Un juez ha devuelto a Juan y Rosario la custodia de su hijo de corta edad después de casi tres años de lucha en los tribunales: lo recogen el lunes
VIRGINIA MONTERO | JEREZ
Quiero pensar que este calvario no ha ocurrido, que no ha sido verdad, aunque sé que no lo voy a olvidar en la vida». Emocionada y contando las horas que le quedan para ir a recoger a su hijo Aarón, de cuatro años, Rosario Barrera vuelve a recordar los casi tres años que ha sufrido de juicio en juicio para recuperar la custodia del pequeño que, en el momento de la separación, sólo tenía 15 meses. Este lunes, a las once de la mañana, la gaditana plaza Asdrúbal será testigo del reencuentro de esta familia jerezana que, desde 2005, no podía reunirse más que una hora cada quince días y bajo vigilancia.
«Lo vamos a llevar al cine, al zoo, a ver a los abuelos, a todas partes», imagina su padre, Juan Toro, mientras lee una y otra vez la sentencia de la Sección 5 de la Audiencia Provincial de Cádiz que le restituye «la guarda y custodia» de su hijo y sobre la que, además, no cabe recurso alguno.
Este documento acaba con «el mal sueño» que empezó para la pareja en junio de 2005. «Rosario acababa de salir de la cárcel por un delito que había cometido hacía mucho tiempo y yo estaba sin trabajo», cuenta Juan. «No teníamos a dónde ir y pedimos ayuda a los Servicios Sociales del Ayuntamiento. Finalmente, nos mandaron al albergue municipal y allí no podíamos estar en las condiciones adecuadas para un crío de meses. Mi mujer quiso irse y tuvimos una discusión fuerte en la calle», continúa este padre de familia de 36 años. «Me denunciaron por malos tratos hacia mi mujer y por haber tirado a mi hijo al suelo durante la discusión», asegura. Utilizando la denuncia de la Policía, que medió en el altercado, la Junta de Andalucía se hizo cargo entonces de la custodia del pequeño. En el juicio, Juan salió absuelto y «los testigos que presentó la Policía negaron en todo momento que hubiera tirado al niño».
Pero la Administración autonómica seguía teniendo la custodia del pequeño: «En el primer juicio por Aarón reconocieron el desamparo pero recurrimos». Es este recurso el que les ha devuelto la razón y, por consiguiente, a su hijo que, tras pasar dos años en un centro de menores, ya lleva seis meses con otra familia en régimen de acogida. Entre tanto, Rosario y Juan sólo podían ver a su hijo por un calendario de visitas: «Desde el principio, la intención de ellos era dar el niño en adopción. Intentaban romper nuestra familia».
Nueva vida
Hoy, Juan trabaja como conductor de un camión y Aarón tiene ya un hermanito de once meses que le espera en casa -una vivienda de Protección Oficial- para compartir juegos y travesuras. Su nueva habitación está decorada con pósters de Harry Potter y repleta de dinosaurios de peluche y súperheroes esperando la presencia de un niño que les dé utilidad.
«Estamos deseando que llegue el lunes y ya se nos está haciendo largo», aseguran sus padres. Aún así, Rosario confiesa sentir «un poco de miedo por si nos extraña esa primera noche que pase aquí, aunque él nos conoce y sabe que somos sus padres». Aarón ya tiene plaza en un colegio cercano a su domicilio de Jerez: «Le encanta el colegio porque desde muy pequeño ha ido a la guardería», apunta la madre.
Juan y Rosario se imaginan el momento en que cojan de la mano a su hijo para no soltarla nunca más: «Nos pondremos todos a llorar. Vamos a disfrutar mucho de él y habrá que celebrar su cumpleaños, que fue el día 5».
A pocas horas de reunirse los cuatro -cinco, contando con el inquieto Bruno, el perro de la familia- la pareja lamenta los años que se han quedado en el camino: «Una de sus abuelas murió el año pasado sin poder ver a su nieto».
«Hay otros padres a los que les ha pasado algo similar y llevan años luchando por la custodia de sus hijos», recuerda Juan, que cita el conocido caso de Iván y Sara, en Sevilla.
«Lo vamos a llevar al cine, al zoo, a ver a los abuelos, a todas partes», imagina su padre, Juan Toro, mientras lee una y otra vez la sentencia de la Sección 5 de la Audiencia Provincial de Cádiz que le restituye «la guarda y custodia» de su hijo y sobre la que, además, no cabe recurso alguno.
Este documento acaba con «el mal sueño» que empezó para la pareja en junio de 2005. «Rosario acababa de salir de la cárcel por un delito que había cometido hacía mucho tiempo y yo estaba sin trabajo», cuenta Juan. «No teníamos a dónde ir y pedimos ayuda a los Servicios Sociales del Ayuntamiento. Finalmente, nos mandaron al albergue municipal y allí no podíamos estar en las condiciones adecuadas para un crío de meses. Mi mujer quiso irse y tuvimos una discusión fuerte en la calle», continúa este padre de familia de 36 años. «Me denunciaron por malos tratos hacia mi mujer y por haber tirado a mi hijo al suelo durante la discusión», asegura. Utilizando la denuncia de la Policía, que medió en el altercado, la Junta de Andalucía se hizo cargo entonces de la custodia del pequeño. En el juicio, Juan salió absuelto y «los testigos que presentó la Policía negaron en todo momento que hubiera tirado al niño».
Pero la Administración autonómica seguía teniendo la custodia del pequeño: «En el primer juicio por Aarón reconocieron el desamparo pero recurrimos». Es este recurso el que les ha devuelto la razón y, por consiguiente, a su hijo que, tras pasar dos años en un centro de menores, ya lleva seis meses con otra familia en régimen de acogida. Entre tanto, Rosario y Juan sólo podían ver a su hijo por un calendario de visitas: «Desde el principio, la intención de ellos era dar el niño en adopción. Intentaban romper nuestra familia».
Nueva vida
Hoy, Juan trabaja como conductor de un camión y Aarón tiene ya un hermanito de once meses que le espera en casa -una vivienda de Protección Oficial- para compartir juegos y travesuras. Su nueva habitación está decorada con pósters de Harry Potter y repleta de dinosaurios de peluche y súperheroes esperando la presencia de un niño que les dé utilidad.
«Estamos deseando que llegue el lunes y ya se nos está haciendo largo», aseguran sus padres. Aún así, Rosario confiesa sentir «un poco de miedo por si nos extraña esa primera noche que pase aquí, aunque él nos conoce y sabe que somos sus padres». Aarón ya tiene plaza en un colegio cercano a su domicilio de Jerez: «Le encanta el colegio porque desde muy pequeño ha ido a la guardería», apunta la madre.
Juan y Rosario se imaginan el momento en que cojan de la mano a su hijo para no soltarla nunca más: «Nos pondremos todos a llorar. Vamos a disfrutar mucho de él y habrá que celebrar su cumpleaños, que fue el día 5».
A pocas horas de reunirse los cuatro -cinco, contando con el inquieto Bruno, el perro de la familia- la pareja lamenta los años que se han quedado en el camino: «Una de sus abuelas murió el año pasado sin poder ver a su nieto».
«Hay otros padres a los que les ha pasado algo similar y llevan años luchando por la custodia de sus hijos», recuerda Juan, que cita el conocido caso de Iván y Sara, en Sevilla.
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