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Ramón Herrera lleva desde el 8 de marzo sin poder ver a su hija . Más de treinta son las denuncias puestas a su ex pareja por haber incumplido el régimen de visitas. Ahora espera la resolución de la justicia.
Por Begoña Picos Fotos Agustín Álvarez
Luchar por garantías legales en un mundo en el que la justicia queda en entredicho. Ese es uno de los objetivos que persigue la Asociación para la Protección Integral de la Familia (APIF). Ramón Herrera es uno de los tantos que abanderan este colectivo compuesto por padres en situación de desamparo que no encuentran razones convincentes ante la decisión de un juez que determina que los principales afectados, los hijos, prescindan de la visita de sus padres, obviando un derecho natural, ya que tal y como afirma Adriano Moguel, titular de este colectivo, "el mejor padre son los dos padres".
La vida no ha tratado bien a este portuense. LLeva desde el 8 de marzo sin poder ver a su pequeña y el miércoles se enfrenta al dictamen del magistrado encargado de sentenciar si podrá seguir ofreciendo a su hija todo ese 50% de cariño restado en los últimos tres años. Un tiempo de lucha tortuoso, sin resultado, por los obstáculos interpuestos por su ex compañera sentimental.
Herrera lucha con uñas y dientes por la custodia compartida, como mejor opción en este proceso de separación, como una forma de afianzar el derecho de cualquier menor a poder vivir y compartir su educación, sus sentimientos y vivencias con los dos progenitores. Sin embargo, los problemas no han cesado desde que decidiera poner fin su relación. Ignoraba la posibilidad de contar con la custodia compartida, por lo que cedió a las presiones ejercidas por la que entonces era su pareja para que fuera ella la que ostentara ese derecho. Dicho desconocimiento le jugó una mala pasada, porque desde el momento en que renunció a esa ventaja, las posibilidades para ver a la niña quedaron visceralmente reducidas, según comenta.
El juicio que ha de celebrarse el miércoles decidirá los pasos siguientes que han de tomarse, entre los que se encuentran la mediación entre ambas partes enfrentadas y la búsqueda de un punto de encuentro para las visitas. Herrera explica que la privación de visitas a su hija se debe a una orden de alejamiento impuesta por presuntas amenazas por parte de su ex que niega rotundamente. Si bien son más de treinta los requerimientos registrados por su parte por incumplimiento de este régimen, alegando que era ella la que no permitía que se acercase a la pequeña.
APIF explica que los niños con padres con separación traumática por la pugna de la custodia suelen aprehender el síndrome de alienación parental. Un mal gradual por el que, al estar privados del cariño de uno de sus progenitores (generalmente el padre), comienzan a proyectar un desprecio desmedido por los mismos, inculcado en el seno familiar. Ramón teme que su hija pueda proyectar esta soberbia, aunque reconoce que tiene ya doce años y su grado de madurez y sabiduría es mayor para discernir este "maltrato psicológico".
La asociación sostiene que el estereotipo del hombre que no goza de la custodia compartida es la de un individuo dejado, sin interés alguno por el bienestar de sus hijos, dejando todo el peso de la crianza sobre las madres. La realidad es bien otra, el perfil más reconocido es el de hombres engañados en "desigualdad de posibilidades", destaca Moguel, ya que a la hora de tomar una decisión las madres son siempre las respaldadas y beneficiarias de un derecho que, como la custodia o protección, ha de ser para ambos. Entienden que la sociedad esconde una doble moral en la que jueces perniciosos conceden a las madres este derecho y deber por considerarlo natural e intransferible a la persona que engendra, pasando por alto los derechos del menor. Así, Ramón apunta a que las innumerables denuncias que ha puesto no han sido tomadas en cuenta, pero sí las de su ex pareja, "por las incongruencias de una ley integral de la violencia de género" que ampara a la mujer en todo momento.
Mientras tanto, la desesperación de este hombre es palpable y da descrédito a la justicia, por hacer diferencias donde no debería de haberlas y por consentir que su hija vaya poco a poco olvidándose de él. Por mucho que intenta entender la situación, su mente se cierra y bloquea. Lo único que pide es poder reanudar las visitas a su hija de forma continuada y disfrutar del derecho de ejercer de padre. APIF está con él y con la causa de muchos más que no se atreven a confesarlo.
DESPUES DE 30 AÑOS DE DEMOCRACIA, LA ASIGNATURA PENDIENTE ES LA IGUALDAD. PARA ESTE EVENTO EL GOBIERNO DE ESPAÑA CREA EL MINISTERIO DE LA IGUAL DA. ES LA TEORIA DE UN GOBIERNO ESTUPIDO E IGNORANTE. (Erasmo de Rotterdam )
lunes, octubre 22, 2007
La pugna por un cariño robado
Elpuertoinformacion.es / 22.10.2007
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