Amaia Beranoagirre. Psicóloga.
Vitoria-Gasteiz, a 25 Mayo del 2007.
http://maltratadoras.blogspot.com/2007/08/comprension-hacia-ellas-condena-para.html
En el Correo del 5 de Mayo podemos leer:
"Una mujer ha sido detenida en Las Labores como presunta autora de la muerte de un bebé, a quién asfixió y enterró en el corral. Según fuentes policiales M.S.A. dio a luz a un bebé, pero por causas que aún se desconocen decidió deshacerse de él ..no era la primera vez que la mujer
embarazada desaparecía de la localidad un tiempo y regresaba después sin ningún hijo".
A pesar de que parece que haya podido acabar repetidamente con la vida de ¿algunos de sus bebés?, nadie la ha tildado de maltratadora, ni infanticida; ni simplonamente se ha asignado la causa de estos asesinatos al "maltrato infantil".
El 15 de Marzo hubo otro caso en que la madre dió muerte a su hija de 14 meses, tampoco nadie calificó a esta mujer como maltratadora, ni filicida, los medios dieron la noticia en los siguientes términos: "Una mujer, deprimida desde que su marido la abandonara, ha matado presuntamente a su hija.". Sin establecer juicios previos, ni descalificaciones. En los casos
de las madres que matan o maltratan a sus hijos/as se tiende a hacer un diagnóstico para detectar un posible trastorno psíquico y se procede al tratamiento del mismo, y no a un tratamiento como maltratadoras.
La palabra maltratador/a es un calificativo social, no es un diagnóstico clínico. Una madre que maltrata debido a una depresión requerirá el tratamiento de esta enfermedad, otra con trastorno de personalidad requerirá el tratamiento de su trastorno,.sería ineficaz referir a un mismo tratamiento maltratadoras con diferentes patologías o perfiles psicológicos.
Lo mismo ocurre con los maltratadores, este término no existe como categoría clínica, las afecciones psíquicas de los/as maltratadores/as pueden ser diversas.Las madres matan a los hijos/as en mayor proporción que los padres.
Tanto las madres sanas como enfermas, maltratadoras como madres amantísimas, consideran suyos a los hijos/as, por eso, cuando hay una descompensación psíquica o déficit psíquico, pueden acabar con sus vidas, porque los consideran suyos.
Los hombres no tienen un sentido de la propiedad de los hijos tan apegado como las mujeres. Todas las personas consideran en cierto modo suyos a sus seres queridos, de hecho, nos referimos a ellos como: "mi marido", "mi hijo", "mi madre". Se podría decir, que las mujeres están más apegadas a sus hijos/as y los hombres a sus mujeres.
Para ganar en eficacia en la intervención con la violencia doméstica entre adultos, sería aconsejable seguir el patrón de intervención que se sigue con las madres maltratadoras: una vez detectado el problema de la violencia, se debería proceder al diagnóstico clínico de las personas y
posteriormente al tratamiento del cuadro psíquico detectado, se consideren patologías o no.
El que determinadas afecciones psíquicas se consideren patologías o no, dependerá de la escuela psicológica que lo considere. De las patologías psíquicas existentes son muy pocas las que eximen de responsabilidad legal; los trastornos de personalidad, las psicopatías, las caracteropatías no
suponen ninguna disminución de conciencia, ni crisis de locura, por tanto,tampoco eximen de responsabilidad penal; pero tener un buen diagnóstico es un paso imprescindible para un tratamiento adecuado.
Obviamente la psicopatología es resultado de factores biológicos, psicológicos, históricos y sociales; pero por ello no dejan de ser perfiles psicológicos que hay que diagnosticar para saber qué ocurre y saber como intervenir con cada persona, tal y como se tiende a proceder con las
mujeres maltratadoras.
Volviendo al maltrato infantil, también hay madres que matan a sus hijos/as y luego se suicidan, y aunque esté tipificado como maltrato infantil, normalmente ni los medios ni la sociedad califican a dichas mujeres como maltratadoras sino como lo que son: pobres enfermas.
En el maltrato a niños en guarderías, a pesar de ser mujeres la mayor parte de las cuidadoras, en ningún caso se enfoca el problema en contra de las "maltratadoras".
En cambio, una denuncia por maltrato a un hombre le supone de una sola vez: un juicio social y judicial, un etiquetamiento y el tratamiento como maltratador; sin derecho a un diagnóstico clínico y se les somete a tratamientos para maltratadores, independientemente de si tienen problemas con el alcohol, drogas, depresión, u otros problemas psíquicos.
Las afecciones psíquicas más frecuentes no provocan ataques de locura ni reducen la conciencia, son patrones crónicos de relación, de estar en el mundo., por tanto no reducen penas.
Diferentes investigaciones realizadas en China, Finlandia, India, EEUU, España y Kenia muestran que son las madres quienes maltratan a los niños/as en mayor proporción que los padres, lo explica el que son las madres quienes están más tiempo con los/as hijos/as y que los consideran suyos.
Los casos de malos tratos infantiles saltan a las noticias cuando el maltrato llega al ámbito público: las guarderías, el hospital; y cuando las madres o cuidadoras profesionales quedan en evidencia por las circunstancias; si el caso de la guardería de Madrid, -destapado en un
programa de Mercedes Mila-, no llega a hacerse público mediante imágenes, se hubiera tapado, como ha sucedido con otros casos.
Lo que ocurre en el ámbito privado es invisible; los/as niños/as pequeños no tienen recursos ni interés en denunciar a sus progenitores, sino que tienden a justificarlos y acusarse a sí mismos. Las criaturas están indefensas frente a las personas que ejercen funciones maternas (madres o
profesionales); ni siquiera se somete a valoración la adecuación psíquica de las madres para ejercer la tutela cuando hay sospechas.
Dejar a las criaturas bajo la tutela de madres muy enfermas, -aunque estas mujeres necesiten toda la ayuda que se les pueda dar-, es dejar a los menores en situación de grave desprotección. Aún en el caso en el que la madre acceda a un tratamiento psicológico, éste requiere años para dar resultados. Un año, dos, tres, en la vida de una adulta es un tiempo breve, pero en la vida de un niño tiene otro valor.
La prevención radica en la infancia, una criatura maltratada tiene más probabilidades de entablar relaciones de maltrato. Si como las investigaciones muestran, son las madres las principales maltratadoras en la infancia; ¿Por qué no se tiene en cuenta este factor y se cuenta con la figura de los padres como tutores?
En casos, como el de la niña de Murcia muerta por su madre a pesar de las denuncias interpuestas por su padre; el de la niña de Sabadell ahogada por su madre que sufría un trastorno bipolar...La agresividad es patrimonio niversal de hombres y mujeres, tendremos que aprender a gestionarla de la mejor manera posible, para el bien de todos y todas: adultos/as, niños/as y ancianos/as.
La sociedad es más comprensiva con la muerte de hijos por sus madres, que de mujeres por hombres. ¿Será que el asesinato de niños se considera un hecho más liviano que el de una mujer adulta?
Voy a exponer dos breves párrafos, que lo ejemplifican, uno del asesinato de una niña por su madre y otro el de una mujer por un hombre: "La Policía Nacional ha detenido a una mujer de 31 años, acusada de la muerte de su hija de 14 meses, que falleció ayer por la tarde en el
domicilio de la familia. La autopsia de la niña, ha confirmado que el bebé murió por sumersión. Al parecer, la niña tenía agua en los pulmones, lo que confirma que mantuvo la cabeza sumergida durante cierto tiempo hasta que falleció. Al parecer, la joven (la madre) sufría un trastorno bipolar que le comportaría trastornos de conducta"
Es una versión de lo sucedido comprensiva y humanitaria; que despiertan compasión tanto por la niña como por la madre. En ningún momento se utilizan expresiones como infanticidio, maltrato infantil ni violencia hacia el menor; términos que sólo servirían para intoxicar a la opinión pública con sentimientos de animadversión hacia las madres.
Ahora veamos como se informa de la muerte de una mujer a manos de un hombre.
"M.C. F. falleció ayer en el hospital víctima de la violencia machista a manos de su marido. El presunto homicida también contaba con un amplio historial en los archivos de la Guardia Civil. B.P. tiene varias denuncias acumuladas por conducción temeraria. No había constancia de que la víctima hubiera sufrido malos tratos. Pero la afición al alcohol del agresor era bien conocida en la localidad"
Conducción temeraria, consumo de alcohol, agresión ., son síntomas que hacen pensar en una posible depresión masculina; a pesar de ello, en esta noticia se utilizan términos cargados de emociones como la ira, que noticia tras noticia, han ido calando en la opinión pública y creando una animadversión ciega hacia los hombres, que ha llevado ha calificar como violencia machista la muerte de ancianas enfermas por sus parejas, o las muertes provocadas por enfermos mentales graves como esquizofrenias,.
Las personas suelen creer que primero se forma la opinión sobre algo y luego la emoción, pero en realidad ocurre a la inversa. Primero, suele darse la emoción de odio, compasión,. cuya intensidad de transmisión da como resultado el convencimiento de que algo es bueno-buenísimo o malo-malísimo.
Por ello las palabras cargadas de emociones tienen el poder de convencer, de que algo es bueno o malo. Estas opiniones enraizadas en lo emocional son muy difíciles de cambiar. Obsérvense a sí mismos: como cuando alguien les cae bien tienden a justificar y ver con buenos ojos lo que haga; y cuando aborrecen a alguien, haga lo que haga se le juzga a través de la emoción de la ira.."el bebé murió por sumersión." no despierta ninguna emoción, es una expresión ecuánime.."falleció víctima de la violencia machista." estas palabras por sí mismas generan emociones de rechazo y rabia; y estas emociones convencen de que los hombres se merecen todo lo que les pueda
sobrevenir.
Aquí radica quizá la explicación de por qué se persigue con más ahínco la muerte de mujeres que de niños/as, porque lo que actúa es el odio hacia los hombres, que se va filtrando a través de términos como "maltratador machista", "terrorista ." y no tanto el deseo de justicia o de mejorar la situación.
Amaia Beranoagirre. Psicóloga.
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