¿Se han convertido los Puntos de encuentro en un negocio de unos cuantos?
¿Cabe hablar de PUNTOS DE DESENCUENTRO?
En un sistema legal como el nuestro, la justicia juega un papel fundamental a la hora de regular la convivencia pacífica de los ciudadanos/as, es decir, para obligar a alguien a hacer lo que no quiere, o reprocharle socialmente (mediante una condena) una conducta antisocial y penada por las leyes.
Si una resolución judicial establece como medida relativa al régimen de visitas a favor de los hijos menores de edad, la obligación del progenitor no custodio de recogerlos y reintegrarlos en los llamados Puntos de Encuentro, dicha medida esconderá una poderosa razón para su determinación, esto es, se habrá tomado en aquellos casos en los cuales la relación entre los progenitores no es todo lo buena y fluida que debiera ser, tras el divorcio.
Los Puntos de Encuentro deben ser un lugar donde acudan los progenitores que tengan problemas relacionales entre ellos, no un lugar al que quieren acudir los menores, por lo que los encargados de su puesta en funcionamiento deben precisamente por ello propiciar un clima favorable y de respeto mutuo entre todas las partes en conflicto, tratando de evitar enfrentamientos entre los padres a la hora de la recogida y entrega de sus hijos.
El derecho de los hijos a ver y estar con su padre y su madre debe estar por encima de todo esto, y es una de las manifestaciones más claras del llamado principio del "favor filii", es decir, cualquier decisión, judicial o administrativa, relativa a los menores habrá de estar presidida por el interés superior de los mismos que, en consecuencia, ha de prevalecer sobre cualquier otro, aun perfectamente legítimo, que pudiera concurrir.
En los últimos tiempos ha habido un considerable repunte de quejas de los progenitores en el sentido de que los Puntos de encuentro generan cada vez más conflictividad. Se radicalizan las posturas de los progenitores y dificultan el dialogo posterior. Los menores que acuden a estos centros, lo viven como una experiencia traumática en sus vidas.
Por ello, frente a aquellas instituciones y personalidades que piden más Puntos de encuentro, dí sin tapujos y sin temor a equivocarte: No a los Puntos de encuentro si no se dan las necesarias condiciones para que la recogida y entrega de los menores se desarrolle con normalidad y sin incidencias.
Si te has sentido agraviado en el trato de los diferentes profesionales puestos al servicio de esta labor, coméntanos tu problema. Juntos buscaremos alternativas reales y eficaces a los denominados Puntos de encuentro.
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