miércoles, junio 27, 2007

LA VIOLENCIA EN EL REINO DE LA IGUALDAD

LA VIOLENCIA EN EL REINO DE LA IGUALDAD, EL TALANTE Y EL PROGRESISMO DE “GÉNERO”

“La violencia de género es la violencia que ejercen hombres contra mujeres, fruto de las relaciones de poder, de dominio, y de posesión que han ejercido históricamente aquellos sobre éstas, fundamentalmente en el ámbito de la pareja. El origen de este tipo de violencia, entre otros factores se encuentra, en la historia y en la cultura. En la historia de la estructura familiar patriarcal basada en la supuesta superioridad del hombre sobre la mujer. Un problema atávico que responde a una construcción social que ha potenciado un reparto desigual de las actividades productivas, creando unos roles sociales asignados en función del sexo. Es en el marco de la cultura patriarcal donde se ha desarrollado además la violencia masculina, al ser ésta el instrumento más expeditivo para controlar las relaciones de poder. Son los patrones culturales machistas -de discriminación hacia la mujer-, profundamente enraizados en la sociedad, los que explican la permisividad social durante décadas de la violencia masculina. La expresión violencia de género es gramaticalmente controvertida porque es una palabra exportada del inglés gender”, que quiere decir sexo. Sin embargo, no cabe obviar que el género no es sólo un término gramatical; es también una construcción o instrumento intelectual de análisis de la realidad. Así es: a diferencia del término sexo, que se refiere únicamente a las diferencias biológicas entre hombre y mujer, el vocablo género sirve de base para mostrar que las desigualdades entre ambos sexos se han construido históricamente como consecuencia de la estructura familiar-patriarcal y no como fruto de la naturaleza biológica de los sexos. De esta suerte, las expresiones de género y perspectiva de género comienzan a generalizarse tras la Conferencia Mundial de Mujeres de Beijing, celebrada en China en 1995.

No solo la violencia de género, sino también la violencia familiar es una cuestión determinada por el sexo masculino. Por eso puede también hablarse de violencia intrafamiliar de género, porque son los hombres de forma abrumadora los sujetos activos de la violencia en cualquiera de las tres categorías de violencia intrafamiliar…”

         Así se expresa en un texto titulado LA APLICACIÓN DE LA LEY ORGÁNICA DE MEDIDAS DE PROTECCIÓN INTEGRAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO”, Publicado en la Revista de Ciencias Sociales del Instituto de Investigación Ortega y Gasset, “Circunstancia”, en Enero de 2007, la Juez del Tribunal Supremo, Montserrat Comas d'Argemir i Cendra, Presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial.

Comienzo con esta cita porque las ideas que en ella aparecen son los dogmas, los axiomas de los que parte la versión “oficial” de la violencia sobre la mujer, perspectiva machaconamente repetida y difundida hasta el hartazgo, pese a que la tozuda realidad se empeñe en demostrar lo contrario. Pero en el retablo de las maravillas zapateril la realidad es lo que menos importa, lo que interesa es reiterar, reiterar, y reiterar la versión política y socialmente correcta, hasta conseguir que se instale como corriente de opinión mayoritaria entre la población (la ciudadanía la llaman ahora) y acabe siendo un dogma incuestionable. Aunque se divulguen barbaridades, disparates que son un verdadero insulto a la inteligencia, no importa, todo cabe en lo que el profesor Gustavo Bueno denomina “el pensamiento Alicia”…

¿De veras es creíble que cuando un hombre –porque la versión oficial y socialmente correcta solo habla de los varones como susceptibles de recurrir a la violencia- se rebaja, se envilece hasta tal punto de que se transforma en un monstruo capaz de acabar con la vida de su compañera, esposa, novia, amiga, amante, o ex amante, o ex esposa… se debe a la historia y a la cultura, y es resultado de las relaciones de poder, de dominio, y de posesión que han ejercido secularmente los hombres sobre las mujeres, y que todo ello los lleva a no aceptar que las mujeres ocupen espacios que antes les estaban vedados?  Somos muchos (y muchas) los que discrepamos y  pensamos que el asunto obedece a causas mucho más complejas y que si se quiere coger el toro por los cuernos, hay que ser más rigurosos y hacer un mayor esfuerzo de inteligencia, y por supuesto dejarse de monsergas y consignas ideológicas.

Pero, realmente ¿Por qué está fallando la Ley Integral contra la Violencia de “Género”?

Han pasado ya más de dos años de su aprobación (dos años y medio, para ser exactos) y el número de mujeres asesinadas  no para de aumentar (por supuesto, también la cifras de varones, de niños, de ancianos…) ¿Qué está fallando?

Sin duda alguna, la ley  no está sirviendo de nada. Desde que la polémica ley entró en vigor las cifras de mujeres asesinadas son más o menos similares a los años 1999, 2001, 2002, 2003 y 2004. Durante los años 2005 y 2006 –así como lo que va de 2007- se ha mantenido el mismo tono…

La ley no está funcionando por la sencilla razón de que  está  diseñada desde la ideología  o perspectiva de género y no desde la interpretación de la realidad.  La Ley Integral contra la violencia de género es un homenaje a tal doctrina (que no son pocos los que la consideran totalitaria…) cuyos efectos resultan negativos no solamente por su escasa eficacia sino porque ha judicializado penalmente las relaciones de pareja.

La perspectiva del género es una doctrina que pretende ser “total”, igual que el marxismo que es la doctrina en  la que se inspira sin duda alguna. Según la ideología de género  la sociedad actual  está  basada en el matrimonio y la familia, familia en la que existe una concreta división de roles, la sociedad actual es esencialmente perversa porque está sujeta a los caprichos de una “clase” dominante: los varones; la familia es el lugar donde se educa, donde se inculca, donde se aprende la violencia contra las mujeres.

Según el feminismo subvencionado y políticamente correcto los feminicidios, son la respuesta del “macho dominante” a los deseos de emancipación y libertad de las mujeres. El varón inclinado a comportamientos afortunadamente decadentes, educado en la familia y la religión judeocristianas, en el patriarcado, le niega a su compañera los derechos más elementales, y llegados a un determinado momento, tiende a resolver el conflicto matándola. Naturalmente, dado que es una ideología bastante chapucera, no existen datos que corroboren o apoyen tales hipótesis. Todo lo contrario.

Si la versión de la “perspectiva de género” fuera cierta,  la violencia y, sobre todo, los asesinatos se darían en mayor medida en las personas educadas de forma más tradicional que en las personas jóvenes.  Sin embargo, la cruda realidad demuestra que las cosas  son de otra manera: una mayoría abrumadora de asesinos son  menores de 40 años, y el veinte por ciento menores de 30. Las homicidas mayores de 50 años, el grupo en teoría más peligroso por su patriarcalismo, apenas representan el 40 por ciento de los casos.

Si la versión oficial fuera cierta, deberían predominar más los maltratadores y asesinos con mentalidad tradicional que los maltratadores “liberales” o “progres”. La realidad es muy otra. Las personas unidas por matrimonio religioso proseen menor tendencia al  homicidio que las unidas por  matrimonio civil, y a su vez, éstas muchísimo menos que las que forman “pareja de hecho”. Casualmente las estadísticas demuestran que existen 10 veces más posibilidades de homicidio en una relación de pareja de hecho.

Si los postulados en los que se inspira la ley fueran ciertas, en las naciones “más liberales”, con una mayor tradición de liberación de la mujer, como los países nórdicos y anglosajones, debería haber mucho menor violencia intrafamiliar que en los países supuestamente más tradicionales y con influencia judeo-cristiana, como Portugal, España, Italia, Grecia (ortodoxa), incluso Irlanda. Pero la realidad, insisto, es muy diferente: Suecia tiene el dudoso honor de liderar el ranking junto con Gran Bretaña y los Países del Norte de Europa, mientras que la cola corresponde precisamente a los países mediterráneos e Irlanda.

El tópico-estereotipo de un presunto “macho violento” de pelo en pecho, piel aceitunada y mirada cejijunta, frente a un civilizado nórdico, de ojos azules y actitudes liberales, es falsa: el nórdico estadísticamente presenta una mayor tasa de feminicidios y, no sólo esto, sino también de violaciones.

La ley no funciona sencillamente porque no se quiere reconocer que el origen de la violencia intrafamiliar está en la ruptura de pareja.

Existen tres factores (que a menudo se olvidan) que guardan una estrecha relación con los feminicidios. Uno ya ha sido señalado, las parejas de hecho; el segundo es la inmigración desestructurada, sin familia (que no la inmigración a secas) y el tercero son los procesos de ruptura de pareja.

Pero estos tres factores se pueden resumir en uno solo: el  que ya hemos nombrado de las rupturas, porque la inmigración desestructurada suele derivar en parejas de hecho y éstas presentan un grado de inestabilidad, de ruptura, por consiguiente, muchísimo más elevado que los matrimonios. De ahí también, que el aumento del número de divorcios tienda a presionar al alza el número de homicidios.

Pero la ley no quería abordar en profundidad el asunto porque resulta social y políticamente incorrecto reconocer que las rupturas son un enorme factor de riesgo,  ya que el objetivo es criminalizar al hombre-varón, y no buscar la causa real del por qué en unos casos concretos la violencia estalla mientras que en la mayoría no. Para la ideología de género es imprescindible seguir manteniendo la aberración de que la violencia que sufren las mujeres es parte del sistema y el feminicidio su única y posible consecuencia.

Y ¿qué hacer ante semejante panorama, por cierto nada halagüeño? Pues sencillamente, “más mediación familiar y menos policías"

Es tan obvio, que la Juez Decana de Barcelona, Maria Sanahuja, miembro de la Asociación Progresista de Jueces para la Democracia, y feminista militante, ha afirmado en unas declaraciones a El País (3 de septiembre de 2006), que “la única alternativa a esta ley es poner en marcha los mecanismos que permitan la mediación entre las parejas, lo que supone una revisión en profundidad de la norma, ya que el texto legal prohíbe de manera clara esta fórmula”. La juez apunta con precisión a  la raíz del problema: Evitar o atenuar la ruptura mediante la conciliación. Éste sí es el camino acertado, pero no hay que olvidar un detalle: la ideología totalitaria de esta ley lo prohíbe.  María Sanahuja critica muchos más aspectos que deberían ser tenidos en cuenta porque inciden sobre puntos de la  normativa vigente que han sido denunciados desde otras perspectivas jurídicas. Una de ellas es el desequilibrio que se produce, cuando ante un mismo hecho la pena sea distinta si el autor  es hombre o mujer. El asunto “tiene miga”: si el autor de un delito es mujer será calificado de falta, pero si es un hombre será considerado un delito y recibirá una pena de prisión incluso superior a dos años,... La Juez afirma que “no sólo estamos provocando problemas con las órdenes de protección a las mujeres, estamos también haciendo millares de detenciones para nada. Con la reforma del código penal hemos convertido en delincuentes a la inmensa mayoría de los varones, como consecuencia de las tensiones que se producen en los momentos más conflictivos de las separaciones y divorcios”.

La Juez Decana de Barcelona propone, incluso, suprimir los juzgados de violencia de género y devolver al ámbito de la jurisdicción civil y penal este tipo de conflictos, tal como antes sucedía.  Además, considera, que “las órdenes de protección a las mujeres están paralizando a la policía”.

Pero en lo que más insiste es en la mediación familiar, que recuerda que funciona hace más de una década en Europa y desde hace más de 25 años en Estados Unidos, con índices de acuerdo cercanos al 80%. Por esto afirma: “cualquier solución que trate de resolver el problema de la violencia sin mediación está abocada al fracaso". “Con esta ley hemos creado en los juzgados y en la policía unos problemas que no teníamos” y pide que se restablezca el sentido común en la redacción y aplicación de las leyes. Más claro imposible.

Esta ley no sólo no protege a la mujer sino que provoca situaciones de mayor violencia, desorganiza el sistema judicial y policial y judicializa las relaciones entre las parejas. Hombres y mujeres concretos son los perjudicados, una situación que se acentúa por la insólita ley española del divorcio al establecer su aplicación sin ninguna clase de mediación y por solicitud unilateral de uno de los cónyuges que acostumbra a ir seguida de una denuncia falsa por maltrato con la intención de conseguir ventajas. El gobierno de Rodríguez Zapatero y su peligrosa ideología sobre el hombre, la mujer y el matrimonio nos ha metido con sus leyes en una situación delirante...  Además, la violencia doméstica afecta de forma igualmente alarmante a niños, ancianos y, en menor medida aunque también, a hombres, de ahí que sea un grave error la aplicación de la “discriminación positiva” en este ámbito, al igual que en otros. ¿Es que acaso todas las víctimas de dicha violencia no merecen igual trato o atención y sus agresores igual castigo con independencia del sexo al que pertenezcan? ¿Es que acaso unos son más culpables que otros? La ley debe proteger a todos por igual, sin distinciones de ningún tipo, ya que lo contrario supondría una evidente vulneración institucionalizada de derechos individuales que son absolutamente inalienables, una violación en toda regla del principio de igualdad ante la ley, propio de las democracias modernas. Todo individuo, que no grupo, con independencia del sexo al que pertenezca, debe ser considerado de la misma manera cuando es víctima o agresor, puesto que la existencia de delito no radica en una mera y simple cuestión de sexo-género. El delito es la violencia y el maltrato, independientemente de quién lo sufra e independientemente de quién lo ejerza.

 

 

 

lunes, junio 25, 2007

Frente a la dictadura manipulativa de programas de máxima audiencia feminazis y su "normopatía" derivada

 

 TENER EL CORAJE DE SER DIFERENTES FRENTE A LA MEDIOCRIDAD: A PROPÓSITO DE LOS PROGRAMAS DE MÁXIMA AUDIENCIA Y SIMILARES.
 
  "En este mundo no hay mayor pecado
que el de no seguir al abanderado
(...)
no, a la gente no le gusta que
cada cual tenga su propia fe".
  (De una famosa canción de un cantautor francés de los años 60, cantada por el valenciano Paco Ibáñez).
 
  "Los grandes espíritus siempre han encontrado oposición violenta de parte de las mediocridades, las cuales no pueden comprender que alguien no se someta irreflexivament a los prejuicios hereditarios sino que haga un uso honesto y valiente de su inteligencia".
  "Los grandes espíritus han encontrado a menudo la oposición violenta de las mentes débiles".
  "Cualquiera que nunca ha cometido una errada, no ha probado nunca nada nuevo".
  "Quién sigue alegremente la música en formación desfilando ya se ha ganado mi desprecio. Ha recibido un cerebro de cierto tamaño por simple error y con la espina dorsal tendría ya suficiente".
  (Albert Einstein,1879-1955, científico judioalemán nacionalizado norteamericano, Nobel de Física de1921).
 
  "La virtud, en la demanda social, es la conformidad. Y se padece aversión contra la autoconfianza. No aprecia las realidades ni los creadores, sino el famoseo y las costumbres"
  "No vayas paso allá dónde el sendero puede llevarte, ve, de forma distinta, dónde no hay senda y deja una huella".
  (Ralph Waldo Emerson,1803-1882, político y pensador norteamericano).
 
  "Un hereje es alguien que observa con ojos propios" 
  (Gotthold Ephraim Lessing).
 
  "Razonar y convencer, qué difícil, largo y costoso! Sugestionar? Qué fácil, rápido y sencillo!"
  (Santiago Ramon y Cajal, Nobel de Filosofía y Medicina, 1852-1934).
 
  "No tenemos que permitir ser esclavizados por ambiciones y deseos que no tenemos y que los mediocres nos sugieren con el objetivo de dominarnos".
  (André Maurois, escritor francés).
 
   "La mediocridad pesa siempre bien, pero su balanza es falsa"
  (Anselm Feuerbach, 1798-1851, arqueólogo y escritor alemán).
 
  "La agencia de publicidad "Ruthrauff and Ryan" se enrogullecía del éxito obtenido al seguir el ejemplo de editores y directores de cine, y de los "best sellers", y instruía a su personal porqué ajustaran sus redacciones según una denigrando pero inevitable realidad: "Después de todo, los hombres y mujeres de la masa se caracterizan por una increíble estrechez mental.
  Durante la niñez se sienten atraídos por las colorines vivos, el brillo y el ruido. Y en la edad adulta mantienen unas reacciones básicas sorprendentemente parecidos".
  (Tomás López, "Aproximación a la telenovela").
 
  "...los poderes establecidos, tienden al control, unificación y explotación psíquica de sus súbditos".
  ("Moral y Nueva Cultura", Xavier Rubert de Ventós, filósofo cristiano, socialista y catalanista).
 
  "El sistema cultural tiende de manera irresistible a crear conformismos de masas".
  (Marc Fumaroli).
 
  "La nueva estrategia militar pasará por regular, controlar y manipular los medios de comunicación" (Alvin Toffler, 1928, ensayista científico USA).
   
  "Cuando te encuentras a tú mismo del mismo lado que la mayoría, es que ha llegado el tiempo de la pausa y de la reflexión".
  (Mark Twain, 1835-1910, escritor y periodista norteamericano).
 
  "Hay gente tan llena de sentido común, que no les queda ni el más pequeño rincón para el sentido propio".
   (Miguel de Unamuno, muerto confinado por los franquistas a las postrimerías del 1936).
 
  "El gran mal de l'hombre no radica en la pobreza ni en la explotación, sino en la pérdida de singularidad humana bajo el imperio del consumismo" .
  (Pier Paolo Pasolini, director de cine italiano, s.XX).
 
  "Cualquiera acción de propaganda tiene que ser necesariamente popular y adaptar su nivel intelectual a la capacidad respectiva del más limitado de los destinatarios naturales de ésta. Por lo tanto, el grado intelectual de ésta propaganda tendrá que ser más bajo cuánto mayor sea el conjunto de la masa humana que quieran alcanzar. Pero cuando te afanas por atraerte a toda una nación, como exigen las circunstancias...no podrás ser nunca lo suficiente prudente a la hora de mirar para que las formas intelectuales sean simples en grado máximo."
  "La capacidad de la gran masa es sumamente limitada y también su facultad de comprensión, y enorme su falta de memoria. Por lo tanto, toda propaganda eficaz tiene que concretarse en muy pocos puntos y saberlos explotar como apotegmas hasta que el último hijo del pueblo pueda formarse una idea de lo que queremos..."
  ("Mein Kampf", Adolf Hitler, dictador terrorista, pero genial propagandista, 1889-1945).
 
  "Perder la individualidad propia y pasar a ser un simple engranaje de una máquina, es impropio de la dignidad humana" (Mahatma Gandhi, independentista indio noviolento y devoto).
 
  "La forma mental del Encadenamiento es la estúpida lógica de la rutina que no nos lleva a hacer las cosas porque parezcan sensatas, sino que nos las hacen parecer sensatas porque la gente simplemente las hace".
  (Lanza del Vasto, discípulo europeo de Gandhi).
 
  "Vuestro pensamiento es el de las palabrerías y los falsos placeres. El mío es el pensamiento de aquel perdido en su propia tierra, extranjero dentro de su propia nación, solitario entre sus parientes y amigos.
  Vuestro pensamiento hace sonar trompetas cuando bailáis. El mío prefiere la angustia de muerte a vuestra música y danza.
  Vuestro pensamiento os hace aspirar a títulos y cargos. El mío me exhorta a servir con humildad.
  Vuestro pensamiento diferencia el pragmático del idealista. El mío descubre que la vida es una, y que sus medidas y pesos no coinciden paso con los vuestro. Aquel que etiquetas de idealista, puede ser un hombre práctico.
  El vuestro infunde arrogancia y superioridad dentro los corazones. El mío siembra el amor a la paz y el deseo de independencia.
  Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo el mío".
  "La gente de la ciudad aparentan gran sabiduría y conocimiento, pero su fantasía es siempre falsa porque sólo son expertos en la imitación"
  "Cuando encuentres un hombre que sea a la vez fuerte y cortés, alégrate pues es una gloria de verlo, y aun el ciego puede divisar sus cualidades".
  "Me alejo de la gente que piensa que la insolencia es coraje y la ternura cobardía. Y me alejo también de quienes creen que la palabrería es sabiduría y el silencio ignorancia".
  "Dentro la boca de la Sociedad hay muchos dientes infectados, podridos hasta los huesos de las mandíbulas. Pero la Sociedad no trata de sacarlos para librarse de la afección. Hay cantidad de dentistas que disfrazan los dientes infectados de la Sociedad con oro reluciente. Y son muchos los seducidos por estos falsos reformadores: su destino es la el dolor, la enfermedad y la muerte.
  "Visita los tribunales, observa cómo actúan los malévolos y corruptos funcionarios de la Justicia. Miralos jugar con las ideas y los pensamientos del pueblo llano, como el gato juega con el ratón. Visita los hogares de los ricos, dónde vive la presunción, la falsedad y la hipocresía. Pero te olvides de ir también a los arrabales de los pobres, dónde reina el miedo, la ignorancia y la cobardía.
  Visita entonces los dentistas, raudos con los dedos y amos de Herramientas delicadas, argamasas dentales y sedantes, que pasan sus días llenando los agujeros de los dientes dañados de la nación para esconder la podredumbre".
  (Jalil Gibran,1883-1931, escritor y artista libanés emigrado a los Estados Unidos).
  "Come mierda, 40.000 millones de moscas no pueden estar equivocadas" (Graffiti)
  "Dinero de entuerto hacen verdad
y de juez hacen abogado..."
  ("Elogio del dinero", Anselm Turmeda, escritor mallorquín, s. XIV).
  
  "Muchas personas no temen nada con más espanto que de tomar postura que destaque demasiado y claramente del parecer general. La tendencia de la mayoría es la de adoptar un punto de vista tan ambiguo que lo incluirá todo, y tan popular que incluirá a todo el mundo. Nadie que aspire a ideas altas y nobles las debe esconder bajo una apariencia de aridez por miedo a ser considerados diferentes".
  (Martin Luther King, Jr.,1929-1968, líder afroamericano y pastor bautista por los derechos civiles y contra la guerra del Vietnam)
 
  "Sólo hay una vía para escaparse de l'alienación de la sociedad d'hoy en día: retirarse"
  (Rolan Barthes).
 
  "Vivir es sentirse perdido" (José Ortega y Gasset,1883-1955, filósofo y escritor republicano ampliamente recuperado por el fascismo).
 
  "...explicó que...había tratado adrede de sacarme de quicio, porque yo mismo estaba sacándolo a él con la pesadez de mi conducta esperada.
Añadió que mis rutinas eran igual de locas como su aullar agudo". "Un "cazador"...no es de ninguna forma como los animales que ersigue, fijos en rutinas pesadas y en caprichos previsibles; es libre, fluído, imprevisible".
  ("Viaje a Ixtlan, Carlos Carlos Castaneda, 1972).
 
  "Tomé el camino menos transitado y esto hizo toda la diferencia"
  (Robert Frost, en "The Road not taken").
 
  "Lee cada día algo que nadie más leyó. Piensa cada día algo que nadie más pensó. Haz cada día algo que nadie más no fuese lo suficientemente tonto como para hacerlo. Es malo para la mente de pertenecer continuamente a la unanimidad (de la mayoría)".
  (Christopher Morley).
 
  "La humanidad ha progresado- científicamente, pero también moralmente- cuando no ha tenido miedo de saber"
  (Josep-Maria Espinàs, escritor catalán)


«Mamá, no quiero volver a verte»

«Mamá, no quiero volver a verte»

abc.es / 24.06.2007

http://www.abc.es/20070624/sociedad-sociedad/mama-quiero-volver-verte_200706240301.html


POR DOMINGO PÉREZ. MADRID.

«Mamá, eres un monstruo y una pordiosera y no quiero volver a verte». «No vuelvas a venir a visitarnos». «Edu -le dice a su padre, al que hace mucho que no llama papá-, dame el dinero y vete»... Palabras de mayores pronunciadas por pequeños. Mocosos de cinco, siete u once años que hablan por boca de sus padres o madres contra sus padres o madres. Frases que desgarran el corazón. Niños manipulados. Venganzas personales en las que los pequeños son utilizados contra las ex parejas. Padres que llevan años sin ver a sus pequeños. Pequeños que crecen sin uno de sus progenitores...

Y detrás de este maremágnum de sentimientos encontrados, de rencillas y frustraciones y de menores y mayores maltratados saltan a la actualidad tres siglas: S.A.P. o Síndrome de Alienación Parental. A grandes rasgos se podría definir como: «Hijos manipulados por un cónyuge para que odien al otro».

Y las víctimas, además de los hijos, suelen ser hombres, pero por una cuestión meramente estadística, «porque en la inmensa mayoría de los casos las custodias son para las madres y, en buena lógica, son las que disponen de más tiempo para influir en los niños y utilizarlos contra sus padres», como señala Santiago Álvarez Barón, presidente de la asociación Custodia Compartida y que publicará en breve el libro «¿Cómo afecta la separación a los hijos?».

Pero también hay mujeres que sufren el desgarrador dolor de ser rechazadas por sus retoños por culpa de los manejos de sus ex. Madres que han tenido que escuchar frases horribles y que llevan tiempo sin ver a sus pequeños del alma.

Josefa hace casi tres años que no puede ver a su hija. Inicialmente la ruptura con su marido se llevó bien: «Mi niña tenía siete años. Estábamos muy unidas. Incluso tuve que llegar a oírle decir: "Papá no me quiere". Se olvidaba de recogerla o llegaba tarde. Y siempre le tapé. "No te preocupes hija, es que es muy olvidadizo". Todo empezó a cambiar un par de años después, cuando él dejó Madrid y se fue a vivir a Almería. Entonces cada vez que volvía de estar con él notaba a mi hija distante y con la cabeza repleta de ideas raras. Fue un proceso lento y paulatino, pero no dejaba de crecer».

Abuelas abandonadas

«Todo lo que rodeaba a su padre -prosigue- era genial y todo lo que teníamos no valía nada. Empezó a utilizar palabras que no eran suyas. "Eres una pordiosera" llegó a decirme. "¿En qué te gastas mi dinero que te da papá?", me preguntaba. Yo recibía sólo 250 euros mensuales para su manutención porque no quise nada más. Todo se precipitó cuando accedí a que se fuera a
Almería a vivir con su padre. Ya tenía 11 años y tampoco podía retenerla.
Pero quería seguir viéndola. Sin embargo, cada vez me ponían las cosas más difíciles para visitarla. No me dejaban hablar con ella por teléfono. Ella utilizaba a mi madre para mandarme mensajes del tipo "Díle a mamá que no quiero volver a verla". Nadie puede saber lo que he llorado y lo que se sufre. El colmo fue cuando su abuela paterna me acusó de agresión. Presentó
falsos certificados médicos y la niña me ve como una asesina. Ha llegado a llamarme "monstruo", añadiendo: "Has querido matar a la abuelita"».

Tristes episodios

Se le corta la voz. Las lágrimas acuden a sus mejillas. Se le rompe el corazón rememorando tan tristes episodios. Como a Vicente. Él suma ya más de cuatro años sin ver a sus dos «princesas». Las ha perdido, pero siguen vivas, que es la forma más dura de quedarse sin un ser querido.

Desde que se separó -ellas tenían siete y nueve años- no ha vuelto a saber de ellas. «Unos intermediarios -recuerda- las llevaban a un piso en el que teóricamente debían encontrarse conmigo. Siempre llegaban antes que yo y cuando llamaba al telefonillo, bajaba alguien a decirme que no querían verme. Nunca me dieron un motivo. Siempre me iba sin verlas por mucho que
insistiera...». Se viven situaciones dramáticas que dejan a los protagonistas noqueados durante años. Así se sintió Vicente cuando en una de esas «pseudo visitas», que coincidía con el cumpleaños de una de sus hijas,les llevó un regalo. Se los devolvieron con una frase lapidaria pronunciada por la mayor: «Díle a papá que el mejor regalo que puede hacernos es que no
haya más visitas».
Lo peor es que el veto se extiende al resto de la familia. «La abuela de mis hijas, mi madre -explica Vicente, con un nudo en la garganta- tiene ya 87 años y pasa los últimos años de su vida sumida en una tristeza profunda.
Está convencida de que se va a morir sin volver a ver a sus nietas ¿Puede haber algo más terrible?».

Denuncias falsas

Dolor, amargura, venganza, maltrato. Son las palabras más repetidas por los que han sufrido una situación tan traumática. Muchos reconocen que alguna vez les han asaltado las ganas de suicidarse. «Es algo común. La gente se asombraría de la cantidad de suicidios que se producen de padres que acaban rindiéndose», apunta Santiago.

Francisco perdió la patria potestad después de tres denuncias peregrinas de las que ha sido absuelto. Una de ellas tan absurda como: «Amenazas e injurias por telepatía». Tiene que correr el riesgo de acabar en la cárcel para seguir viendo a sus dos hijos. Se acerca al colegio, a la hora del recreo. Se sitúa en la distancia y espera a que le vean y se aproximen.

«En cuanto por cualquier motivo pasa algo más de tiempo del habitual sin poder ir, ya les veo distintos. Me rechazan. Me dicen que me vaya. Les han lavando el cerebro. Les han redispuesto en mi contra. Afortunadamente sólo hay que ser un poco paciente y todo vuelve a la normalidad. Si se puede llamar normal a mi vida. En mi caso, hay que tener en cuenta que era yo el que les daba de comer, les bañaba, les vestía, les llevaba al colegio, al médico... Su madre jamás se ocupó de ellos y sigue sin ocuparse».

Todo lo que hace -concluye- es por venganza. Y mientras mis hijos han perdido hasta un 30% de peso, el chico ha amenazado con suicidarse, han cambiado cuatro veces de colegio en cinco años, han pasado de sobresaliente a suspenso y su peregrinar por los médicos es constante».

No somos antifeministas, somos antitotalitarios y antisexistas

 

  EL FEMINISMO IGUALITARIO (EQUALITY FEMINISM) HABLA CLARA Y DIDÁCTICAMENTE:
 
  "La crítica feminista de las instituciones patriarcales ha derivado hacia una animadversión real, visceral y aterradora hacia los hombres y la consiguiente intolerancia hacia las mujeres que insisten en colaborar con ellos. [...] Las más destacadas feministas heterosexuales suelen plantear el potencial conflicto entre su feminismo y su heterosexualidad con el tono de quien pide disculpas" .- Daphne Patai, profesora de literatura comparada y estudios de la Mujer en la Universidad de Massachusetts
 
  "Pienso que nuestro análisis de la forma que el género afecta la vida de cada cual debe de ser más equilibrado; que ya es hora de que empecemos a darnos cuenta de la forma que el sistema es también injusto con los hombres. Creo que ha llegado el momento de replantear el supuesto feminista de que los hombres disfrutan automáticamente de una vida mejor que las mujeres. Debemos de preguntarnos por qué: los hombres son agobiante mayoría entre los vagabundos y presos; cuando observamos que ocurre el mismo con los negros y los aborígenes, decimos que estos grupos merecen comprensión y ayuda; los hombres ocupan la mayoría de los trabajos peligrosos en nuestra sociedad: representan más del 90 por ciento de los accidentes mortales laborales; sólo los hombres están obligados por ley a alistarse en el ejército en América, y siguen enfrentándose a duras sanciones si se niegan; tienen un número de probabilidades de dos a a tres veces mayor de ser asesinados; los hombres mueren, en promedio, siete años antes de que las mujeres en Norteamérica (mientras que a comienzos del siglo XX, la diferencia era de un año); en conjunto, la tasa de suicidio de los hombres es cuatro veces más alta que la de las mujeres. No se trata de elegir entre dos opciones. Admitir que los hombres se enfrentan a determinados problemas debido a su sexo no equivale a negar que las mujeres no se enfrenten a los propios obstáculos. Ni se trata de una contienda. Es absurdo gastar energías tratando de demostrar cuál de los sexos lleva la peor parte. Actualmente, en Norteamérica, AMBOS sexos son desfavorecidos, cada uno en aspectos diferentes. Las personas interesadas por la justicia social deben preocuparse por el sufrimiento innecesario, con independencia de la persona afectada haya nacido con ovarios o con testículos. Sin embargo, muchas feministas ortodoxas no desean escuchar este mensaje. Algunas de ellas insisten que, debido a mis opiniones, no soy feminista de ninguna de las maneras. La conclusión parece ser que, para ser una "auténtica" feminista, debes elegir entre preocuparte por las mujeres o preocuparte por los hombres. Es absurdo. [...] Las personas que piden ser tratadas con justicia, respeto y compasión no pueden tener credibilidad si niegan esta justicia, este respeto y esta compasión a los otras" .- De "Soy feminista? / Am I a feminist?", artículo de Donna Laframboise, periodista de uno de los dos grandes diarios canadienses y colaboradora de otros importantes diarios y revistas canadienses
 
  "Esta sentimental insistencia en la inocencia femenina no favorecerá a las mujeres, que deben ser tratadas como seres humanos con capacidad para la agresión e igualmente responsables de sus actos [...] El lema 'No hay excusa para la violencia doméstica' no admite la excepción"  .- Feminists Play the Victim Game / Las feministas se hacen las víctimas, al The New York Times, 26-nov.-1999.
 
  "Debería de hacernos reflexionar el hecho que, mientras que el abandono paterno suele ponerse como ejemplo de la irresponsabilidad y de egoísmo masculino, más de un millón de mujeres norteamericanas se liberan [mediante el aborto] cada año de la carga de la maternidad (...) Para tomar seriamente la función paterna, es necesario que las mujeres asuman la obligación moral de compartir con sus parejas cualquier decisión sobre el embarazo" .- Cathy Young, *1963, feminista ruso-estadounidense , cofundadora en 1993 y vicepresidenta de The Women's Freedom Network
 
  "Una feminista de género hace uso de las Estadísticas igual como un pez lo hace de una bicicleta" .-Editorial de la National Review, 27 de junio, 1994, por Christina Hoff Sommers, feminista igualitaria, profesora de Filosofía de la Universidad de Clark, especialista en ética y teoría moral contemporánea
 
  "Las mujeres no deben sacrificar la personalidad si son madres. No deben sacrificar la maternidad para ser personas. Se suponía que la liberación ensancharía las oportunidades de las mujeres, no que las limitaría. El amor propio que hemos encontrado en nuevas búsquedas también se puede encontrar siendo madre" .- Elaine Heffner, psiquiatra y escritora norteamericana


domingo, junio 24, 2007

Una jueza decana que habla claro: la de Barcelona

 
 La juez decana de Barcelona, María Sanahuja, denuncia «miles» de detenciones masivas «sin apenas indicios» por malos tratos
CAROL ALVAREZ. BARCELONA.-
 
«No hay delito que lleve a la detención masiva de miles de hombres, sin apenas indicios», denuncia la juez decana de Barcelona, María Sanahuja, pero la aplicación de la Ley Integral de Violencia de Género lleva a hacer real esta situación, «propia de regímenes totalitarios», advierte la decana. Fue ése el pensamiento de Sanahuja cuando concluyó, ayer, que «la Justicia española aún ha de hacer la transición democrática».
 
Sanahuja denunció esta norma desde una óptica que supone una pirueta novedosa, la que reivindica la indefensión de los hombres, víctimas de una ley que los discrimina y que «causa una vulneración de derechos fundamentales en nuestro país que repugna».
 
El contexto en el que la decana hizo estas manifestaciones fue la presentación del libro El varón castrado, que, según su autor, José Díaz Herrera, pretende desvelar las verdades y mentiras de la violencia doméstica en España.
 
Sanahuja lamentó que el problema de la violencia, con toda la gravedad que comporta, «se ha llevado a un punto de locura» que ha generado un uso «abusivo» de la ley, la destrucción de la prueba del proceso y la ausencia de presunción de inocencia.
 
La juez decana de Barcelona forma parte del movimiento denominado El otro feminismo, que rechaza la discriminación positiva que recoge la controvertida ley porque podría vulnerar varios derechos, como el de igualdad, el de legalidad, el derecho a la libertad y a la seguridad o a la tutela judicial efectiva.
 
Y, yendo de lo general a lo particular, Sanahuja apuntó que «una condena injusta genera una violencia tremenda, una espiral en que la víctima entra en un proceso de autodestrucción», pierde el control de sus actos, redobla la violencia e incluso acaba recurriendo al suicidio.
 
Entonando el mea culpa como copartícipe de las consecuencias que acarrea esta polémica Ley contra la Violencia de Género -«Todos somos responsables»-, Sanahuja señaló que «hemos causado un gran dolor a un montón de hombres».
 
La juez advierte que la responsabilidad del desaguisado que provoca la ley se remonta al Ejecutivo del Partido Popular y a la reforma del Código Penal de 1993, pero que el cambio de gobierno no sólo no enmendó este error, sino que lo perpetuó en distintas revisiones del tipo delictivo que tuvieron como colofón la actual Ley Integral. «El PSOE ha compendiado lo que hizo el PP», señala Sanahuja, y lo ha hecho con el apoyo unánime del Congreso.
 
Y es que, razona la juez, «castigar más al hombre no tiene ningún sentido» y es totalmente desproporcionado haber llegado al extremo actual, que ha llevado la «mala educación al Código Penal». De hecho, la decana espera que la futura reforma del Código Penal coja el toro por los cuernos y devuelva la problemática «a su justo término».
 
«Si incluimos las faltas de educación en el Código Penal, no dejaremos a nadie fuera de la cárcel, porque todos habremos sido maltratadores alguna vez», advirtió.
 
Sanahuja lamentó, igualmente, que la parte realmente positiva de la ley, la que prevé recursos asistenciales, no se haya desplegado.
 
 
A CONTINUACION SE TRANSCRIBE UNA ENTREVISTA EFECTUADA A Dª MARIA SANAHUJA
 
SOCIEDAD
Diario de Sevilla _ DO. 21. 5. 2006
María Sanahúja Buenaventura.
Decana de los jueces de Barcelona. M. G. MAGISTRADA, fue elegida como decana de los jueces de Barcelona a principios de 2004.
Su experiencia profesional y personaltiene 45 años, está divorciada y comparte la custodia de sus dos hijas con su exmarido avalan con garantía su peculiar radiografía sobre la respuesta judicial que en España se da a los conflictos familiares. Se define como feminista porque vive y constata la discriminación de la mujer, pero sus gafas de mirar el mundo no le impiden ver que la mujer no siempre es la víctima.
por MARÍA JOSÉ GUZMÁN
BARCELONA. Hace dos años unas declaraciones de la decana de los jueces de Barcelona acerca de las falsas denuncias de maltrato dieron la vuelta a España y levantaron una polvareda que llegó hasta los despachos del Consejo General del Poder Judicial, al que algunas asociaciones feministas llegaron incluso para pedir que se le prohibiera hablar más en público. Pero, desde entonces, también antes, María Sanahúja no desperdicia una buena ocasión para expresar sus opiniones sobre las políticas de familia y de protección a la mujer y está convencida de que el Código Penal no puede ser el único instrumento de lucha porque, mal utilizado, puede incentivar más la violencia.
LA SITUACIÓN ACTUAL
"Hay caza de brujas y no se sabe qué hacer"
María Sanahúja asegura que actualmente se ha establecido un régimen de funcionamiento en materia de malos tratos que es "absolutamente totalitario, hay caza de brujas". "Todos, jueces, fiscales, abogados... no sabemos qué hacer para parar esta situación", comenta y explica que hay abogados que le dicen que no pueden sugerir a un cliente que está equivocado y que, ante una noticia de homicidio, lo primero que se investiga es si había o no "papelito" del juez. La decana es consciente de que será duramente criticada por cada una de las disfunciones que denuncie.
-- ¿Quiere decir que teme pronunciarse de con independencia?
Entrevista:
–¿ Qué le motivó a hacer esas declaraciones?
–Yo levanté el primer cadáver de mujer muerta a manos de su marido en Cornellá en 1997. Entonces reaccionamos, comenzamos a sumar víctimas y también a acordar medidas de protección, algo que se hacía también antes de que existiera la Ley integral. Entonces ya percibí que había una tendencia por parte de algunas mujeres a denunciar al otro porque pensaban que así obtenían mejores condiciones tras un proceso de ruptura matrimonial. Antes se investigaba, preguntábamos a parientes, vecinos, profesores... a todo el mundo y resolvíamos con rapidez a pesar de acabar a las 11, 12 o una de la madrugada. Lo podíamos hacer en ciudades pequeñas. Ahora, con miles de órdenes de protección, alentadas por la Ley, hay un Código Penal que lo penaliza todo y agresiones que no causan ninguna lesión se castigan con prisión. Los casos llegan al juzgado y, sin tiempo para investigar, se hace un juicio rápido y hechos que no son graves acaban siendo delitos de prisión. Eso no es razonable. No se puede dejar todo el aparato judicial en manos de lo que te dice una señora. Las verdades son muy subjetivas a veces.
–Interpreto que, lejos de mejorar, la nueva Ley lo agrava todo.
–Ya con la reforma legal que hizo el gobierno del PP, y que ahora se ha continuado, se fomentaba el uso del Código Penal como principal instrumento para luchar contra este problema y, usado de manera desproporcionada, es capaz de incentivar aún más la violencia. El actual Gobierno ha abundado en la misma línea errónea. Ahora todo es delito y justo las respuestas que pensamos que pueden llegar a solucionar los conflictos se eliminan, como ha ocurrido con la mediación. Hay otras medidas educativas, sanitarias, preventivas en definitiva que están bien, pero ahí no ha llegado aún el dinero.
–¿Es un problema de fondos?
–Se podría hacer mejor simplemente coordinando los recursos. El peso no puede recaer sólo en los juzgados, tampoco en la Policía, pero si todas las administraciones (también la sanitaria, la educativa...) nos unimos y establecemos cauces, se podrá investigar en poco tiempo y dictar resoluciones con elementos que nos permitan identificar y atajar la situación real. Y hay que emplear medios en intentar que la gente resuelva sus conflictos de manera pacífica y sin llegar al banquillo. La gente es civilizada y yo no creo, como dicen algunas como Ana María Pérez del Campo, sin estudio ni prueba alguna, que un 70 por ciento de procesos de ruptura escondan situaciones de violencia doméstica.
Dos tercios de estos procesos son de mutuo acuerdo. Claro que si entendemos por violencia un reproche... el perfil de la mujer maltratada se convierte en el perfil de todas las mujeres. Hay casos graves, pero se pueden detectar si se emplean bien los medios, y no hay que tratar todos por igual, como si las mujeres fuéramos menores de edad, incapaces de decidir si queremos perdonar o no a nuestra pareja tras una discusión.
–Al oírla da la sensación de que los jueces están atrapados por un Código Penal muy rígido.
–Muchos compañeros hacen a veces lo imposible por no aplicar un Código Penal que se ve a todas luces que es injusto, estamos trabajando para no aplicar un Código Penal que nos repugna a todos y nos parece espantoso. Ya algunos jueces han hecho interpretaciones para dejar sin efecto órdenes de alejamiento.
–¿Existen datos para contrastar esta situación?
–No y los datos que nos han enseñado hasta ahora son confusos, los números del Observatorio para la Violencia Doméstica no cuadran. Ya se debería haber evaluado qué pasó con la reforma de 2004, hay que hacer estudios generales. Uno de la Universidad Autónoma adelanta que se está produciendo un 50 por ciento de absoluciones en Barcelona ciudad. Si esto fuera así, querría decir que hay algo que hacemos mal, como absolver a un culpable y condenar, si no a un inocente, a alguien con fines que no se corresponden con la gravedad de sus hechos.
–¿Cómo reaccionan los jueces?
–Muchos ya no tramitan juicios rápidos para poder tener un informe previo y más detallado.
–Lo absurdo es que los juicios rápidos se aplican en estos casos para evitar colapsos y frenar a tiempo situaciones graves.
–Sí, pero como se está enfocando ahora la cosa no se arregla nada. Las denuncias han crecido mucho y también las órdenes de protección pero a veces no hacemos más que dar papelitos. Por eso hay que investigar y no sólo juzgar rápido porque sólo así se detectan los casos graves y se pueden evitar.
–¿La Ley hace daño a algunos?
–Sí. Si una pareja discute y el hombre empuja a la mujer, eso acaba en el juzgado y lleva a la separación de los hijos del padre. Y el argumento es que hay que separar a los niños de personas violentas para evitar que reproduzcan sus conductas. Es un discurso perverso.
–Hay una intención manifiesta de evitar esos automatismos que recoge el artículo 57.2.
Hay muchas cuestiones de inconstitucionalidad planteadas. Se habla de víctima y agresor desde el minuto cero, sin presunciones, y hay que cambiar el principio de proporcionalidad de las penas.
–Esos planteamientos chocan con los del feminismo radical.
–La Ley del Divorcio concilia poco con la Ley integral ¿no?
–Ya no hay que esgrimir causas para divorciarse y eso significa que ya no tiene por qué haber siempre un culpable y, por tanto, alguien que tenga más derecho que otro a quedarse con la casa. Por esto, entre otras cosas, la custodia compartida no se acepta: la Ley estimula las denuncias, verdaderas o no, y éstas impiden esta medida.
–¿Qué interés hay tras este radicalismo feminista?
A veces es sólo ánimo de venganza y también están las subvenciones para los centros que se han creado. Yo no he visto ningún otro delito sobre el que se diga con ilusión que han aumentado las denuncias. Eso pasa con todo, las ONG se convierten en negocios.
 
 
MAS DECLARACIONES DE MARIA SANAHUJA
 
 
María Sanahuja
Divorcio y Violencia de Género: dos leyes contradictorias
Re(d)forma en Serio

Voy a hacer uso de mi derecho a la libertad de expresión en el convencimiento de que hablando la gente se entiende y de que sólo evidenciando todos los ángulos de un problema pueden encontrarse algunas soluciones al mismo. Espero que este artículo no provoque las reacciones violentas e intolerantes que se generaron a raíz de la presentación de la memoria del Decanato de Barcelona el pasado mes de mayo, anunciando que voy a abundar en la lectura de la realidad que insinué en aquella ocasión. El Proyecto de Ley de Violencia de Género y el de Ley del Divorcio responden a dos visiones de los conflictos que se plantean en las relaciones afectivas y familiares radicalmente distintas y ofertan soluciones tan absolutamente contradictorias, que difícilmente pueden convivir en el mismo ordenamiento jurídico.
La exposición de motivos del Proyecto de Ley de Divorcio parte del respeto «al libre desarrollo de la personalidad», lo que «justifica reconocer mayor trascendencia a la voluntad del individuo cuando ya no desea seguir vinculado con su cónyuge». Parte del respeto a las personas, del principio de libertad de los cónyuges para decidir voluntariamente, como ya no puede ser de otro modo, la continuación o no de su convivencia. Cuestión distinta son las consecuencias que el cese debe conllevar, en función del desequilibrio que pueda comportar en relación con la posición del otro.

En cuanto a los hijos, la exposición de motivos alude insistentemente a que en el ejercicio de la patria potestad y la guarda y custodia, todos -padres, jueces, etcétera- deben procurar que tengan una relación fluida con ambos progenitores, evitando imponer trabas o dificultades que no estén amparadas en serios motivos y potenciando el principio de corresponsabilidad en el ejercicio de las potestades, para evitar que los hijos sufran innecesariamente un perjuicio en el desarrollo de su personalidad. Por ello se alude a la mediación como procedimiento extrajudicial adecuado, aunque lamentablemente la ley no hace referencia a ella en su articulado. Y en el nuevo art. 92 del Código Civil que se propone se menciona, ya explícitamente, la guarda compartida como forma de fomentar la corresponsabilidad.
Pues bien, al mismo tiempo que se tramita un Proyecto de Ley de Divorcio en el que se manifiesta un enfoque pacificador del conflicto, el Proyecto de Ley Integral contra la Violencia de Género insiste en una criminalización de las acciones de exteriorización de los conflictos, por leves que sean, en el ámbito de las relaciones afectivas y familiares. Valoro muy positivamente el que se aborden en una Ley integral los distintos aspectos que interactúan en un fenómeno complejo como es la violencia contra las mujeres. Es inaplazable el trabajo en el ámbito educativo, de la publicidad y de los medios de comunicación; en el plano sanitario, en el de la asistencia social, la tutela de los derechos laborales -aquí el proyecto podría ser más ambicioso-, etcétera. Continuar en la línea iniciada por los gobiernos anteriores en las últimas reformas del Código Penal, haciendo extensivo su alcance hasta límites intolerables, no parece que vaya a ofrecer solución al problema. El número de denuncias está desbordando los juzgados y el número de órdenes de protección hace difícil su seguimiento y su exigencia de cumplimiento.
El Código Penal ha invadido el ámbito de las relaciones personales, hasta extremos nunca antes conocidos. Los ciudadanos deben ser conscientes de que cuando reprenden dando un cachete a sus hijos están cometiendo un delito; o cuando una pareja discute, llegando incluso a empujarse, si son vistos por agentes de cualquier policía, pueden ser conducidos al Juzgado de Guardia porque su acción está tipificada como delito y, al ser condenados, la sentencia comportará necesariamente, la prohibición de acercarse a la víctima y la suspensión, respecto a los hijos, del régimen de visitas (art. 57.2, en relación al 48.2 CP). Deben ser también conscientes de que el Código Penal no permite las reconciliaciones porque los dos miembros de la pareja podrían ser condenados por quebrantamiento de condena, uno como autor y el otro como cooperador necesario (art. 468 en relación al art. 28 CP); que para las mujeres extranjeras la denuncia y condena de sus parejas conlleva la expulsión automática del territorio nacional (art.89 CP), no siendo conscientes de esta consecuencia hasta que ya no pueden remediarla.
Era necesario que el sistema penal reaccionara de un modo más contundente ante situaciones de violencia, pues eran calificados como falta, hechos que por su gravedad y reiteración merecían una sanción penal más grave. Se ha llevado hasta la extrema consecuencia esa necesidad, tipificando como delito, como hemos señalado, hechos que no son graves. Y el Proyecto de Ley Integral insiste en esta dirección sin haberse evaluado previamente si las últimas reformas legislativas han dado resultado en atajar la violencia. A juzgar por el número de víctimas, puede pensarse que no. El Consejo General del Poder Judicial, en su informe sobre la Problemática Jurídica de la Violencia Doméstica aprobado el 20 de marzo de 2001, enfatizaba cómo las medidas de alejamiento se incumplen en el 90% de los casos.
Los nuevos juzgados previstos quedarán colapsados desde el inicio a juzgar por la cantidad de asuntos que pueden llegar a tramitar y la gran cantidad de competencias civiles y penales que se les atribuye (art. 42 del Proyecto de Ley de Violencia). Estos juzgados crearán más problemas de los que tratan de solucionar: No deben ser creados. Las previsiones del Proyecto de Ley son totalmente insuficientes. Así, en la ciudad de Barcelona, dos juzgados exclusivos no pueden, en modo alguno, asumir el porcentaje de asuntos que, sobre esta materia, tramitan los 33 juzgados de Instrucción, añadiendo además las competencias civiles. Por ello ha de manifestarse el temor, fundado, a que los problemas que surgirán puedan dejarse para la improvisación, y ello sería inadmisible. Puesto que no parece que se cuente con un estudio riguroso de qué porcentaje de asuntos, actualmente tramitados por los juzgados de Familia, Mixtos y de Instrucción, pasarán a los juzgados de Violencia, parece obvio que se desplazaran a esos juzgados el grueso de los procesos de familia contenciosos.
Desde la óptica de un Juzgado de Instrucción -ahora de Violencia-, el juez contaminado por la investigación tendrá que dictar sentencia en el proceso de familia, en el que a una de las partes, o a ambas, se le están imputando delitos, lo cual dificulta enormemente una tarea mediadora y pacificadora del conflicto que el juez de familia está en mejores condiciones de realizar. Por otra parte, la implementación de cualquier política debe contar con la disposición de los agentes que deben llevarla a cabo y, en este caso, no se ha realizado estudio alguno que permita saber con qué número de jueces y magistrados se cuenta, con predisposición a asumir este tipo de juzgados, en las condiciones de incertidumbre actuales y conociendo la experiencia negativa de los juzgados de Elche, Orihuela y Alicante, en los que se realizó un ensayo.
Al juez no se le puede dejar, como está en este instante, en múltiples ocasiones, solo ante las exclusivas manifestaciones de las partes. Al Juzgado de Instrucción deben ser llevados medios que permitan la toma de decisiones con conocimiento de causa. Y me refiero a iniciativas como la planteada por la secretaria de Serveis Penitenciaris, Rehabilitació i Justicia Juvenil, de la Generalitat de Catalunya, que ha realizado un proyecto que pronto se pondrá en práctica en el Juzgado de Guardia de Barcelona, con la idea de hacerlo extensivo al resto del territorio, de asesoramiento técnico en materia de violencia doméstica. Pero la situación actual es que el juez debe decidir sin conocer y sin posibilidad de errar, y ello ciertamente no es factible. Ya son muchos los compañeros que se quejan de que nos han convertido en una especie de consejeros sentimentales, y esa no es nuestra función, ciertamente. A los Juzgados de Guardia deberían de llegar, o en él deberían de poder diferenciarse, las situaciones realmente graves... para proteger efectivamente a las mujeres que están en riesgo.
Las relaciones hombre-mujer, y los problemas que de ellas surgen, ya no pueden abordase como si no se hubieran operado los cambios profundos en la sociedad española que se han dado a partir de los años 70. La progresiva equiparación en el ordenamiento juridico de derechos para ambos sexos, junto a la masiva incorporación de la mujer al mundo laboral, permite alcanzar el primer escalón, el de la independencia económica, necesario para superar los roles de dominación. La decisión de millones de mujeres en España, en los últimos años, de no centrar su vida exclusivamente en la procreación, decidiendo no tener hijos, o muy pocos, nos ha permitido dar el salto al mundo laboral. Y nos queda todavía mucho trecho por recorrer hasta alcanzar la suficiente independencia emocional que nos permita relacionarnos con las personas en condiciones de respeto e igualdad.
Es cierto que estamos en un momento de tránsito en el que los nuevos roles no están claros. Si queremos superar el modelo de caverna -él caza, ella se ocupa de la prole-, hemos de impedir especialmente las discriminaciones salariales existentes y el acceso a puestos de responsabilidad que las mujeres no podremos alcanzar si persistimos en asumir en solitario la crianza de los hijos. Por ello, el nuevo modelo al que tenemos que tender mayoritariamente, por el bien de nuestros hijos, es que se relacionen con ambos progenitores y ambos puedan contribuir a aportar los valores culturales y de socialización necesarios.
También por el bien de las mujeres, para que dispongan del tiempo absolutamente necesario para su realización personal y profesional. El nuevo modelo tras una ruptura con hijos menores comunes debe ser la guarda y custodia compartida. Los hijos se beneficiarían de una carrera de relevos, de una educación en la pluralidad , y no vivirán en el pensamiento único. Yo no tengo duda alguna de que no hubiera podido asumir la responsabilidad del Juzgado Decano de Barcelona si no fuera porque tengo, en relación con mis hijas, la guarda y custodia compartida.
Las soluciones no vendrán desde un feminismo victimista y revanchista. Pueden pensar que el mío es un feminismo elitista, de mujer con un status social y económico que lo permite. No, el mío es el feminismo del esfuerzo por ejercitar los derechos negados a las mujeres, ocupando más espacios sin pedir permiso, y que surgió en unos barrios de obreros emigrantes, pues esa era la España heredada en los inicios de esta Democracia. Desde Cataluña -aunque aragonesa- apuesto por la cultura del pacto como única vía, rentable para todos, de solucionar los conflictos. En general es falso que con el planteamiento de destruir al contrario se solucionen éstos y se avance. La Historia acredita que los odios se renuevan y se enquistan hasta la mutua destrucción. Pero en el tema que nos ocupa el otro es el padre o la madre de tus hijos y cualquier planteamiento bélico repercute directa y negativamente en ellos.


viernes, junio 22, 2007

QUE TIENEN SUFRIR NUESTROS HIJOS PARA QUE RECONOZCAN SU DERECHO A TENER PAPÁ Y MAMÁ

 

http://actualidad.terra.es/nacional/articulo/jueza_decana_cree_custodia_compartida_1660498.htm



sentencia custodia 21-06-2007

Jueza decana cree custodia compartida limitará posibilidad de manipular niños

La jueza decana de Barcelona, María Sanahuja, ha opinado hoy que la guardia y custodia compartida prevista en la nueva ley del divorcio podría 'limitar la posibilidad de manipular' a los niños y evitar así que los hijos de padres separados desarrollen aversión a alguno de sus progenitores.

En una entrevista en el programa 'Els Matins' de TV3 de la que la cadena ha informado en un comunicado, Sanahuja se ha referido a la pionera sentencia en la que una jueza de Manresa (Barcelona) ha retirado la custodia de su hija a una madre por inculcarle aversión al padre.

'Supongo que eso pasa de tanto en cuanto y está bien que, cuando se prueba, se tomen medidas', ha añadido la jueza decana de Barcelona.

Además, Maria Sanahuja se ha mostrado confiada en que la guarda y custodia compartida, prevista en la ley del divorcio, contribuya a limitar 'la posibilidad de manipular a las criaturas, si los niños pueden ver a los dos (padres)'.

En opinión de la jueza decana, las leyes actuales 'destilan la visión de que los hombres son culpables y delincuentes por naturaleza'.

'Estamos influidos por un feminismo inspirado por planteamientos machistas, según los cuales los niños deben estar con sus madres', ha añadido.

De nuevo la Jueza Decana de Barcelona María Sanahuja Buenaventura expresa una reflexión en la cual se postula a favor del fallo dictado por la Jueza de Manresa retirando la custodia de la menor a la madre. Doña María siempre lo ha tenido claro y ella es el ejemplo práctico que muchas personas de bien anhelamos conseguir: una mamá y un papá en el día a día de nuestros hijos anteponiendo el bienestar de nuestros hijos a intereses vanos y materiales.
Ella no ha tenido reparo en manifestarse como una mujer "feminista" pero contraria a los postulados de estas señoras que se autodenominan feministas pero que en la cruda realidad son "ultrafeministas" que manifiestan una aversión y un odio hacia los hombres que les hace más bien inspirarse en "planteamientos machistas" como bien señala Doña María.
Ni que decir tiene que como está la ley a día de hoy los hombres somos "delincuentes por Naturaleza" y la presunción de inocencia se conculcó desde que entró en vigor la LICVG.
Desde aqui quiero expresar mi más sincera gratitud una vez más a Doña María por sus postulados racionales, sinceros y llenos de contenido en pro de la custodia compartida. Debieran otros "personajes" que tienen responsabilidades en nuestro pais de tomar nota y como no me gusta esconder nombres los diré: Montserrat Comas, Rosa Peris etc las cuales siguen a día de hoy manipulando la información a su gusto y antojo de modo que el hombre quede como un mero "criminal" y la mujer como la "martir" de cara a la sociedad y utilizando muchos medios de comunicación afines a la causa.



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  EDUARDO VIVES TERUEL  

jueves, junio 21, 2007

El Varón Castrado --- Acusaciones falsas y estigma de maltratador


EL VARÓN CASTRADO       
06.12.2006 
 
Es el título del libro más políticamente incorrecto de la temporada. Su autor denuncia que el hombre es la víctima real de la ley contra la Violencia de Género
 
JOSÉ DIAZ HERRERA
Un padrde protesta, en 2004, ante su antigua casa porque su mujer no le dejaba ver a su hijo. / FERNANDO RUSO.
Alcanzado por el dardo invisible de mi mirada, el miembro de Médicos sin Fronteras, colaborador de radio y televisión, J. S., sufrió en 2005 uno de los procesos inquisitoriales más traumáticos de su vida.
 
Previamente, la voz melodiosa de una mujer le dijo al teléfono: «Te llamo de la comisaría de la calle Rubio Gali. Tienes una denuncia por malos tratos y queremos charlar contigo. ¡Pura formalidad! ¿Puedes pasarte por aquí?». Semanas antes había entrado en vigor la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Acostumbrado a vivir el dolor de las guerras que asolan Africa, el médico se presentó en comisaría a pecho descubierto.
 
Nada más identificarse, sin leerle sus derechos ni informarle de qué se le acusaba, un grupo de agentes procedió a tomarle las huellas dactilares, a hacerle fotos de frente y de perfil. Luego le colocaron unas esposas para conducirle a los calabozos.
 
«Ya que me van a enchironar quiero que vean esto», planteó mientras entregaba un DVD a una de las mujeres policías. La agente lo cogió con desgana y le echó un vistazo. Pero la escena que le devolvió el ordenador le puso los pelos de punta. Una mujer, blandiendo un enorme cuchillo de cocina, corría tras el médico, le acorralaba y le apuñalaba.
 
La policía reconoció en las imágenes a la mujer que había puesto la denuncia. Pero no se conmovió. Si duras fueron las lesiones causadas por el arma blanca, más dolorosa fue la respuesta que el presunto acusado escuchó de los labios del agente: « ¡Qué le habrá hecho usted a su mujer para que le clave un cuchillo!».
 
Estudioso de la violencia familiar, J. S. no pudo contenerse: « ¿Insinúa que soy culpable de que mi mujer haya querido matarme?».
 
«Una mujer no hace eso si no se le provoca», contestó la policía.«Es decir, usted juzga a la gente por sus perjuicios feministas. No admite que haya mujeres asesinas, malvadas, arpías, dispuestas a asesinar a su marido para quedarse con sus hijos y su casa», se defendió él.
 
Para reafirmar su tesis de hombre maltratado, J. S. entregó a la agente una treintena de partes de lesiones de distintos centros de salud de Madrid. La agente los leyó uno tras otro. Como aquella situación no figuraba en su protocolo de actuación no supo qué hacer y elevó el caso a sus superiores.
 
«Las pruebas están a su favor y es probable que condenen a su esposa por intento de asesinato pero yo tengo una denuncia por malos tratos de su mujer. Esta noche tendrá que dormir en el calabozo», le dijo el responsable del centro.
 
J. S. parecía estar viviendo en un país de locos la peor pesadilla de su vida. Su mujer había querido matarle, había presentado las pruebas a la policía, y le «condenaban» a él.
 
Al final, logró que le dejaran volver a su casa con la promesa de acudir al día siguiente al Juzgado. «Se va con el compromiso de encerrarse con llave. Porque si su mujer se presenta en casa y usted la mata, quien se juega el pan de los hijos soy yo», le ordenó el oficial de policía.
 
Durante el año largo en que estuve investigando por los juzgados de toda España mi libro El Varón Castrado. Verdades y mentiras de la violencia doméstica en España, que se publica la próxima semana, tuve acceso a más de 3.000 sumarios judiciales, viví centenares de situaciones tan o más esperpénticas como la anterior. Veamos otro caso.
 
Siete meses antes, M.D., ingeniero industrial, tuvo una pelea con su esposa en su domicilio de la calle Menéndez Pelayo de Madrid. Como él no quería discutir, su mujer le provocó empujándole contra una cómoda causándole una lesión en la espalda. El varón reaccionó y le devolvió el golpe.
 
Poco después la policía se lo llevó detenido a la comisaría de la calle Huertas. Ella le había denunciado por malos tratos. Allí le tomaron las huellas, le quitaron sus objetos personales, incluido el reloj y los cordones de los zapatos, las medicinas para combatir un resfriado, sus gafas (tiene 5 dioptrías en cada ojo) y lo metieron en el calabozo.
 
Era viernes y los Juzgados de Violencia estaban cerrados. Al día siguiente lo trasladaron a la comisaría de Moratalaz donde volvieron a reseñarle. El lunes lo presentaron en Plaza de Castilla después de pasar tres días encerrado, alimentado sólo con zumo y galletas.
 
Allí se encontró con la primera sorpresa. El juez negó a su abogado el derecho a representarle y nombró uno de oficio que, nada más verle, le preguntó cuánto ganaba. Luego le recomendó que firmara una sentencia de conformidad: «Así aceptas una condena de 7 meses, evitas una pena mayor y no te expones a ir a prisión», le dijo el letrado.
 
Después de tres noches sin pegar ojo, víctima de un principio de neumonía, desorientado, sin ver un palmo más allá de sus narices, M. D. solo quería salir del infierno. Esposado, tras un «juicio» de diez minutos firmó lo que le pusieron delante y acabó la pesadilla.
 
Por la tarde, le soltaron, le entregaron una bolsa de basura y una patrulla le acompañó a recoger sus objetos personales. La vivienda, regalo de su madre, le fue adjudicada por el juez a su ex mujer y a sus dos hijos a los que debía pasar una pensión de 600 euros.
 
Todo aquello por lo que un hombre lucha -familia, hijos, hogar, patrimonio- se lo habían arrebatado en un juicio fotocopia, defendido por un desconocido.
 
«Bajo el shock traumático del calabozo, enfermo, sin asesoramiento, sin prestar declaración ante el juez, sin que le leyeran la acusación ni ser escuchado y sin que nadie le explicara las consecuencias de una sentencia firme e inamovible mi cliente fue condenado sin juicio», afirma su letrada Patricia Gómez. «El asunto no tiene parangón en la jurisprudencia de ningún país civilizado. Es tan grave que clama al cielo».
 
Hoy la gran tragedia de M. D., similar a la de otros miles de hombres, es cómo les contará el día de mañana a sus hijos, que él no es un maltratador, que nunca pegó a su madre, salvo para defenderse.
 
REALIDAD INVISIBLE
 
Escenas como las narradas, propias de un relato de Kafka, ocurren centenares de veces al día. Son tan aberrantes que para recrearlas habría que resucitar al escritor checo, clonarlo un millar de veces, y poner a todos sus clones a escribir sin descanso.
 
Y es que en España hay una realidad invisible que raramente aparece en los medios: la persecución sistemática del hombre por el mero hecho de serlo, la violación continua de su derecho a la presunción de inocencia, su condena sin ser oído y la creencia unánime de que un alto porcentaje de los varones son maltratadores genéticos y que hay que darles caza, sin tregua ni cuartel.
 
Los datos de esta nueva Inquisición son harto elocuentes. Desde comienzos de 2004, en que se puso en marcha la orden de protección, más de 250.000 varones han sido sacados por la fuerza de sus casas, separados de sus familias, desposeídos de sus bienes en juicios inapelables y muchos enviados a la cárcel como si se tratara de individuos no reciclables para la sociedad.
 
Paralelamente, 190.000 varones, han sido fichados en el Registro de Maltratadores y más de 25.000 desterrados en 2005 de su entorno mediante órdenes de alejamiento, el instrumento más eficaz para acabar con muchos matrimonios, ya que pueden durar varios años.
 
Y es que la Ley de Violencia de Género es como un revólver. Aniquila a los hombres sin atender a razones, con la mecánica de las armas. Según el Observatorio del CGPJ, durante su primer año de vigencia, se detuvo en España a 150.000 varones (160.000 de acuerdo con las cifras aportadas en los cursos de Verano de El Escorial), más de 400 por día.
 
Una Ley destinada a perseguir al hombre, a veces sin otra prueba que la denuncia telefónica de su compañera, no tiene parangón en ningún país europeo. La medida podría tener justificación si la violencia familiar fuera superior a la del resto de los países del entorno. Ocurre lo contrario. España es uno de los países más pacíficos de Europa. Un informe del Centro Reina Sofía del 2000 revela que la tasa de uxoricidios era del 2'44 por millón, cifra por debajo de la cual sólo estaban Islandia, Irlanda, Holanda y Polonia. El resto de las naciones civilizadas -Finlandia, Dinamarca, Suecia, Rumania, Reino Unido, Italia, Alemania o Francia-, ofrecen cifras de asesinatos de mujeres hasta cinco veces más altas.
 
La tendencia a judicializar los conflictos familiares, dando el mismo tratamiento penal a la violencia ocasional y a la habitual, prohibiendo la mediación y el perdón, con ser grave no es lo más pernicioso. Lo es el hecho de establecer como verdad incuestionable que las riñas entre parejas tienen siempre un elemento activo que trata de imponer su autoridad por la fuerza -el hombre- y otro pasivo, la mujer, víctima ancestral del dominio del macho.
 
Un enfoque maniqueo que no se compadece con la realidad. Así, en 2001 E.R.P. fue detenida en Barcelona por matar a su primo de 27 puñaladas; C.P. pasaportó a tiros a Antonio Quintana; E.G.G. despachó a su compañero a martillazos; M. S. apuñaló 18 veces a su amante en Valencia; a Restituto Rojo su hija le cortó el cuello de un tajo y una mujer estranguló a un paralítico en Valencia. Son sólo algunos de los asesinatos cometidos por mujeres en el año en el que 35 varones fueron ultimados.
 
Sus muertes son silenciadas. Aunque nadie duda de que el hombre es más violento que la mujer, la lista de varones asesinados por sus parejas es irrebatible. Pero como afirma la catedrática de la Politécnica de París, Elisabeth Badiner, discípula de Simone de Beauvoir, «nadie las cita; para conseguir leyes protectoras hay que demostrar que somos víctimas de los hombres».
 
AGRESIVAS
 
Erin Pizzey, la feminista que abrió el primer refugio para maltratadas en Londres, lo corrobora: «La violencia no es cuestión de sexo. De las primeras 100 mujeres que entraron en mi refugio 72 eran más agresivas que sus maridos».
 
Y es que la Ley contra la Violencia de Género, manejada por el feminismo de la reivindicación, es un maquiavélico instrumento para acelerar las políticas de igualdad entre sexos. Es cierto que nació con otros fines. Convertida en el proyecto estrella del Gobierno Zapatero, fue aprobada en el 2004 con el loable propósito de acabar con los asesinatos de las mujeres.
 
Conviene señalar, no obstante, que no fue la primera norma puesta en vigor con ese encomiable fin. La aplicación del Código Penal como medio para frenar los conflictos familiares, comenzó a esgrimirse a partir de la reforma de 1989 que castiga la violencia en su artículo 425.
 
El Código Belloch (1995), amplió los sujetos y los tipos penales. Imbuido de la filosofía del palo, el PP, en lugar de agravar las condenas a los asesinos de mujeres, violadores, o maltratadores habituales, siguió la senda de meter a todos los hombres en el mismo saco.
 
Pese a que un informe de la Universidad de Zaragoza reveló en el 2000 que sólo el 18% de las mujeres asesinadas habían denunciado malos tratos, el PP ensanchó las barreras punitivas para abarcar a mayor número de varones. Legislando con encuestas manipuladas, a golpe de opinión pública impulsó los juicios rápidos, estableció la orden de alejamiento y toda una panoplia de normas, encaminadas a proteger a uno de los elementos del conflicto.
 
Tras alcanzar el poder, al PSOE solo le bastó dar una vuelta de tuerca para convertir en sospechosa a la mitad de la población. Actuando como un potente bulldozer, la maquinaria policial del Estado con una simple denuncia ha detenido a hombres de 90 años, dementes, drogadictos o mendigos por no tomarse su medicación; se ha llevado de sus casas a hombres en calzoncillos y ha interrogado a menores en el colegio para localizar al padre.
 
Con una norma que convierte las faltas más nimias en delitos, no es extraño que los juzgados estén colapsados por varones que han dado un tirón de orejas a su mujer porque ella le quitó el coche, por individuos acusados de beber de la botella de agua de sus esposas o por parejas que riñen por el mando del televisor, asuntos todos ellos de escasa entidad desde el punto de vista del reproche penal, pero convertidos artificialmente en delitos. La reforma de la Ley del Divorcio ha enturbiado aún más el panorama.
 
El 11 de julio de 2005, el rumano Julian Grosu se quemó a lo bonzo hasta morir frente al Parlamento de Bucarest. Tomó la drástica decisión tras 15 meses de lucha, para que se cumpliera la Convención de la Haya y los tratados internacionales.
 
Dos años antes Grosu se separó de su mujer en su país y los tribunales le concedieron la guarda y custodia de su hijo. En un viaje a España, donde residía su ex mujer, fue detenido y un juez, vulnerando la soberanía de los tribunales rumanos, le quitó al menor y se lo entregó a su mujer.
 
Su caso no es único. Miles de padres luchan en España por la custodia compartida de sus hijos e incluso para que se penalice su secuestro durante años en las casas de acogida sufragadas por el Estado, vulnerando los autos judiciales.
 
Porque, si hace años parecía justificado que tras la ruptura matrimonial los hijos vivieran con la madre al disponer de más tiempo, en 2006 en que el 52% de las mujeres trabajan es lógico que por lo menos un porcentaje similar de hombres comparta su cuidado.
 
No ocurre así. Al tramitarse la Ley de Divorcio, el feminismo radical presionó a Zapatero para impedir la custodia compartida. «Quitarle a la madre el control de los menores supone echarla de la casa, suprimir la pensión y arrojarlas a la marginalidad», argumentaron. «No hacerlo es fomentar el parasitismo de la mujer, condenarla a depender del hombre o del Estado», arguyeron las dirigentes de Nuevo Feminismo.
 
Por eso, transcurridos 17 años desde que el Código Penal entró en la familia, las medidas se han manifestado inútiles. Lo reconoció el Fiscal General del Estado: «La Violencia de Género ha crecido en el último año en un 52%».
 
Y es que, una norma que castiga en exceso, que lleva a cabo todos los días una razzia de más de 400 hombres sin dejarles otra salida que la miseria, e induce a muchos varones a quitarse la vida para escapar de ella no es buena. Miles de condenados, con la colaboración de sus mujeres, la incumplen al negarse a acatar las órdenes de alejamiento. Muchas mujeres se aprovechan de ella y denuncian malos tratos para obtener un divorcio en 24 horas y centenares de parejas la hacen inservible al negarse a declarar.
 
Por eso, a la Ley contra la Violencia de Género habría que derogarla sin dilación como se ha pedido en más de 100 autos al Constitucional. Aunque sólo fuera para salvar el honor de centenares de jueces, policías y fiscales que tratan de aplicar una norma que divide a la sociedad, casi por partes iguales, en buenos y malos.
 
El varón castrado, de José Díaz Herrera (Editorial Planeta), sale a la venta el próximo 16 de noviembre.
 
 
José Díaz Herrera: "La Ley de Violencia de Género provoca más violencia"
 
EL PERIODISTA SEÑALA QUE NUEVE DE CADA DIEZ HOMBRES SON ABSUELTOS PERO QUEDAN MARCADOS CON EL ESTIGMA DE MALTRATADOR
 
El periodista José Díaz Herrera expone las verdades y mentiras de la violencia de género en España en su libro 'El varón castrado' (Editorial Planeta). El texto desvela que nueve de cada 10 hombres acusados por malos tratos son absueltos por tratarse de denuncias falsas. Para el escritor tinerfeño, este dato demuestra la ineficacia de la Ley de Violencia de Género. Díaz Herrera afirma que la legislación vigente provoca mayor violencia al despojar al hombre de la presunción de inocencia. "Cuando un hombre vuelve a su barrio con el estigma de maltratador, se acaba volviendo violento", señala. 
 
 
R.M. - 01/01/2007 15:17 h.
  
En el varón castrado trata de desvelar las verdades y mentiras de la violencia de género. ¿Cuáles a su juicio son estas verdades y falsedades?
 
En España, comparado con los países de nuestro entorno, mueren menos mujeres. Sin embargo, desde hace 17 años hasta ahora hemos empezado a tener unas leyes cada vez más duras. La ley del PSOE de 2004 pretende criminalizar al hombre, despojarlo de sus derechos constitucionales de la presunción de inocencia. Han conseguido el efecto contrario al esperado, más mujeres muertas y más hombres que se quitan la vida después de matar a sus parejas al no tener vía de escape con esta ley.
 
¿Cree que ser hombre en España es políticamente incorrecto?
 
El hombre está políticamente castrado con esta ley. Cualquier persona que se case ahora tiene el problema que según la Ley de Igualdad tiene que cooperar con su mujer en las tareas domésticas, lo cual me parece muy bien, pero a la hora de un divorcio, la casa pasa a manos de su mujer. Ahora que el 52 por ciento de las mujeres trabajan, es incongruente que siempre se queden con la casa y los hijos. Cuando un hombre va a un juzgado a decir que quiere educar y estar con sus hijos le tratan como si estuviera loco, mandándole al equipo psicosocial.
 
¿Debería volverse a tipificar el maltrato en el código penal?
 
Creo que hay que revisarlo todo. Lo primero que convendría hacer es en las situaciones de divorcio que haya igualdad, que no salga siempre el hombre perjudicado y la mujer beneficiada. Además, con la custodia compartida se desincentivarían un montón de conflictos y se provocarían menos muertes de mujeres y de hombres. En el primer año de Ley de Violencia Género se ha detenido a 160.000 hombres sin pruebas y ante sus vecinos. Sin embargo, en nueve de cada 10 casos se demuestra judicialmente que es inocente, pero le queda el estigma de maltratador entre sus vecinos.
 
Señala que el 90 por ciento son absueltos, pero también es cierto que ha crecido el número de víctimas.
 
Crece porque la ley es tan rígida que el hombre, en una situación de violencia, se vuelve loco y hace burradas. El año pasado murieron un 58 por ciento de mujeres y 42 por ciento de hombres. El número de víctimas crece pero no todas las víctimas pertenecen a la violencia de género. Hay 10 parejas con más de 64 años y en la mitad de ellos el hombre ha matado a la mujer y luego se ha suicidado él. Eso constituyen casos de eutanasia. También hay extranjeras que mueren en España y se incluyen en las estadísticas, que se están inflando para mantener el negocio por parte de los grupos feministas.
 
¿Cómo calificaría entonces el movimiento feminista actual español?
 
Afortunadamente está dividido. Hay unas pocas viejas que siguen con la historia de intentar liberar a la mujer por la vía de meter al hombre en la cárcel, pero la familia es un foco de conflictos donde todos se pelean. Por otra parte, está el movimiento que encabezan María Sanahuja y Empar Pineda que busca la igualdad y no quiere una ley que discrimine al hombre.
 
¿Cuáles son entonces los efectos de la Ley de Violencia de Género?
 
Provoca violencia. Si se detiene a los hombres sin razón, se les toma las huellas y se les mete en un fichero de maltratadotes. Cuando vuelven a su barrio con el estigma de ser maltratadotes se vuelven violentos. Eso lo saben los psiquiatras, los psicólogos y la Administración central.
 
¿Qué papel cree que juegan los medios de comunicación en este asunto?
 
Está cambiando. Afortunadamente muchos cuestionan la Ley de Violencia de Género que habrá que derogar. Hay que tener en cuenta que el 70 por ciento de los periodistas están separados y saben lo que es este calvario.