martes, marzo 18, 2008

¿Qué es la "perspectiva de género"? Por Adolfo J. Castañeda

 
No hay duda, la "perspectiva de género" representa una de las armas ideológicas más peligrosas para destruir la vida y la familia, y por ende, la sociedad.

En los últimos años el feminismo antivida ha desarrollado el concepto de "perspectiva de género" o "equidad de género", con el propósito de replantear todos aquellos temas que considera de vital importancia para la mujer. Sin embargo, la perspectiva de género se ha convertido en un concepto tan totalizante, que ya no es un término más en la lista de la jerga del feminismo antivida, sino un nuevo modo de ver al ser humano, una nueva perspectiva desde la cual reelaborar los conceptos de hombre y mujer, sus respectivas vocaciones en la familia y la sociedad, y la relación entre ambos. De este modo los conceptos de sexualidad, matrimonio, vida y familia también se ven radicalmente afectados. De ahí la importancia de analizar, siquiera sumariamente, este concepto tan peligroso y revolucionario.

El concepto de "género", acompañado tanto de los términos "equidad" como "perspectiva", a pesar de usarse mucho, por ejemplo, en el texto del Foro de Mar del Plata, no está definido claramente. De hecho, el programa mismo de este foro dice que: "Este concepto de equidad de género aún no es una teoría acabada que sea objeto de consenso, sino un objeto dinámico y un proceso de desarrollo."

Sin embargo, el texto también dice que: "Según este concepto, las diferencias entre hombres y mujeres responden a una estructura cultural, social y psicológica y no a condiciones biológicas." En otras palabras, la sociedad inventa las diferencias entre los sexos, éstas no tienen un origen natural. Como resultado, la perspectiva de género niega que, biológicamente hablando, los seres humanos se distingan simplemente en dos sexos: masculino y femenino, y afirma que son más las combinaciones que resultan de las áreas fisiológicas del "sexo biológico", es decir, de los órganos sexuales internos y externos. "No existe el hombre 'natura'' o la mujer 'natura'", continúa diciendo el texto del programa, "no hay conjuntos de características o de conductas exclusivas de un sexo, ni siquiera en la vida psíquica." Por eso, a continuación habla de un "continuum" de "intersexos", "cuyo punto medio es el hermafroditismo". De ahí que considere la heterosexualidad y la procreación, no como la sexualidad natural, sino como "otra construcción social biologizada".

Las consecuencias de esta forma de pensar son aterradoramente funestas. La perspectiva de género llega a una concepción tan amorfa de la persona humana, que da pie a todo tipo de comportamiento, por perverso que sea. El cuerpo y la naturaleza humana, en sus expresiones de feminidad y masculinidad, pierden toda su relevancia moral, para convertirse en puro instrumento al servicio del placer egoísta.

Pero, no se trata solamente de una justificación ideológica del hedonismo, es decir, del lesbianismo, el homosexualismo, la anticoncepción, el aborto, etc., sino de todo un programa para "reconstruir" la sociedad, imponiéndole una nueva forma de ver y vivir la sexualidad. El texto dice: "Se plantea la desconstrucción del género como un proceso de subversión cultural".

Un ejemplo concreto de esta "subversión cultural" lo constituye la reelaboración de la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, a partir de la perspectiva de género, que propone el Comité Latinoamericano para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM), según informa la revista Mujer Hoy, de las feministas del Ecuador.

La propuesta no trata solamente de añadir "nuevos derechos", sino también de reinterpretar los que ya existen. Y así, por ejemplo, el concepto de familia es vaciado de su contenido tradicional (como intentaron hacer sin éxito los activistas antivida en la Conferencia de El Cairo), para dar pie a "uniones" de homosexuales y lesbianas, con los mismos derechos que las familias normales. Esto se percibe claramente en la inclusión del término "orientación sexual" (=homosexualismo, lesbianismo y bisexualismo), por parte de CLADEM en el artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, para que éste entonces diga lo siguiente:

"Cada persona está investida de todos los derechos y libertades establecidos en esta Declaración sin distinción de ninguna clase, en razón de raza, color, sexo, espiritualidad, orientación sexual, edad, idioma, religión, cultura, opción política o de otra índole, origen nacional o social, condición económica, nacimiento u otro status."

La reelaboración de este artículo 2 lógicamente repercute en todos aquellos derechos que tienen que ver con la sexualidad, el matrimonio y la familia. Así por ejemplo, el inciso 3 del artículo 19 de esta reelaboración, tergiversa el sentido original del artículo 16 de la Declaración Universal, que trata sobre el derecho al matrimonio y a la familia, añadiendo lo siguiente: "los diversos grupos tienen derecho a establecer sus propias formas de vida familiar".

Antes de seguir con más ejemplos, es importante señalar el artículo 35 de la reelaboración de CLADEM, el cual es una repetición del artículo 30 de la Declaración Universal, y que en ambos casos cierran el elenco de derechos humanos declarados con la siguiente afirmación: "Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de conferir derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender o desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración."

Tratándose de genuinos derechos, la afirmación anterior cobra toda su validez, pues los derechos humanos son anteriores al Estado y a cualquier otra institución social. Pero en el caso de falsos "derechos", como los son varios de los que propone CLADEM, la afirmación se convierte en la tutela de la perversión, no sólo ante el Estado, sino también ante instituciones como las iglesias u otras asociaciones, las cuales caerían bajo la categoría de "grupo". Ni las iglesias ni nadie podrían expresar su oposición, por ejemplo, al "derecho a la orientación sexual" (artículo 5), a los "derechos reproductivos" o a la "interrupción voluntaria del embarazo" (artículo 6), que no significan otra cosa que homosexualismo, anticoncepción, esterilización y aborto.

No hay duda, la "perspectiva de género" representa una de las armas ideológicas más peligrosas para destruir la vida y la familia, y por ende, la sociedad.

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