La ministra de Igualdad ha utilizado variadas excusas para justificar el empleo, entre sonrisas, de la palabra 'miembras' en su estreno en el Congreso: fue un lapsus, un giro de Iberoamérica, una exageración de la prensa y la imposición del lenguaje machista
- Érika Montañés
Decisiones políticas al margen, el desembarco de Aído en el Congreso fue todo un bautismo de fuego. En su debut en el escenario de la Comisión de Igualdad, decidió, entre sonrisas, intercalar un "y miembras" que sonó, primero, a cierto gracejo andaluz. Poco después se vio que el término, que la propia ministra reconoció no llevar escrito en su discurso, buscaba ir un paso más allá.
La pretensión era, a todas luces, desatar el debate lingüístico. Como aquel "y jóvenes y jóvenas" famoso de la socialista Carmen Romero. Con un solo vistazo a la comparecencia de Bibiana Aído el pasado 9 de junio, se comprueban los intentos por imprimir un tono de igualdad a cada una de sus frases: "el informe de evaluación de los tres años de la Ley Integral se presentará a finales de mes en el Consejo de Ministros y Ministras" (la primera vez que se oye, desde un miembro del Gobierno, tal unión conjuntiva); "serán políticas diseñadas con la participación real de las y los jóvenes y en permanente diálogo con ellas y ellos"; "es una verdad celebrada y compartida por todos y todas...".
Echado a perder ya el principio hegemónico de la economía lingüística, la novel ministra pronunció las palabras de la polémica: "Estoy convencida de que el compromiso con la igualdad de los miembros ymiembras de esta Comisión será muy relevante a lahora de conseguir los objetivos que la sociedad española nos está reclamando". Lo que no reclamaba la sociedad era ese "y miembras" que ADN.es destapó no fue transcrito ni siquiera por los servicios taquigráficos de la Cámara.
El revuelo se formó in situ entre los periodistas y diputados asistentes. Pero la tormenta vino poco después.
El "lapsus" inventado
Preguntada por ese amago de neologismo, Aído se excusó justificando que venía de un viaje en Iberoamérica y allí se utilizaba este giro femenino. "Fue un lapsus", dijo la ministra. Pero académicos como el ex vicedirector de la RAE Gregorio Salvador no tardaron en salir a la palestra y enmendar la nueva patada a la realidad. En Iberoamérica no se utiliza miembra como femenino de miembro.
Así que la ministra que había protagonizado pocos días antes una ciberconferencia con Nicole Kidman en una iniciativa contra el maltrato a las mujeres declaró, en un nuevo intento de calmar la tempestad formada, que aunque había sido un error, "sería una buena propuesta incluir el término miembra en el diccionario" de la Real Académica de la Lengua y que "quizás la viesemos en equis tiempo".
Nueva ocurrencia y nueva lluvia de críticas: "La propuesta es un error o una estupidez", dijeron los académicos. Desde su propio partido, Alfonso Guerra afirmó que tratar de introducir la palabra miembra en el diccionario "es una pérdida de tiempo".
Otras voces internas del PSOE comenzaron a sembrar la idea de que si la palabra miembras y la correspondiente metedura de pata hubiesen sido pronunciadas por un hombre no se habría desencadenado el huracán. Hay cierto tufo a machismo, insinuaron. Y a desigualdad en el seno del Ministerio de la Igualdad.
Aído acudió la mañana siguiente a un desayuno informativo. Primero se despachó contra la prensa y dijo que los periodistas se dedican a "exagerar en su afán de síntesis" y que se quedan "con la anécdota" y no con las propuestas que había glosado en su intervención, como el teléfono de los maltratadores que ayudará a "canalizar su agresividad".
O la hipérbole de los periodistas
El jueves 12, precisamente ante una periodista, Gemma Nierga, la ministra de Igualdad se agarró a ese cierto hedor machista y volvió a sembrar la duda de si su miembras fue pronunciado con una intencionalidad soterrada, realmente. "Hay palabras, como determinados anglicismos, o palabras como guay o fistro, que no tuvieron tanta dificultad para ser incorporadas al diccionario. Quizás haya una cuestión de género de fondo", dijo por los micrófonos de la emisora.
Mal asesorada o no, lo cierto es que en esa frase, Aído se volvió a cubrir de gloria. Patinó de nuevo en lo lingüístico, porque fistro nunca ha sido aceptada por la RAE, y en lo sexista, porque aseveró que el hecho de que en la Academia se sienten sólo tres mujeres provoca machismo en el español. "Fue un error decir miembra, pero ha originado un debate de género en el lenguaje interesante", reafirmó la ministra.
El último hito de esta polémica fue el comunicado remitido por treinta organizaciones feministas en el que aseveraban que "atacar a la ministra Aído es atacar de forma intencionada a las políticas de igualdad". El lenguaje sexista "invisibiliza a las mujeres", corroboran estas asociaciones, y el "ensañamiento con Aído es realmente grave, ya que va mucho más allá de pretender desgastar la figura política de la joven ministra. Se trata de arremtera contra la significación del nuevo ministerio".
En esta línea se manifiesta también el blog de la lingüista María Jesús Lamarca, doctora en Fundamentos, Metodologías y Aplicaciones de las Tecnologías Documentales y Procesamiento de la Información, que ha creado con la única intención de "catapular el término miembra y reflexionar de forma individual sobre las reacciones lingüísticas, ideológicas, afectivas, identitarias, políticas y simbólicas que provoca".
Con su blog, www.miembras.blogspot.com, Lamarca quiere que las personas utilicen la palabra miembra, "aunque actualmente esté considerado como ilegítimo por los puristas del idioma y no está incluido en los diccionarios", y añade que hará "un seguimiento pormenorizado de la evolución y uso de esta palabra, así como de todas las cuestiones lingüísticas y extralingüísticas asociadas". Y apostilla: "¡Úsalo! ¡Critícalo! ¡Pásalo!".
Curiosamente, hoy quien ha pretendido dar cerrojazo a la polémica del miembras ha sido el líder de la oposición, Mariano Rajoy, para enfocar el debate hacia la consecución de la igualdad entre hombres y mujeres.
Lo cierto es que en las propuestas del Ministerio de Igualdad se observan ganas, pero pocos medios disponibles -la lucha contra la violencia de género y sus demás propósitos sólo recaban 43 millones de euros en los presupuestos estatales-. A su titular, de momento, se la conoce más por sus palabras y por su blog, Amanece en Cádiz, donde en todo momento se dirige a l@s bloguer@s con las recurrentes e igualitarias arrobas. Sin embargo, en el currículo de la ministra 2.0, como la bautizó Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, no tiene remilgos en llamarse "miembro de" comisiones y organismos.
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