viernes, abril 01, 2011

La Ley Stalinista de Pajin

Hace años, hablando con el novio de una amiga -un chico de ideología nacionalista-, salió a relucir el tema del terrorismo. Sin cortarse un pelo, el chaval dijo que consideraba a los niños y mujeres asesinadas por ETA "bajas colaterales" de un conflicto con el Estado. Confieso que tuve que morderme la lengua, por respeto a mi amiga, para no mandar a su novio a freir puñetas. Siempre recuerdo la burrada que dijo aquel tío cuando alguien dice que uno puede ser amigo de otra persona con total independencia de sus opiniones. Yo tengo amigos de derechas, de izquierdas, ecologistas, socialistas, liberales e incluso del Barça. Aprecio en ellos a las personas por encima de sus opiniones, pero me confieso incapaz de ser amigo de un energúmeno que considera "bajas colaterales" a las víctimas de ETA. ¿Y a qué viene todo esto? Pues a que esta noche he estado ojeando el Anteproyecto de Ley de Igualdad de Trato que prepara Leire Pajín y estoy que no salgo de mi asombro.

Pajín prohibirá a los particulares discriminar a otros por sus opiniones
El Artículo 1.2 de ese anteproyecto afirma que dicha ley "regula derechos y obligaciones de las personas, físicas o jurídicas, públicas o privadas, establece principios de actuación de los poderes públicos y prevé medidas destinadas a prevenir, eliminar y corregir toda forma de discriminación en los sectores público y privado". Las negritas las he puesto yo para subrayar que esta norma pretende crear obligaciones a las personas privadas y dentro del sector privado. ¿Y qué obligaciones son ésas?

La respuesta nos llega con el Artículo 2, cuyo primer punto dice lo siguiente:

"Nadie podrá ser discriminado por razón de nacimiento, origen racial o étnico, sexo, religión, convicción u opinión, edad, discapacidad, orientación o identidad sexual, enfermedad, lengua o cualquier otra condición o circunstancia personal o social."

Nuevamente, señalo en negrita lo que me parece relevante para el caso. Como se puede observar, se trata de una norma que pretende eliminar entre personas privadas y en el sector privado toda discriminación por motivos de convicción u opinión, entre otros. O dicho sea de forma más mundana: que un particular no podrá tratar a nadie de forma diferente por su forma de pensar. Esta ley se salta muy peligrosamente lo recogido por el Artículo 14 de la Constitución Española, que limitaba ese principio de no discriminación por motivos de opinión a la igualdad de los españoles ante la ley. La pregunta que me asalta viendo las pretensiones de la ministra Pajín es la siguiente: ¿en qué ámbitos se aplicará esta ampliación del la no discriminación por motivos de opinión?

¿Tendrá el PSOE que admitir a ultraderechistas en sus filas?

El Artículo 3 del Anteproyecto señala lo siguiente: "Esta Ley se aplicará en todos los ámbitos de la vida política, económica, cultural y social". Podrían haberse ahorrado texto y haber puesto que se aplicará en todos los ámbitos de la vida que no sean los de la estricta soledad, pues el hecho de estar con otra persona ya entra dentro del ámbito social. Así pues, tenemos una norma que prohíbe a las personas privadas discriminar a otros por sus opiniones en cualquier ámbito de su vida en sociedad.

Lo más insólito es que ese Artículo 3 establece que dicho principio de no discriminación es aplicable a la "Afiliación y participación en organizaciones políticas, sindicales, empresariales, profesionales y de interés social o económico." ¿Significará esto que un ultraderechista podrá denunciar al PSOE si no le admite como afiliado a raíz de sus ideas? Seguro que no. A fin de cuentas, esta norma será aplicada por una figura inquisitorial denominada "Autoridad para la Igualdad de Trato y la No Discriminación", una persona cuyo nombramiento "corresponderá al Gobierno" según el Artículo 38 del Anteproyecto. Al cuerno la justicia independiente: esta ley supone crear una auténtica Policía del pensamiento a las órdenes del ejecutivo.

Pajín quiere prohibir conductas, actos e incluso criterios

El Artículo 4 del Anteproyecto afirma lo siguiente:
"El derecho protegido por la presente ley implica la ausencia de toda discriminación por razón de las causas previstas en el apartado primero del artículo dos.

En consecuencia, queda prohibida toda conducta, acto, criterio o práctica que atente contra el mismo."
Al llegar a este punto tuve que pellizcarme para asegurarme de no estar soñando (o más bien, teniendo una pesadilla). Lo que pretende esta norma es prohibir conductas, actos e incluso criterios, es decir, juicios o discernimientos que puedan resultar diferenciar el trato entre personas privadas. Alucinante. Ya sólo falta que Pajín nos prohiba imaginar que tratamos a alguien de forma desigual, o soñar con que lo hacemos. Claro que al paso que va esta chica, todo se andará…

¿Hay algo que Pajín no considere discriminación?
En los Artículos 5 y siguientes se leen algunas de las cosas que entiende este Anteproyecto por discriminación:
Tratar a una persona de manera menos favorable que a otra (Art.5).
Tratar a alguien de forma distinta por su relación con otra persona (Art.6).
Tratar a alguien de forma distinta por haberla apreciado incorrectamente (Art.6).
Una mezcla de todas las anteriores (Art.7).
Inducir a otros a tratar de forma distinta o menos favorable a alguien (Art.9).
Tener un "trato adverso" hacia alguien que haya cursado una denuncia por cualquiera de estos motivos (Art.10).
Tras leer esto, me surge una pregunta: ¿hay algún momento de la vida cotidiana de un ser humano que Pajín no considere discriminatorio? En nuestras vidas hacemos muchas elecciones relacionadas con personas, desde hacer amigos a enamorarnos, casarnos, ir al cine, etc., en los que valoramos a otros por los motivos más diversos y rehuimos ciertas compañías por los motivos que sean. ¿Pretende Pajín limitar hasta el extremo nuestra capacidad para decidir con quién queremos relacionarnos? A la vista del Anteproyecto, la respuesta es un sí rotundo. Es más: si se llega a aprobar esa norma, ejercer nuestra libertad al tratar a otros significará correr el riesgo de ser denunciados ante un órgano inquisitorial, situación en la cual -para colmo- tendríamos que demostrar nuestra inocencia como ya adelanté aquí en enero: una inversión de la carga probatoria que es propia de los regímenes totalitarios, en los que no existe el derecho a la presunción de inocencia.
Una ley dictatorial que beneficiará a los más extremistas
Desde luego, esta ley es digna de las peores dictaduras, aquellas en las que el Estado planifica la vida de los individuos hasta los detalles más nimios. Y es que en una sociedad libre a nadie se le puede obligar a tener determinado trato con otra persona en su ámbito privado, aunque no quiera por el motivo que sea. Esa decisión nos corresponde a nosotros, y usurparnos ese derecho es propio de gobernantes con mentalidades estalinistas.
Eso sí, los nazis, los proetarras, los fans de Kim Jong-Il y de Pol Pot, los negacionistas del Holocausto, los simpatizantes del Ku Klux Klan y otros grupos parecidos deben estar dando saltos de alegría con la nueva ley de Pajín: si llega a probarse, los medios de comunicación privados no podrán negarse a publicar sus panfletos alegando un rechazo a sus opiniones, a menos que quieran sufrir una denuncia por discriminación. De locos, en fin.
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http://www.outono.net/elentir/2011/03/09/%C2%BFla-ley-estalinista-de-pajin-nos-impedira-elegir-libremente-nuestras-amistades/
Que la izquierda es una ideología totalitaria, fascista y la más asesina de la historia,  de ello nunca he tenido la menor duda. Que en cuya historia el psoe sin lugar a dudas siempre estuvo en el  podium de los más radicales, tampoco he tenido nunca la menor duda. El objetivo de la izquierda en general y del psoe en particular siempre ha sido convertir a las sociedades en totalitarias, bien por la fuerza (casos del siglo XX), bien a través de sutiles procesos de reingeniería social (casos actuales). En esto último es maestro.
Tiene una gran habilidad el psoe para fragmentar las sociedades en subgrupos provocando internamente enfrentamientos civiles entre ellos a través de leyes de discriminación positiva que hacen inviable la convivencia, ya que sus discriminaciones positivas fascistizan dicha relaciones civiles. El caso más claro es el del feminismo, violentando las relaciones entre hombres y mujeres al discriminar a los hombres, pues por el sólo hecho de serlo anticipadamente se les define como culpables en cualquier conflicto hombre mujer.
Lo mismo podemos decir de la fragmentación social creada  entre homosexuales y heterosexuales, o entre nacionales y nazionalistas, amparando con leyes de discriminación positiva a éstos últimos, cuando son éstos los que crean discriminaciones civiles y víctimas en sus entornos humanos y geográficos respectivos.
¿Y qué decir de la fragmentación social entre nacionales y emigrantes? Primero trae a éstos últimos y luego les abandona, creando con ello guetos de violencia  social, que no por silenciados dejan de existir y aumentar.
Pero la reingeniería social del fasciosocialismo español (léase psoe), no termina con las fragmentaciones sociales. El psoe es un partido fascista porque se adueña de nuestras vidas, creando leyes que legalizan nuestro exterminio paulatino, como es el caso de la ley del aborto libre, de la eutanasia, de la eugenesia, que además de no llevarnos a su paraíso socialista de población sana, nos llevan a un lento suicidio colectivo como sociedad y nación.
Por otra parte, el psoe es un partido totalitario, y por tanto, no admite privacidad alguna. Los sociólogos y los psicólogos saben muy bien que para convertir una sociedad en totalitaria hay que destruir las fuentes generadoras de las identidades individuales: la familia y la religión. Mientras éstas existan, existirán los individuos frente a las colectividades, existirán los valores de una civilización, y por tanto, el libre pensamiento individual frente a los valores de unos políticos determinados.
Con respecto a la destrucción de la familia, ya sabemos como el psoe y su fasciofeminismo la está  destruyendo con sus leyes de divorcio... con sus leyes de destrucción de la paternidad y maternidad, al convertir a los padres en meros reproductores al servicio del estado (progenitor AyB)... haciendo desaparecer paulatinamente los apellidos identitarios en los hijos (si por ellos fueran pronto seríamos meros códigos de barras).
Con respecto a la religíón ahý está la fragmentación social entre cristianos y no cristianos, amparando a éstos en leyes discriminatorias que humillan  a los primeros y ello en paralelo a bendecir ideologías religiosizadas altamente fanatizadas como es el caso del islam y sus leyes sharias.
Pero la reingeniería social no es posible materializarla sin destruir en paralelo la separación de poderes del estado de derecho. La izquierda ha funcionado siempre como un partido único (no democrático internamente) y cuando tiene el poder, concentrando de facto su gobierno los tres poderes. 
No sólo, los procesos de reingeniería social son procesos generacionales de adoctrinamiento de las mentes (de lo que la EpC es un claro ejemplo). El psoe en España esté en el gobierno o en la oposición de facto gobierna las instituciones sociales más significativas, muy en concreto las educativas y las mediáticas (Direcciones universitarias, y decanatos, sindicatos estudiantiles, asociaciones de padres, directores de institutos, presidentes de colegios profesionales, sindicatos laborales, etc.). Y no hemos de olvidar, que políticamente hablando, el mayor éxito de un proceso de reingeniería social es cuando logra que los jóvenes militantes de sus partidos opositores han sido adoctrinados en dichas instituciones educativas convenientemente estatalizadas, y ello al margen de que sean privadas o públicas (planes educativos adoctrinadores a condición de recibir las escuelas concertadas sus correspondientes subvenciones estatales).
Es desde estas instituciones que el psoe ha ido configurando lentamente las mentalidades sociales a través de leyes cada vez más intervencionistas en los ámbitos de lo privado. En la medida que va imponiendo dichas leyes intervencionistas y la sociedad no responde, es el termómetro que marca el nivel de éxito de su reingeniería social. Esté el psoe o no en el gobierno, ello es indiferente; es más, incluso como en el presente momento, el propio psoe le interesa pasar a la oposición, cuando sabe que desde ella seguirá gobernando mejor al definirse como las voz de la sociedad civil.
Como país, no me cabe la menor duda que la sociedad española es hoy ya la más totalitaria de Europa. De todo ello, la ley Patín de Igualdad de Trato (cada una pasa a la historia no como quiere sino como puede), es un buen termómetro del nivel de totalitarismo conseguido por la reingeniería social del psoe.
Sabía el por qué el feminismo definía como machistas todos los cuentos clásicos europeos, lo que no sabía era por qué a la izquierda en general y al psoe en particular le gustaba tanto la fábula de la rana dejándola morir tras el lento hervor del agua.
Ahora ya me lo explico, y también me explico, el por qué los fascismos del siglo XXI se caracterizarán entre otras cosas,  por llevar faldas.
Pablo el herrero

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