, hombres y mujeres, se están resintiendo con el paso del antiguo sistema de relaciones hombre-mujer al moderno. Cada individuo particular se afana en sacar el máximo partido de la situación específica que le ha tocado vivir. Sin embargo, existen en la sociedad una serie de discursos y actitudes que no se corresponden con los objetivos teóricos formulados por la ideología feminista - nombradamente, la consecución de la igualdad plena hombre-mujer en todos los terrenos - sino que buscan sacar partido de la situación de desorden y confusión que se está produciendo, casi siempre a favor del género femenino y en el nombre del feminismo.

II. LOS EXCESOS DEL FEMINISMO
 
11. Entre las mujeres de las sociedades post-industriales está muy extendido el sentimiento de que los hombres ocupaban un puesto privilegiado dentro de las sociedades tradicionales, y que en ellas les estaban reservados a las mujeres los trabajos más pesados y menos recompensados. Este sentimiento está bien fundado. Sin embargo, no es verdad que la situación fuera totalmente favorable a los hombres. Los trabajos en una sociedad regida por los viejos valores son casi siempre igualmente pesados para unos y para otras, y frecuentemente el hombre tiene que trabajar fuera de casa en condiciones al menos tan duras como las de la mujer dentro de casa. Además, en su función de defensor de la patria, el hombre tenía - y tiene todavía en nuestro país - la obligación de incorporarse a filas en caso de conflicto bélico, con el consiguiente riesgo para su vida; riesgo que pocas veces han corrido las mujeres, por otra parte. No pretendemos negar con esto que la situación fuera - y siga siendo- desfavorable para la mujer. Pero tampoco es verdad que la vida del hombre fuera un camino de rosas, como maliciosamente pretenden algunas personas.
 12. Por otra parte, un gran número de mujeres ansiosas por conquistar la igualdad en la sociedad se olvidan de que el cambio social necesario para eso es tan drástico y conlleva un impacto tal en la psicología colectiva, que se necesita mucho tiempo para que la nueva situación se implante y se asimile. No se puede pretender - como pretenden algunas - que de la noche a la mañana los hombres pasen de trabajar fuera de casa a hacerlo dentro, de no participar en las tareas domésticas a ser unos chefs de la alta cocina, de no cuidar de los niños a convertirse en cuidadores profesionales. Los cambios son lentos y no siempre los asimila todo el mundo con la misma rapidez. Si en Europa llevan con ellos cinco o seis generaciones (a duras penas una o dos en Galicia y poco más en el resto de España), harán falta todavía dos o tres generaciones más antes de conseguir una igualdad plena. La igualdad NO puede ser  impuesta por la fuerza.
 13. En cuanto al proceso de equiparación de los derechos de la mujer a los del hombre, cabe señalar que el detonante del mismo no ha sido, como se pretende algunas veces, la propia iniciativa del movimiento feminista. Como ya hemos señalado anteriormente (ver artículo 4), el comienzo del proceso fue desencadenado por otro proceso interno del nuevo tipo de sociedad que se gestó, primero en Inglaterra (s.XVIII) y después en el Continente (s.XIX), a consecuencia de la llamada "Revolución Industrial". Con esto no pretendemos ni muchísimo menos despreciar el papel decisivo que jugó y juega el feminismo en el llamado "proceso de liberación de la mujer". Simplemente queremos hacer notar que aquel proceso se desencadenó como consecuencia de una necesidad del propio Sistema.
 14. Un gran error - o una gran mentira - del movimiento feminista consiste en convertir al género masculino en agente activo en el proceso de cambio, posicionado en contra de las reivindicaciones feministas. El llamado "machismo" no es sino una invención del feminismo para dar forma humana a las ideas conservadoras que pretende atacar y que de otra forma constituirían una entidad abstracta y por tanto más difícil de manejar. Además, el machismo es la atribución de la responsabilidad de la antigua organización social al conjunto del género masculino. Esto es una sinrazón, porque la estructuración tradicional de la sociedad no es responsabilidad de los machos, sino de la sociedad en su conjunto, hembras incluidas. Es más, esa estructuración y las ideas que lleva asociadas son transmitidas de generación en generación a través de la educación y de la moral, cuyas máximas representantes en las sociedades tradicionales son precisamente las mujeres, últimas responsables, por lo tanto, de lo que se transmite a través de aquéllas.
 15. Podríamos aceptar la existencia no de una ideología como tal, pero sí de unas actitudes "machistas" en algunas personas - hombres o mujeres - que se resisten conscientemente, y que son activas, de una forma o de otra contra el proceso de cambio que ha sido iniciado en nuestra sociedad. También podríamos considerar "machistas" algunas asociaciones radicales de corte neo-nazi que propugnan, entre otras cosas, la superioridad del hombre sobre la mujer. Afortunadamente, en nuestro país estas asociaciones son prácticamente inexistentes, y consiguen aglutinar tan sólo a un número muy reducido de adeptos.
 16. En cualquier caso, la amplitud del término "machista" es muy inferior a la que pretende el feminismo. Lo que el feminismo frecuentemente etiqueta como "machismo" no es casi siempre más que una actitud conservadora, que además no tiene por qué venir necesariamente de un macho. De hecho, no pocas veces son mujeres las que hacen gala de ese tipo de actitudes. También son mujeres las que con más ahínco suelen defender una educación sexista para sus hijos, y mujeres son las que omiten las tareas domésticas del repertorio de habilidades para transmitir a sus hijos varones.
 17. Al convertir al género masculino en un agente activo en contra de la mal llamada "liberación de la mujer", el feminismo se asegura una excusa para demonizarlo y convertirlo en objeto de ataque; el feminismo se construye un enemigo virtual que no tiene ningún correspondiente en la sociedad real en que vivimos. Mediante la invención de la ideología machista, el feminismo pretende que todos los hombres se sientan responsables de la situación supuestamente perversa y miserable por la que están pasando las mujeres.
 18. El resultado de todo esto es la generalización entre los hombres de un complejo de culpabilidad y de inferioridad que viene a acrecentar aún más la desorientación a la que ya están sometidos, por la propia naturaleza de la situación cambiante que se está viviendo en nuestra sociedad (ver párrafo 8). El feminismo está consiguiendo que muchos hombres sientan vergüenza de ser hombres. Esto es algo antinatural por principio y constituye un ataque a los derechos
 de las personas.
 19. Sugerimos que la elección del género masculino como objetivo a atacar y perseguir no puede constituir sino un deseo implícito - consciente o inconsciente - de una parte o de la totalidad del movimiento feminista por conseguir no ya la pretendida igualdad, a cuya consecución aspiran también buena parte de los hombres, sino la supremacía del género femenino dentro de la estructura de la nueva sociedad que se está gestando. Esta supremacía resultaría inaceptable, no sólo para la totalidad del género masculino, sino también para buena parte de los miembros del género femenino, y constituiría una violación de los Derechos Humanos.
 20. Sin llevar las cosas tan al extremo - parece poco probable que exista una confabulación feminista que busque la supremacía de la mujer (más allá de ciertos sectores feministas radicales) - sí podemos afirmar que buena parte del género femenino se complace en aprovecharse de la confusión generada en torno al proceso de equiparación del hombre con la mujer para sacarle algo de ventaja al primero (ver párrafo 10). En virtud de esta actitud, hemos llegado a una situación en la que, paradójicamente, es el hombre el que en ciertos terrenos se encuentra en inferioridad de condiciones frente a la mujer, siendo ella la que cada vez más toma la iniciativa, asumiendo el control de la situación en una auténtica dominación del hombre que tiene su expresión en terrenos diversos.
III. LA DOMINACIÓN IDEOLÓGICA Y MORAL
 
21. Mediante el amedrentamiento del hombre (ver párrafos 17 y 18) , el feminismo se hace con las riendas del proceso de cambio en la estructura de nuestra sociedad. Según el propio discurso feminista, el feminismo lucha por la llamada "liberación de la mujer", lo cual constituye una falacia. En las sociedades pre-industriales no sólo era la mujer la que dependía del hombre para que la mantuviera económicamente. El hombre dependía también de la mujer para que le hiciera de comer, le lavara y le planchara la ropa y mantuviera limpia su casa. Tan mal visto estaba que la mujer trabajara fuera de casa como que el hombre lo hiciera dentro de ella. Por eso, no es verdad - como pretende el feminismo - que el hombre fuera libre y la mujer dependiera de él. La dependencia se daba en ambos sentidos. Y un hombre estaba destinado a casarse, igual que una mujer. El matrimonio era la única vía posible (exceptuando, claro está, la de la carrera religiosa). Por lo tanto, la supuesta "liberación femenina" no es más que una patraña.
 22. En todo caso, podemos reconocer la existencia de un proceso de "liberación femenina" si paralelamente reconocemos la existencia - o al menos, la necesidad - de un proceso de "liberación masculina". Lo que ocurre es que en nuestra sociedad las mujeres han iniciado su proceso de independencia de los hombres sin que aquellos hayan iniciado su propio proceso de independencia de las mujeres. Por ello hemos llegado a una situación en la que las mujeres casadas deben hacer frente a los deberes masculinos (trabajar fuera de casa) y femeninos (trabajar dentro de casa), mientras que el hombre sólo debe hacer frente a los primeros.
 23. Es muy cómodo - y muy útil - para muchas mujeres, atajar esa situación diciendo que el hombre es un desconsiderado, un machista y un vago, y que lo que pretende al no asumir las responsabilidades tradicionalmente femeninas es perpetuar su dominación sobre la mujer. No vamos a justificar aquí, por supuesto, que la mujer tenga que tener más responsabilidades que el hombre en el terreno de las llamadas tareas domésticas. Pero sí vamos a recordar que, aunque sea una situación muy cómoda para el hombre, no deja de constituir para él una forma de sumisión frente a la mujer, y una forma de dependencia perpetuada, aunque él no se dé cuenta o no lo quiera reconocer. En esta nueva situación, es la mujer la que tiene potestad para divorciarse e iniciar una vida en solitario: es una persona íntegra porque es capaz de realizar todas las tareas de supervivencia de una persona, tanto las tradicionalmente masculinas (mantenimiento económico) como las femeninas (mantenimiento doméstico). En cambio, el hombre siempre necesita una mujer que se encargue de estas últimas. ¿Quién es el dominador y quién el dominado? ¡ Hagan juego !
 24. Dado que es la mujer la que se encargaba - y casi siempre se sigue encargando - de la transmisión de los valores  morales y culturales de nuestra todavía muy conservadora sociedad (y por lo tanto del sistema tradicional de desigualdad ; ver párrafo 14), muy particularmente acentuada en Galicia, ¿con qué derecho se presenta la mujer como la parte agraviada en el reparto de las tareas domésticas? ¿Con qué derecho le exige colaboración a su marido un ama de casa que obliga a sus hijas a colaborar en el hogar, mientras priva a sus hijos varones de ese privilegio, convirtiéndolos en unos inútiles funcionales, expuestos así a la dependencia y a la dominación de sus futuras esposas?  ¡ Hagan juego !
 25. Pero las tácticas de guerrilla psicológica que emplean algunas mujeres para conquistar la dominación del discurso y de la ideología no terminan aquí. No contentas con esta situación, muchas mujeres se complacen en recordarles a sus maridos lo inútiles que son, echándoles en cara constantemente el hecho de que las NECESITAN a ellas para poder sobrevivir, cuando es en muchos casos la educación sexista recibida en su infancia (en buena medida de sus madres - mujeres -) la que les ha llevado a esa situación.
 26. Desde luego, hay un factor importante de relajación y de abandono por parte de muchos hombres, y esto, por supuesto, no es un defecto disculpable. Pero sí explicable. Y aunque las mujeres generalmente salen perdiendo con esta situación, está claro que es el hombre, aunque él no se dé cuenta o no lo quiera reconocer, el que de verdad sale perjudicado. Y esta situación no es una responsabilidad suya en exclusiva. En gran medida es el producto de la educación sexista tradicional, responsabilidad de TODA la sociedad en su conjunto (ver párrafo 14); una sociedad que ha animado a las mujeres a independizarse de los hombres mientras mantenía a estos últimos dependientes de las primeras. Por su propio bien, el hombre necesitaría aplicarse a sí mismo muchos de los principios feministas concernientes a la independencia , al amor propio y al orgullo personal. Paradójicamente, la aceptación de los valores feministas por los hombres no gustaría probablemente a muchas mujeres, y dejaría al descubierto el doble discurso que estas frecuentemente defienden.

 IV. LA DOMINACIÓN ECONÓMICA Y SEXUAL
 
27. De acuerdo con el antiguo sistema de valores, la sociedad pre-industrial premiaba al hombre que mantenía numerosas relaciones sexuales, mientras que penalizaba a las mujeres que seguían ese mismo comportamiento. Los primeros eran unos "machos". Las segundas, unas "putas". En las sociedades tradicionales las mujeres debían llegar - de acuerdo con la moral vigente - vírgenes al matrimonio. Por tanto, la sociedad favorecía que la mujer utilizase el sexo como moneda de cambio; sólo lo practicaba a cambio de matrimonio (es decir: a cambio de un marido que les  proporcionase una estabilidad económica). Desde un cierto punto de vista, podemos considerar el matrimonio tradicional  como una auténtica forma de prostitución, de la que todavía se siguen dando muchos ejemplos.
 28. Pero al margen de esta cuestión, y por mucho que cambien las cosas, lo que siempre seguirá teniendo validez es el hecho de que en toda relación seria con vistas a construir una vida en común y formar una familia, la cuestión económica no es ni mucho menos algo despreciable. Cuanto más poder adquisitivo sean capaces de sumar los dos miembros de la pareja, con más comodidad y esparcimiento podrán construir esa vida en común.
 29. Otra cuestión que suele ser tenida en cuenta a la hora de elegir una pareja estable es el sexo. Una buena presencia, un cuerpo bonito y también una cierta actitud de seguridad y autoconfianza son siempre muy valorados en nuestra sociedad actual, igual que lo eran antes y lo siguen siendo todavía en las sociedades más tradicionales. La existencia de estos valores es algo totalmente natural y muy humano, y sobrevivirá a todos los cambios que se puedan operar en el mundo, siendo además valores sostenidos igualmente por los individuos de ambos sexos.
 30. Sin embargo, por alguna razón muchas mujeres sienten la necesidad de negar esta realidad. Acusan a los hombres de sobrevalorar el papel del sexo en una relación - o incluso de buscar sólo sexo - y cuestionan la importancia del poder adquisitivo de la pareja a la hora de elegir. Establecen que esa especie de promiscuidad del hombre (que ellas tachan de irresponsable) es una característica exclusivamente masculina, cuando en realidad ellas se comportan y siempre se comportaron, como mínimo, igual que los hombres con respecto a esa cuestión. Lo que ocurre es que, a diferencia de ellos, las mujeres esconden la satisfacción de sus necesidades sexuales (y/o económicas) detrás de unos sentimientos frecuentemente inexistentes o creados de forma artificial por medio de una potente capacidad de auto-sugestión (o simplemente, inventados de forma descarada).
 31. Los emparejamientos nunca son el fruto de ningún sentimiento de amor espontáneo, generoso y desinteresado. Son el fruto de una imposición genética de la Madre Naturaleza para garantizar la continuidad de la especie, por medio de la necesidad sexual, que de una forma o de otra TODO EL MUNDO - hombres o mujeres - SIENTE LA NECESIDAD de satisfacer. Todo sentimiento de amor es una creación a posteriori, siempre consecuencia de aquella necesidad, y subordinada a ella. Si no hubiese género sexual, y los seres humanos se reprodujesen a sí mismos como lo hacen ciertas especies animales, los individuos no formarían parejas, y lo que conocemos como "amor" se vería reducido a un simple sentimiento de cariño o simpatía hacia otros individuos, muy parecido al de la amistad. Con esto no pretendemos de forma alguna minusvalorar el papel crucial que los sentimientos juegan, ya no sólo en la relación de pareja, sino también en toda relación humana. Sólo pretendemos subrayar el papel absolutamente determinante que la economía y el sexo desempeñan en la constitución de esas relaciones.
 32. Además, la nueva situación cultural a la que se está llegando favorece cada vez más la promiscuidad de las mujeres y censura la de los hombres, de forma que las tornas se están invirtiendo. Cada vez más, una mujer que mantiene numerosas relaciones sexuales de carácter esporádico será considerada como una "chica liberal, moderna y desinhibida". La misma actitud en un hombre lo dejará a la altura de "un cerdo sin sentimientos y sin escrúpulos, que sólo busca sexo y que es incapaz de sentir amor". El hombre es frecuentemente considerado como un ser intrínsecamente despreciable, un vicioso, degenerado y deturpado por propia naturaleza; todo ello en base a una conducta que también es ostentada por las formuladoras de aquellas acusaciones.
 33. El discurso que muchas mujeres sostienen contra los hombres en materia económica y sexual (párrafos 30 y 32) va muy en la línea de la dominación discursiva y moral del feminismo comentada en la sección anterior, y no constituye sino una forma más de amedrentamiento y sometimiento del género masculino a la conveniencia del género femenino.

V. LA DOMINACIÓN MEDIÁTICA, POLÍTICA Y CULTURAL
 
34. Dado que los cambios que se están introduciendo en nuestras sociedades post-industriales están siendo promovidos casi exclusivamente por el género femenino y por el discurso feminista ante la pasividad y la desidia masculinas generalizadas, aquellos se han adueñado literalmente de los medios de comunicación y de la vida política y cultural en nuestro mundo occidental.
 35. No es ni mucho menos nuestra intención en estas líneas justificar o infravalorar las tremendas secuelas que en nuestra sociedad está dejando - como siempre dejó - el fenómeno de la violencia doméstica. Sólo queremos hacer notar tres cosas a propósito de esta delicada cuestión: en primer lugar, que aunque parezca cosa de risa, resultaría cuando menos interesante conocer la verdadera magnitud del fenómeno de maltratos de hombres a manos de mujeres, que se esconde tras la vergüenza de los maltratados y del interés de unos medios de comunicación empeñados en ignorar la cuestión. En segundo lugar, que una buena parte de los casos de maltratos a mujeres podría deberse a una inadaptación de los maltratadores a las nuevas condiciones sociales de las mujeres, quedando atrapados entre la educación sexista que LA SOCIEDAD les proporcionó durante su infancia y la actual presión social por la imposición de los nuevos valores, no siempre fáciles de asumir para algunos individuos. Y tercero y último, que por propia naturaleza, la violencia ejercida por las mujeres suele ser mucho más sutil que la de los hombres, que tiende a ser una violencia física y por lo tanto a la vista de todos. Las tácticas usadas por las mujeres para hacer frente a sus maridos suelen conllevar grandes dosis de psicología, y en ocasiones, de cianuro, que puesto en la comida es rápido y no deja rastro alguno. Y desde luego, casi siempre evita que el caso acabe saliendo en el Telexornal.
 36. La dominación del discurso feminista no deja indiferentes a los partidos políticos, que no tienen reparos en asumir cualquier posición feminista, a cambio de un puñado de votos. Aquellas posiciones no siempre son demandadas por la mayoría de la sociedad. La militancia feminista ha conquistado una posición de relevancia en la vida política de los países occidentales, y se complace en imponer algunos de sus puntos de vista a una mayoría que no los comparte, o simplemente que - más frecuentemente - les resultan indiferentes.
 37. El feminismo lleva las cosas a tal extremo que llega en algunos casos a justificar la imposición de cuotas de presencia femenina en las instituciones, empresas, partidos políticos, etc, aún cuando muchas veces la demanda femenina por acceder a esos puestos NO es tan grande como el porcentaje que se pretende IMPONER. Además, el concepto de "discriminación positiva", puesto de moda por el feminismo, constituye una auténtica aberración. El feminismo la llama "positiva" porque beneficia a las mujeres. Sin embargo, en la propia denominación se reconoce implícitamente que no se trata sino de una forma de discriminación, es decir, una atrocidad, un abuso, un atropello y una tomadura de pelo en cualquier sociedad que se tenga por democrática.
VI. LA DOMINACIÓN LINGÜÍSTICA: LA DETURPACIÓN DEL IDIOMA.
 
38. Paralelamente a las demás formas de dominación que el feminismo ha ido tejiendo sobre el género masculino, se estila cada vez más el uso del llamado "lenguaje políticamente correcto". Esta forma de hablar y de escribir no es responsabilidad exclusiva del feminismo, sino que es utilizada por una variedad de movimientos sociales en mucha partes del mundo.
 39. El lenguaje políticamente correcto constituye una agresión al idioma sobre el que se aplica, rompe numerosas reglas gramaticales, ortográficas y estilísticas, es un estorbo para la fluidez y la claridad de la expresión, es antinatural y va en contra de las leyes más elementales de economía lingüística. Y lo que es más, no contribuye para nada a cambiar la situación del colectivo al que se pretende beneficiar.
 40. En un pasado reciente, la minoría negra de los EEUU intentó que se dejara de llamarles "negros" porque consideraban que esa palabra tenía una fuerte carga negativa. A cambio, sugirieron el término "personas de color". En pocos años, esta nueva expresión acabó por adquirir también una connotación negativa, precisamente porque la situación de los negros seguía siendo igual de mala que antes. Entonces se sugirió la palabra "afroamericanos", que actualmente lleva el mismo camino que sus predecesoras. Y si estos términos de nueva acuñación van adquiriendo constantemente una connotación negativa (de persona sumida en la miseria, la explotación, y de un bajo nivel cultural) es porque esas personas CONTINÚAN estando sumidas en la miseria, la explotación y la incultura. La solución no consiste pues, en cambiarles constantemente la etiqueta, sino en concederles de una vez los derechos que se merecen. Y dejar el idioma en paz. Un negro es un negro. Y un "hombre" puede ser una mujer, si el término se entiende como sinónimo de "ser humano". Y punto.
 41. La cuestión del género en el caso concreto del español o del gallego, al igual que en otros idiomas próximos como el italiano, el francés o incluso el alemán es un ejemplo muy esclarecedor de la manipulación aberrante a la que el feminismo pretende someter el lenguaje. Desde posturas feministas se defiende que palabras que siempre han tenido género masculino tengan que tener ahora, por fuerza, un equivalente femenino. Lo que el feminismo no quiere comprender es que la naturaleza del género en el idioma posee un carácter estrictamente gramatical y no tiene por qué corresponderse necesariamente con el género sexual del individuo o grupo de individuos a los que hace referencia. La palabra "niños" es de género gramatical masculino, pero entre los niños a los que se refiere esa palabra puede haber alguna niña (de género sexual femenino). Sólo se usará el género gramatical femenino (la palabra "niñas") si todos y cada uno de los niños a los que se refiere la palabra son de género sexual femenino. Esa regla gramatical para el plural de los sustantivos, elemental en español, no tiene por qué constituir ningún agravio para ninguna persona de género sexual femenino.
 42. En cualquier caso, si el feminismo siente que el lenguaje refleja una situación de desigualdad en contra de las mujeres, lo que tiene que hacer es trabajar para modificar esa situación, y no simplemente limitarse a pintarrajear el espejo en el que esta se refleja - el idioma - para que parezca que la realidad es diferente. El idioma es un fiel reflejo de la sociedad y del mundo en el que se usa. Si estos cambian, él también lo hará (aunque más lentamente). El idioma se autorregula para ajustarse a las nuevas realidades. No es un objeto manipulable desde un despacho, y mucho menos si esa manipulación es una imposición pretendida por una minoría.
 43. Más allá de todas estas consideraciones, y en la línea de las otras formas de manipulación que hemos estudiado en anteriores secciones, cabe sospechar que la manipulación del idioma constituye no un error táctico del feminismo (como podría parecer a simple vista), sino una forma más del terrorismo psicológico empleado por el feminismo en su guerra abiertamente declarada en contra de los hombres y de sus valores, que el feminismo tacha de "machistas", haciendo un alarde de imaginación.
VII. EL MASCULINISMO
 
44. Aunque a lo largo de este manifiesto hemos procurado cargar bien las tintas en nuestra crítica del movimiento feminista, reconocemos que en esencia, este movimiento no sólo no constituye una amenaza para la dignidad masculina, sino que puede incluso resultar ventajoso para todos los miembros de ambos sexos. Nuestras críticas han estado dirigidas hacia los excesos cometidos por el feminismo, no hacia el feminismo en su esencia misma.
 45. Como ya hemos comentado, el problema de fondo es que los hombres nunca han llegado a tomar parte en el proceso de cambio de la estructura social que está teniendo lugar (párrafo 8); no han buscado un proceso de independencia paralelo al desarrollado por las mujeres (párrafo 22) ni han construido un discurso propio que refleje y sirva de apoyo a sus reivindicaciones a favor de esta independencia. Habiendo el hombre renunciado a su cuota de poder dentro de la dirección de los cambios sociales concernientes al sexo, la mujer de las sociedades post-industriales ha asumido sola el control de la situación, y ha conquistado con su discurso de liberación femenino (el único existente) todas las posiciones dentro de aquellas sociedades (el discurso moral, el terreno sexual y económico, los medios de comunicación, la cultura, la política y hasta los procesos lingüísticos de evolución interna del idioma), provocando una situación de subyugación y dominio del sexo masculino por el femenino, que como consecuencia, no sería justo seguir considerando ya como el sexo "débil".
 46. El hombre se ha visto desbordado por esta invasión del discurso feminista, y no tiene más remedio que asumirlo como propio (porque es el único que hay), aunque el feminismo ataque sus intereses, en alguno de sus frecuentes excesos. El hombre también tiene el recurso de cerrar los ojos, aguantar el chaparrón y no opinar sobre lo que está pasando a su alrededor. Esto último es lo más habitual.
 47. La mujer se ve así convertida en juez y parte en el proceso de cambio social: siempre es su juicio el que prevalece, en último término, sobre los comportamientos, actitudes y sentimientos de los hombres. Y aunque frecuentemente las mujeres emiten juicios justos, no pocas veces aprovechan lo privilegiado de su situación (como era de esperar) para legislar a su favor en múltiples terrenos, tal y como ya hemos visto.
 48. Cualquier intento de crítica de esta situación por parte del hombre es violentamente rechazado por las posturas feministas, sin tan siquiera detenerse a analizarlo o considerarlo, y es automáticamente censurado por "machista". El discurso feminista se ha convertido en una especie de rodillo que aplasta todo lo que se pone en su camino. Nos reafirmamos en la idea de que el feminismo no es intrínsecamente negativo. Lo que lo pervierte son los excesos cometidos al abrigo de la situación que se está dando, que es en buena parte responsabilidad de los mismos agraviados, los hombres.
 49. La única forma de desbloquear esta situación es, por tanto, la creación y divulgación de un nuevo pensamiento, que sugerimos se podría denominar "masculinismo", y que se constituiría en un discurso aglutinador de los sentimientos del género masculino a propósito de los cambios en la estructura de nuestras sociedades. El masculinismo permitiría al hombre convertirse en agente activo de esos cambios junto a las mujeres, como sería deseable y justo para todo el mundo.
 50. Los constructores de una cosmovisión masculinista tienen una gran ventaja: que tienen como modelo al feminismo, que ya está constituido. La construcción del feminismo se ha llevado a cabo a modo de réplica de los movimientos nacionalistas del tipo centrífugo (los promovidos a favor de un territorio que busca la secesión de un Estado que comprende también a otros territorios). Feminismo y nacionalismo comparten un gran número de características.
 51. En las sociedades tradicionales, los valores, actitudes y sentimientos considerados "estándar" eran los masculinos. Para conquistar su independencia, la mujer tuvo primero que crear o determinar unos valores que fuesen exclusivamente femeninos. El ensalzamiento de lo que diferencia a las mujeres de los hombres es un proceso similar al de ensalzamiento de lo que diferencia a un pequeño territorio del resto de su Estado, como paso previo a la justificación de
 su emancipación.
 52. Emancipados los territorios "diferentes", el territorio que imponía a los demás sus propios valores y rasgos de identidad se queda solo, y se encuentra con que esos rasgos ya no son universales, y además están cargados de connotaciones negativas, a causa de los ataques discursivos lanzados por los secesionistas, triunfadores. Esto ha provocado, además, que algunos de los propios habitantes de ese territorio renieguen de su identidad y su cultura por considerarlas intrínsecamente avasalladoras e imperialistas (lo que significa que esa gente ha acabado por aceptar las tesis de sus oponentes, como pasa con los hombres que han asumido, por lo menos en parte, el discurso femenino como propio). Al establecer esta comparación estamos pensando en el caso de Yugoslavia, por lo significativo que resulta, aunque cualquier otro caso sería igualmente comparable.
 53. Algo parecido ha ocurrido con la cuestión de sexos en nuestra sociedad. La mujer ha acabado por crearse su propia identidad y su propio espacio, y el hombre se ha quedado solo con sus valores, que ya no son universales. El hombre siente, además, que su pertenencia al género masculino es intrínsecamente negativa y perversa, avasalladora y perjudicial para las mujeres, y ha incluso acabado por asumir las tesis "enemigas" del feminismo, lo cual es antinatural, como ya hemos comentado (párrafo 46). Todo ello ha colocado al hombre en la posición de debilidad que tan detalladamente hemos analizado en las secciones anteriores.
 54. De esta forma, la situación se ha invertido, y ahora son los valores masculinos y no ya los femeninos, los que están despreciados y minusvalorados. A semejanza de la cultura de la nueva (menguada) Yugoslavia, el recién nacido masculinismo tiene por tarea la dignificación y reivindicación de los valores masculinos, y el restablecimiento de las  "relaciones diplomáticas" con las mujeres, ya no en clave de superioridad, sino de igualdad. La asunción de esa situación por los hombres, y la aceptación de la "propuesta de paz" por las mujeres es algo que, como ya hemos visto, es cosa todavía de varias generaciones (párrafo 12).
 55. El hombre debe, además, poner en marcha de una vez por todas su proceso de independencia de las mujeres, para hacer posible una situación de auténtica igualdad. Para ello, debe invadir los territorios que hasta ayer mismo eran pertenencia exclusiva del género femenino, y lo hará abrazando los que serán los instrumentos de su liberación: el horno, la plancha, el aspirador, la escoba, la fregona, el estropajo, el detergente, la lavadora, el lavavajillas, la nevera y el carrito de la compra. Debe desarrollar también el buen gusto para elegir vestimenta, muebles y decoración del hogar, al margen de la tutela femenina.
 56. La aparición de una nueva cultura masculina con una generación de hombres libres y emancipados, capaces de desempeñar todas las funciones clásicamente masculinas pero también las femeninas, con igual perfección al menos, que las mujeres, dotará a estos hombres de las armas necesarias para combatir por fin los excesos del feminismo, despojará violentamente a las mujeres de la mayor parte de sus argumentos anti-masculinos y forzará la irrupción del hombre en la toma de decisiones en lo concerniente al papel que cada sexo ha de desempeñar en la sociedad del futuro.
VIII. LA SOCIEDAD DESPUÉS DEL MASCULINISMO
 
57. Llegará el día en que el hombre conseguirá crearse - al igual que lo hizo la mujer - su propio espacio en la sociedad. Se publicarán (ya se empieza a hacer tímidamente) periódicos y revistas exclusivos para hombres (igual que las publicaciones que ya hay desde hace tiempo sólo para mujeres), habrá emisoras de radio y canales de televisión que trabajarán desde una óptica exclusivamente masculinista.
 58. La sociedad nunca conseguirá ignorar el legado genético de tantos millones de años de evolución. El hombre siempre tenderá a ser más fuerte y grande que la mujer, ya que evolucionó para especializarse en unas ciertas funciones sociales. Y la mujer, mal que le pese, siempre seguirá pariendo a los hijos.
 59. Finalmente, la dominación del género femenino habrá llegado a su fin, al menos en lo concerniente a las cuestiones que hemos tratado aquí. Desgraciadamente para el hombre, la mujer (por herencia genética) siempre dispondrá de más medios que aquel para ejercer una eficaz política de dominio psicológico, con las más sutiles y refinadas técnicas que se puedan llegar a imaginar. Defenderse de esa forma de dominación ya es una cuestión individual de cada hombre. El miedo es libre. Pero la Libertad, siempre grande. ¡¡ Viva la Masculinidad !!