domingo, febrero 06, 2011

Custodia compartida, sin género

 
http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/1838/custodia-compartida-sin-genero
 
Enero de 2011
 
Ante las sentencias de custodia a favor de un solo progenitor en los casos de divorcio, una parte de la opinión pública y de los afectados se empieza a movilizar y a recoger firmas para llevar ante los parlamentarios impulsados por una evidencia: la mayoría de veces, las custodias se conceden a las madres aunque el padre quiera ejerce su derecho, sin ningún motivo que lo impida.
 
Son numerosas las ocasiones en que los hombres se quejan de que los informes presentados en contra de que la madre ejerza ese privilegio, son ignorados en los juzgados de familia y traspapelados.
 
Una y otra vez acuden a los juzgados reclamando atención sobre hechos probados y pruebas testificales, pero para desesperación de padres inocentes topan con juzgados de corte feminista en los que se ignora su derecho a justicia.
 
El Código Penal recoge el delito de maltrato, con el agravante de proximidad familiar, pero la Ley de Violencia de Género ha posibilitado que mediante denuncias falsas, muchos padres inocentes sean tratados judicialmente como delincuentes a los que se les niega el derecho a ejercer su paternidad.
 
Manifestaciones por toda España a las que acuden varones en esta situación, acompañados por abuelos y mujeres que no están de acuerdo con esta práctica, se suceden continuamente. Personas inocentes tratadas como delincuentes piden la derogación de una ley que permite, sin probar su autenticidad, poner una denuncia de malos tratos para conseguir -a ciertas mujeres- un divorcio a su medida.
 
Rechazan la violencia, abogan por las verdaderas víctimas femeninas que caen a manos de sus parejas y se rebelan ante una situación que quita legitimidad a su derecho, poniéndoles a la misma altura de quienes cometen el delito del maltrato.
 
En muchos casos su situación es tan sangrante como puede serlo la de las mujeres maltratadas. En ocasiones incluso hay informes psicológicos que acreditan la incapacidad de esas madres a las que se les concede la custodia, pero son ignorados.  Y eso que ya hasta hay asociaciones de jueces, perseguidos por el talante feminista de este Gobierno, capaces de manifiestarse en contra de estas sentencias.
 
Video 1: http://www.youtube.com/watch?v=DsSApsZwAlw&feature=player_embedded#!
 
Este debate en Antena 3 facilita la comprensión de este drama: para denunciar el maltrato a las mujeres, repugnante, no hace falta restar la categoría de víctima a aquellos hombres que lo son por una ley que los criminaliza a todos
El maltrato existe, es cierto, aunque algunos datos están manipulados y se esconden las estadísticas de casos padecidos por hombres para publicar sólo aquellas que mentalizan a la opinión a favor de la mujer.
 
No se niega la injusticia cometida contra mujeres y niños. Los abusos sexuales, violaciones, sin embargo está comprobado que mientras las víctimas reales no decrecen, aumentan entre hombres inocentes hasta el punto de que España está en el punto de mira de la Unión Europea, por la cantidad de denuncias falsas que se permiten en nuestro país: hasta 350 al día, según no pocas estimaciones.
 
Video 2: http://www.youtube.com/watch?v=GAIRyn_jvDQ&feature=player_embedded
 
Este documental pone el dedo en la llaga y trata un asunto muy espinoso y políticamente incorrecto. Pero necesario: para acabar con la lacra del maltrato a la mujer no hace falta convertir al hombre en verdugo sin pruebas ni quitarle la paternidad. Es sorprendente que a algo así se le pueda tildar de igualdad. Hay que estar con las víctimas, con todas
Los hombres inocentes acuden una y otra vez a juzgados en los que se ignora el derecho constitucional de todo ciudadano a ser inocente mientras no se demuestre su culpabilidad; se les detiene a través de la denuncia falsa, pasan directamente al calabozo y salen de él privados de su derecho a ejercer de padres, sin haber probado la autenticidad de la denuncia en su contra.
 
En España no se ha logrado la igualdad por la que el movimiento feminista luchó en sus orígenes. Las feministas radicales han otorgado un poder a la mujer que las convierte en delincuentes legalizadas con derecho a ejercer la superioridad con su género complementario y tratarlo como a un ser esclavo.
 
Hemos pasado de la reclamación de derechos en igualdad a ser portadoras de un estigma por el que se nos recordará como se recuerda al machismo más injusto y cruel de tiempos pasados. Qué duda cabe que entre los individuos de género masculino se esconden seres violentos capaces de cometer abusos contra sus propios hijos.
 
Entre las mujeres y madres también las hay y es hora de que se iguale la publicación estadística para que no se siga manipulando la opinión pública.  Los padres también quieren, sufren, lloran y son capaces de luchar por sus hijos igual que lo hace una buena madre.
 
Los casos entre unos y otras que conmueven por su mala práctica no pueden nunca justificar la caza de brujas que se comete en base a los intereses políticos de un gobierno claramente partidista, en el que para ahorrar en época de crisis, suprime el teléfono al que podía acudir el hombre en situación límite y mantiene el negociado para la mujer. El tristemente conocido Ministerio de Igualdad podía haberse llamado el De Igual-Da ante los acontecimientos que se vienen desarrollando.
 
La justicia que se reclama no tiene género, la violencia no tiene género ni edad, las leyes no pueden discriminar, los hombres también sufren, como José Luis Lago, un padre en huelga de hambre por no poder ver a su hijo pese a tener reconocido un régimen de visitas.
 
La capacidad para ejercer el mal no depende del género -¿recuerdan al pobre niño de la maleta?- la ley debe garantizar la igualdad para todos, la educación es la base de la convivencia y el garante de que las excepciones que conmuevan a la opinión pública, sean las que confirmen la regla.
 
Por eso, un país democrático, que crea de verdad en la igualdad y que nunca se olvide de sus víctimas, sea cual sea su género, siempre apostará por leyes saludables como la de la custodia compartida y, a la vez, no permitirá que se mantengan otras tan terribles como la de Violencia de Género por muy saludables que sean los principios que la impulsen.

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