El señor Lorente encarna las ideas sectarias que se han aposentado en el Ministerio de Igualdad. Cerrados a todo debate posible su única salida es llamar machista a todo aquel que cuestiona su punto de vista o sus nulos resultados.
A lo largo de los tres últimos meses Miguel Lorente, Delegado del Gobierno para la Violencia de género, ha sido entrevistado por diversos medios con motivo de la publicación de su libro "Los nuevos hombres nuevos".Ayer, Miguel Lorente volvió a la carga en el programa matutino de Radio Nacional. Siempre es lo mismo. Su libro puede leerse como un caso general contra los hombres españoles que, sin dejar de ser machistas, hemos aprendido argumentos y poses feministas o igualitarios, para poder oprimir mejor a las mujeres. Por ejemplo, que nadie se lo pierda, dice que los metrosexuales utilizan "armas de mujer" para poder oprimir mejor a las mujeres y que los padres separados intentamos seguir controlando a nuestras exmujeres a través de la paternidad. También afirma el señor Lorente que las asociaciones defensoras de la custodia compartida no estamos organizadas, no tenemos ideología y hemos surgido espontáneamente como una reacción del patriarcado. Nos llama posmachistas.
En el diario El Mundo, Lorente afirma que las estrategias que utilizamos los posmachistas para no perder nuestro dominio sobre las mujeres son tres: primero difundir el mito de del SAP (síndrome de alienación parental), segundo, decir que hay muchas denuncias falsas de maltrato por aplicación de la ley de violencia de género y tercero, defender la custodia compartida de los niños en la separación y divorcio. En resumen, para el señor Lorente querer seguir ejerciendo como padre después de un divorcio y pedir la custodia compartida es ser un machista opresor de las mujeres.
Estas declaraciones provocaron inquietud entre los responsables y socios de la Asociación de Padres de Familia Separados, la asociación de padres más grande y antigua de España con 22.000 socios y simpatizantes. No tanto por su contenido, que ya conocíamos por algunos panfletos, sino por venir de quien venían: un alto cargo de la Administración. ¿Es esta la única reflexión que le merece al Ministerio de Igualdad la situación de miles de padres que viven para pagar una pensión desmesurada por unos hijos que su exmujer no les deja ver o que han sido manipulados para odiarle? ¿La de los abuelos y abuelas que se quedan sin nietos después del divorcio de sus hijos? ¿Y las parejas reconstituidas que no pueden plantearse un futuro con un padre divorciado?. ¿Es esta la posición del Partido Socialista? ¿Es esta la posición del Gobierno?.
En primer lugar decidimos escribir sendas cartas a los directores de los periódicos, pero no hubo resultado. Ante la imposibilidad de defendernos en los medios contra las agresiones de un alto cargo del Gobierno se nos plantean dos cuestiones que además afectan a toda la ciudadanía, una de ellas, por así llamarla, política y otra, teórica o doctrinal.
La cuestión política tiene que ver con los derechos de asociación y de libertad de expresión. En España el segundo cargo más importante de un Ministerio puede atacar sin pudor en los medios nacionales a unas asociaciones legales cuya única maldad es defender la custodia compartida, al igual hacen el 80% de los españoles encuestados. Pero el verdadero problema viene cuando los medios de comunicación se niegan a ofrecer la oportunidad de defenderse a las asociaciones agraviadas.
La cuestión teórica tiene que ver con el contenido de lo dicho por Miguel Lorente. Los defensores de los derechos de los padres estamos a favor de la Igualdad. Lo que pasa es que rechazamos el mito del Poder Masculino, es decir la idea de un poder universal detentado por los hombres contra las mujeres. El mito del poder masculino, en cualquier caso, es poco útil y no explica la situación actual en la que hay más mujeres que hombres en todos los niveles universitarios. No hay que confundir Poder con Rol social. El rol masculino determina que el hombre es proveedor y debe salir a guerrear o a ganar dinero. Si poder es poder sobre la propia vida, ni los hombres ni las mujeres que se sujetan al rol lo tienen. El rol sexual estereotipado que tiene un origen remoto ha perdido sentido en la actualidad. Someterse a él trunca otras opciones y expectativas, tanto de hombres como de mujeres. El poder masculino no existe: sólo existe el poder sobre la propia vida de los hombres, las mujeres en particular, que hay que reforzar promoviendo el tránsito a uno y otro lado de las fronteras del género.
En cambio, el Mito del Poder Masculino implica que cualquier reivindicación de derechos o de igualdad por parte de los hombres es abusiva o improcedente porque ¿Cómo vamos a considerar a los hombres discriminados cuando sostienen " el sistema de dominación machista"?. En los países anglosajones los estudios de género masculinos han avanzado espectacularmente. Warren Farrell, famoso activista demócrata norteamericano, defensor de los derechos de los padres, escribió el año pasado un libro titulado ¿El feminismo discrimina a los hombres?. El libro ha recibido excelentes críticas en los ámbitos académicos de parte de estudiosos de género de todos los colores. Pero para el señor Lorente todo esto no es más que una conspiración judeo-patriarcal y posmachista contra las mujeres.
El señor Lorente encarna las ideas que se han aposentado en el Ministerio de Igualdad, ideas sectarias, que no resisten una crítica en profundidad sobre lo que quieren los hombres y las mujeres. Cerrados a todo debate posible su única salida es llamar machista a todo aquel que cuestiona su punto de vista o sus nulos resultados. Por cierto ¿Por qué nadie ha pedido la dimisión de Miguel Lorente ante su incapacidad de reducir las cifras de mujeres asesinadas por sus parejas?. Alguien tendría que hacerlo
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