Eldia.es / 24-05-2007
http://www.eldia.es/2007-05-24/criterios/criterios12.htm
HACE UNOS DÍAS entré en internet, Google, marqué panorama-actual>opinión, y encontré una Tribuna abierta por Julio Bronchal y Carlos Tovar Escudero en la que hacen referencia a la sentencia de una jueza de Santa Cruz deTenerife en la que se retira temporalmente la custodia de las hijas, de 14 y 12 años de edad, a la madre, y se le atribuye a su padre en base a que,
según los peritos psicólogos que intervienen en este caso, las menores están
afectadas por el denominado Síndrome de Alienación Parental (SAP).
El artículo, según sus autores, tiene por objeto aportar elementos de comprensión de esta decisión, dado lo inusual que resulta en nuestro país que un órgano judicial adopte esta drástica medida y lo poco conocida que aún es la patología que presentan los menores, es decir, la Alienación Parental.
En la medida en que he leído el artículo, y por el conocimiento que tengo del caso, me atrevo a recomendar al Foro de la Violencia de Género de Tenerife y a la Federación de Asociaciones de Mujeres Arena y Laurisilva, así como a algunos redactores de medios informativos, la conveniencia de que se impongan sobre el SAP, por "el triste destino de tantos niños y niñas -ahora adultos- víctimas de la Alienación Parental y a los que, en su día, no se les pudo o supo ayudar".
El SAP "está considerado como una forma severa de maltrato hacia un menor".
"En nuestra cultura, tal vez por la corta historia divorcista que tenemos, se nos hace difícil imaginar que un padre o una madre indispongan de tal modo a sus hijos contra su otro padre, hasta el límite de que lleguen a odiarle, sin que exista causa razonable para ello. Sin embargo, estos sentimientos se detectan con una creciente frecuencia en las exploraciones forenses de los menores de padres divorciados, en las que se llegan a registrar expresiones de tan profundo rechazo como desear la muerte del progenitor odiado, sin que tales sentimientos les ocasionen sentimiento de culpa".
"Junto a lo anterior, la conducta habitual del padre o madre que manipula hasta ese grado a sus hijos, a fin de lograr que rompan todo vínculo afectivo con su otro padre, es dificultar y obstruir al máximo su relación.
Son comunes los incumplimientos de los, muchas veces exiguos, regímenes de
isitas, así como excluir al otro progenitor de las actividades propias de los hijos (escolares, sanitarias, deportivas o de ocio)".
Continúa el artículo de los autores diciendo "más aún, entre las diferentes estrategias usadas por los padres alienadores, y tal como han demostrado numerosos estudios epidemiológicos realizados en los países occidentales, durante los últimos quince años destaca, por su efecto devastador, la formulación de falsas acusaciones de abusos sexuales. En términos muy
gráficos se ha descrito esta maniobra como la "bala de plata" con la que, de modo casi infalible y en un altísimo porcentaje de casos, se consigue destruir, a veces para siempre, la relación paterno-filial".
"Una vez diagnosticada la alienación parental y en su grado más severo, como en el caso de Tenerife que da lugar a estas líneas, la mayoría de los especialistas recomiendan el cambio de custodia de los hijos, atribuyéndosela al padre rechazado, con el consiguiente alejamiento del
padre manipulador, a fin de que no continúe interfiriendo en las medidas judiciales y psicoterapéuticas que, perfectamente combinadas, deberán adoptarse para favorecer la reanudación y normalización de la relación de los hijos con sus dos padres".
Seguro que ahora muchos lectores entenderán las medidas de la jueza, del por qué hay que aplicar medidas drásticas. Seguro que muchos progenitores se ven reflejados y tal vez descubran por qué sus hijos les odian.
Y es bueno el precedente y la valentía de la jueza, que, afortunadamente, se ha sentido amparada por jueces y fiscales. Es bueno que esto lo conozca la opinión pública, y las asociaciones defensoras contra la violencia de género, y los redactores de medios de difusión, y doña Ana Rosa Quintana, por si quieren pedir perdón.
No se debe salir a la calle a crucificar a un inocente, sin antes haber contrastado la información recibida.
Merece la pena leer la totalidad del artículo, amigo lector. Igual descubres que es tu caso.
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