Hemos visto como las instituciones con capacidad legislativa han venido elaborando leyes cada vez más discriminatorias e injustas contra una parte de la población por el simple hecho de ser del sexo masculino.
Hemos visto como en los juzgados se aplican estas leyes sin permitir que el varón pueda defenderse o siquiera estar presente en el juicio en que es el acusado porque no se le ha citado o se le mantiene en el calabozo.
Hemos visto como se crean diversos organismos tales como comisiones, observatorios e incluso tribunales de excepción como son los juzgados de violencia de género, compuestos por personas sin escrúpulos a las que sólo les mueve el interés económico y/o el odio hacia los varones. Organismos que elaboran informes falsos con el único objetivo de mantener su lucrativo negocio.
Hemos visto como se crea y sostiene una industria del maltrato infantil basada en datos falsos que son aventados hasta la náusea en los medios de comunicación. Ocultando por ejemplo, que la mayor parte del maltrato infantil lo comete la madre o que hay tantos o más varones asesinados por sus parejas que mujeres asesinadas por sus parejas.
Hemos sufrido viendo como a nuestros hijos se les condena a una orfandad artificial con el único objetivo de favorecer económicamente a la madre (que de madre sólo tiene el nombre) y a la industria del maltrato que la ampara.
Hemos visto como se crean privilegios, prebendas y regalías, la mayor parte de índole económico, por el simple hecho de ser mujer.
Hemos visto como se persigue y se condena al ostracismo social e incluso a cárcel a toda persona que se atreve a decir en público lo que está sucediendo.
Hemos sufrido la imposibilidad de educar, cuidar, dar cariño e incluso ver a nuestros hijos en base a leyes aberrantes basadas en mentiras, datos falsos y teorías abracadabra que son la base de normas, conductas y prácticas judiciales, disposiciones administrativas, que conculcan los más elementales derechos humanos provocando daños irreparables.
Hemos sufrido condenas por denuncias disparatadas de hechos imposibles de suceder o que no están tipificados en el Código Penal con la única prueba de la palabra de la mujer denunciante que miente provocando incluso la carcajada del Tribunal que a pesar de ello condena por norma al varón imponiéndole sanciones penales y civiles.
Hemos sufrido el expolio de nuestro patrimonio a manos de una administración de justicia que siempre beneficia a una de las partes por un único motivo: ser mujer.
Son éstas, parte de las razones que nos han decidido a trabajar para eliminar este trato desigual a los ciudadanos en base a su sexo. Pues si bien a nosotros no se nos podrá restituir el daño causado esperamos que las generaciones futuras no sufran estos perjuicios.
Nos dirigimos a los varones que han sufrido denuncias falsas. En muchas ocasiones sin estar casados o sin conocer siquiera a la denunciante. A los que han sufrido procesos judiciales injustos en los que se les ha impedido siquiera la posibilidad de defenderse.
Manifestación en Barcelona por la igualdad y la Custodia Compartida.
5 de abril de 2008. 12 horas. Plaza de Cataluña.
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