martes, agosto 31, 2010

Afirma la Fiscalía de Sevilla que en el año 2009 sólo ha detectado dos denuncias falsas por violencia de género.  Naturalmente no pongo en duda esa afirmación, ¡ faltaría más!.¿ Qué ocurre pues? . Si esos datos son ciertos, ¿ mienten quienes sostienen que esas denuncias falsas existen y en una proporción escandalosa? No, lo que ocurre, como dijera Campoamor, es que en este mundo traidor nada es verdad, ni es mentira, todo es según del color del cristal con que se mira. Veamos la realidad: la Fiscalía parte del convencimiento  ideológico y políticamente correcto siguiente: La mujer en la relación de pareja está siempre y por definición sometida al varón; cualquier agresión, por leve  y puntual que sea, aunque no obedezca a ninguna consideración por razón de género, y aunque sea recíproca, es calificada como maltrato; la mujer cuando denuncia nunca miente, por lo que cualquier archivo, sobreseimiento o absolución obedece a que no se pudo probar la culpabilidad del denunciado; la mujer cuando retira una denuncia lo hace por miedo. Ese planteamiento, evidentemente, descarta que puedan detectarse denuncias falsas, y así cuando se denuncia a un hombre y tras ser detenido  prueba que el día en que se le denuncia estaba a 1.000 Kms de distancia, El Fiscal no aprecia denuncia falsa porque, en tales casos, la mujer  maltratada y traumatizada pudo equivocarse del día y sitio donde se produjo la agresión, lo que, debe provocar la indignación social de que el acusado quede impune. Se denuncia a un tetrapléjico, y no hay denuncia falsa.
  Mas  como la realidad no es monocromática, existe otra posible interpretación políticamente incorrecta: la mujer en la relación de pareja, por definición, no puede ser considerada inferior al hombre, por lo que habrá que valorar en cada caso si la agresión, como establece la propia Ley, se ha ejercido sobre la mujer por el mero hecho de serlo, por considerarla el agresor persona que carece de los mínimos derechos de respeto, libertad y capacidad de decisión. Se habría de exigir una motivación machista en la agresión, como cuando en el caso de una agresión a una persona de distinta raza se requiere motivación xenófoba para considerar la agravante de racismo. Se puede y debe cuestionar y enjuiciar cada denuncia sin desterrar el derecho a la presunción de inocencia. La mujer cuando retira una denuncia lo puede hacer por miedo o por otras consideraciones, entre ellas la de ser consciente, tras el primer arrebato inicial, a veces tras ser asesorada en tal sentido, que su acusación es injusta o desproporcionada, conformándose con el inicial escarmiento. Desgraciadamente, así se podría dar otra lectura a que una acusada por denuncia de maltrato falsa pueda acabar muriendo por su pareja que sufrió esa acusación, detención y estigmatización, pues siendo execrable su conducta vengativa y homicida, pudiera ser, puestos a plantear hipótesis, que no se debiera hacer responsable al juez de haber hecho bien su trabajo sino a quien pudiera haber aconsejado a esa mujer a tomar esa iniciativa desencadenante del desastre. Esta otra perspectiva llevaría también  a  reducir la casuística de violencia de género elevando la protección de las mujeres que sí sufren riesgo y desigualdad, garantizando que sólo ellas perciban las coberturas asistenciales que necesitan. Ese planteamiento conllevaría que en menos del 2% de las denuncias formuladas  se podría encontrar esa motivación machista, una juez de violencia en una conferencia en la que alerté de ello, llegó a afirmar que en tres años no había conocido ningún caso. No estaríamos hablando ya sólo de denuncias falsas, cuyo número desconocemos, sino de acusaciones manifiestamente infundadas y que rebasan el ámbito de discriminación positiva que ha  refrendado el Tribunal Constitucional para proteger a aquellas mujeres que sufren desigualdad; debiendo los jueces así interpretarlo.
  Que cada cual intente encontrar la verdad, mirando con  el color del cristal que más le convenza, llamando la atención que en a finales del siglo XIX, en Francia,  en un asunto destapado por Zola, un Gobierno fue llamado a dimitir por haber sido un inocente condenado y escarnecido públicamente: Caso Dreyfus. Quizás, pues, no interese airear ese otro enfoque, puesto que no serían uno sino miles los acusados, condenados y escarnecidos injustamente, por la aplicación  del criterio literal y oficialista  de un texto legal de dudosa constitucionalidad. 
 
FRANCISCO SERRANO CASTRO
PRESIDENTE PLATAFORMA CIUDADANA POR LA IGUALDAD

jueves, agosto 26, 2010

Los superhéroes actuales influyen negativamente en los niños

http://www.abc.es/20100815/sociedad/super-heros-201008152121.html
 
Los superhéroes de hoy en día transmiten un esteretipo masculino poco adecuado a los niños, como es el del 'macho', dando palizas a villanos, lo que no resulta la mejor imagen para la formación de la personalidad de los chicos, según dos estudios diferentes que se han presentado durante la Convención Anual de la Asociación Americana de Psicología que se celebra en San Diego.
            La psicóloga de la Universidad de Massachussets Boston, Sharon Lamb, ha realizado el primero de ellos en el que ha analizado los valores que transmiten los superhéroes actuales en comparación con los clásicos del cómico.
Esta experta ha afirmado que "los superhéroes de hoy y los del pasado son muy diferentes". Así, ha explicado que el actual "es demasiado parecido a un héroe de acción que utiliza la violencia sin parar, es agresivo, sarcástico y rara vez habla de la virtud de hacer el bien para la humanidad".

Además, ha destacado que cuando no está vestidos con su traje de superhéroe, "estos hombres, como Ironman, explotan a las mujeres, hacen alarde de lujos y transmiten su virilidad mediante poderosas armas". Los héroes del cómic tradicionales luchaban contra el crimen, ha explicado, "los niños los podían admirar y aprender de ellos, eran personas reales con problemas de verdad y muchas vulnerabilidades", ha asegurado.

Lamb ha estudiado la influencia de estos superhéroes a través de los medios de comunicación y el márketing mediante entrevistas a 674 chicos de entre 4 y 18 años y a vendedores de cómics.

Junto con su equipo, ha determinado que los departamentos de márketing, se aprovechan de la ventaja de que los chicos se encuentran en la edad de forjar su identidad en la adolescencia y les transmiten una versión restringida de la masculinidad. "Les muestran que pueden ser un jugador o un vago, superhéroes o flojos", ha subrayado Lamb.

Siempre pueden ser unos vagos
"Los chicos creen que si no pueden ser un superhéroe, siempre pueden ser un holgazán. Estos vagos son divertidos, pero desde luego no les gusta la escuela y eluden las responsabilidades", ha recalcado la experta.
Por ello, ha advertido que "estos mensajes pueden estar afectando al esfuerzo de los chicos en el colegio". Lamb ha explicado que "enseñar a los niños desde el principio a distanciarse de estas imágenes y animándolos a encontrar las mentiras en los mensajes puede ser una forma de salvar este problema".
Mejor si rechazan la imagen del macho
Otro estudio al respecto, ha afirmado que los niños parecen tener un mejor ajuste psicológico cuando se resisten a la internalización de las imágenes de "macho", según ha explicado el investigador Carlos Santos de la Universidad Estatal de Arizona , que ha examinado la capacidad de 426 chicos a resistirse emocionalmente al estereotipo ofrecido por estos superhéroes.
En el estudio, ha determinado que los niños de diversos grupos étnicos y raciales eran igualmente capaces de resistirse a estos estereotipos masculinos, "en contra de la creencia común de que algunos niños pertenecientes a minorías étnicas son emocionalmente más débiles e hipermasculinos", ha afirmado Santos.
Así, se detectaron "pocas diferencias y la mayoría tendieron a disiparse en el transcurso de la escuela media". El investigador ha señalado que los niveles de estoicismo emocional tienden a permanecer estables a lo largo de los años de escuela y que los niños que no adoptan estos comportamientos machistas cuentan con una mejor salud psicológica cuando entran en la adolescencia.
 

miércoles, agosto 18, 2010

BENDITA ENTRE LAS MUJERES

Los caminos y los atajos de la igualdad, de María Sanahuja...

La jueza decana, María Sanahuja, en el salón de un céntrico hotel de Barcelona Foto: JULIO CARBÓ MONTSE MARTÍNEZ. BARCELONA

El objetivo final que se pretende es la construcción de un nuevo modelo social que incorpore plenamente a la mujer en la vida pública. Pero, ¿qué itinerarios debemos seguir para alcanzarlo?

Los totalitarismos y sectarismos en diferentes momentos históricos han encumbrado ideas absolutas, intocables, y han enviado a la hoguera, al paredón o a la prisión a quienes se han atrevido a cuestionar los dogmas de fe. También esto ha ocurrido en España con el feminismo totalitario.

Si alguien es calificado de machista o de oponerse a la igualdad, según el único camino trazado por quienes se erigen en doctores de esta nueva iglesia, es expulsado de medios y tribunas. Podía haber sido peor, pero afortunadamente no prosperó la idea de tipificar como delito la denominada apología del machismo, como pretendían algunos colectivos. La libertad de expresión ha sufrido mucho los últimos años, pero es más preocupante la autocensura de la mayoría, que ha permitido, sin demasiadas voces en contra, aumentar en miles los hombres presos por hechos leves relacionados con la violencia machista. Por ejemplo, sujetar a la pareja de la muñeca sin causarle lesión o decirle "te vas a enterar".

Hemos resucitado el viejo maniqueísmo y le hemos dado la vuelta. Hasta hace poco, lo masculino era revestido de connotaciones positivas, mientras que lo femenino era sinónimo de fragilidad, perversión o maldad. En las últimas décadas se han invertido los términos. Lo masculino es equiparado a violencia y maldad, mientras que lo femenino a bondad, solidaridad y valores positivos. Desde un sencillo ejercicio de racionalidad, esas posturas extremas son inaceptables, pero los seres humanos tenemos verdaderas dificultades para reflexionar con ecuanimidad y establecer reglas sociales, que permitan avanzar hacia convivencias más armónicas y de respeto a lo que la mayoría hemos convenido en denominar derechos fundamentales.

Mujeres y hombres somos biológicamente muy distintos, y la variedad de cada uno de estos grupos es también inmensa en función de la zona geográfica de procedencia, la clase social, la edad, la tendencia sexual, etcétera. Partiendo, por tanto, de esa tremenda diversidad que hemos convenido en respetar, debemos caminar hacia una igualdad de derechos y obligaciones, al tiempo que no deben violarse los mínimos recogidos en declaraciones universales que no tienen ni un siglo. El camino hacia la igualdad en la diversidad no está exento de tensiones y contradicciones, pues comporta una modificación de los roles tradicionales, que origina nuevos problemas, que no todos están dispuestos a tolerar, ni a esforzarse en superar.

En 2010, en las sociedades occidentales, el camino hacia la igualdad pasa porque las mujeres se otorguen a sí mismas el permiso de ejercer de ciudadanas de primera, sentando las bases para evitar la supeditación a los hombres, tanto económica como psicológicamente. No será rentable seguir solicitando limosnas al Estado, a las empresas o a los hombres desde un victimismo imposible de mantener si al tiempo no se hacen esfuerzos para alcanzar esa mayoría de edad que exigimos nos sea reconocida. La incorporación masiva de las mujeres a la universidad abre nuevos horizontes. No podemos actuar como los adolescentes, que quieren las ventajas de los adultos, pero no las responsabilidades. Hemos de salir de la caverna y lanzarnos a estrategias que permitan nuestra supervivencia, pero que no sean nefastas para el grupo. Hemos de diseñar caminos que permitan la integración de todos en ese nuevo modelo que tenemos que construir.

Y aquí se comete el primer error. Algunos parten de la falsa premisa de que las mujeres ya hemos llegado a la meta, puesto que nuestra condición femenina ya encarna intrínsecamente los nuevos valores positivos y, por tanto, a los únicos que compete hacer esfuerzos para alcanzar esa meta de igualdad es a los hombres. Este esquema simple y maniqueo no soporta un mínimo análisis, pues básicamente somos las mujeres las responsables de transmitir un modelo social patriarcal, ayudadas por series de televisión, películas, etcétera, puesto que la mayoría de los hombres ni siquiera intenta participar en la educación de los hijos. Pero ese esquema es el que inspira la legislación y las prácticas de las Administraciones públicas en los últimos lustros, sea cual sea el Gobierno que las impulse.

Las mujeres debemos autorizarnos a tener mayor autonomía y no considerarnos el apéndice de nadie, lo cual requiere el esfuerzo de salir al mundo exterior, que está plagado de dificultades y, por tanto, asusta, resultando más cómodo, en principio, ligar nuestra suerte a alguien más fuerte, que solvente nuestras necesidades. Pero este camino ya no garantiza nuestra supervivencia "hasta que la muerte nos separe", pues hasta los más creyentes se divorcian. Y, por supuesto, no podemos ni debemos limitarnos a parir un hijo a alguien para justificar así que todos los recursos que genere el resto de su vida deba ponerlos al servicio de ese grupo humano, aunque se vea expulsado de él para siempre.

Es injusto, pero, sobre todo, es socialmente inviable por el coste que el conflicto tiene y lo que supone de factor de riesgo para el grupo por el desequilibrio social que comporta. Las consecuencias son enfermedades físicas y psíquicas de los excluidos o las empobrecidas, pues si no existe una nómina que embargar, los más ricos pueden resultar los más insolventes. También contribuye a la violencia de chicos y chicas dirigida a los más cercanos, especialmente a madres y abuelos maternos, por ser las personas con quienes generalmente conviven, de lo que lleva alertando desde hace unos años la Fiscalía y los diferentes servicios sociales.

Y, por supuesto, deben esforzarse los hombres si no quieren ver limitado su papel al de sementales proveedores y ser expulsados en la crianza de sus hijos tras la ruptura. Deben asumir desde el inicio las responsabilidades para con ellos, pues las nuevas legislaciones apuntan a que se tendrá en consideración la relación existente con anterioridad. Así pues, ya no se trata de una exigencia ética porque no es justo que recaiga toda la carga de la reproducción en las mujeres, que seguiremos asumiendo por razones obvias la tarea los nueve primeros meses, pero deberemos compartirla los 30 años restantes, si todos queremos participar en el nuevo modelo social y no ser excluidos de la parte privada.

Para la incorporación plena de las mujeres a la vida pública se hacen necesarias políticas que, en la línea de los países de nuestro entorno, vayan más allá de repetitivas e infructuosas campañas publicitarias, de subvenciones a las organizaciones y congresos de mujeres para seguir divagando en generalidades o la creación de nuevos cuerpos funcionariales de comisarios/as políticos/as que velen para que las Administraciones hagan un uso correcto del lenguaje. Se debe ir mucho más allá. Se debe apostar por la coordinación entre las diferentes Administraciones para evitar inútiles reiteraciones y permitir una utilización óptima de los recursos en políticas transversales de los diferentes ministerios y consejerías que toman las imprescindibles decisiones de inversión en infraestructuras y servicios para atender a niños, ancianos y enfermos, pues esas tareas ya no las podemos seguir realizando gratuitamente las mujeres. Lo que resulta imprescindible para encarar con éxito un nuevo modelo social de respeto a la igualdad son más viviendas de protección oficial, guarderías y centros de día a precios asequibles y hospitales. España es el país de la UE que menos invierte en recursos sociales y los que llegan realmente a las mujeres que sufren violencia son muy escasos. Papá Estado paga y pega, pero la actual situación económica exige suprimir gastos superfluos y apostar por optimizar al máximo los escasos recursos que tenemos, evitando pensar que el nuevo modelo aparecerá por generación espontánea, ingresando masivamente a hombres en la prisión.

La sociedad también tiene que asumir que la reproducción no puede ser costeada fundamentalmente por las reproductoras, pues el beneficio es posteriormente socializado. Los niños y niñas de ahora son el futuro de las pensiones y los servicios de mañana. Su formación y cuidado deben ser el objetivo del grupo entero. Pero este esquema, seguido en mayor medida por los países del norte, cuesta enraizarlo en un país como el nuestro, hasta hace poco autárquico y con un modelo social básicamente individualista donde prima el "sálvese quien pueda", lo cual es bastante suicida en este mundo globalizado.

María Sanahuja es magistrada de la Audiencia Provincial de Barcelona y miembro de Jueces para la Democracia y de Otras Voces Feministas.

http://elcomentario.tv/reggio/los-caminos-y-los-atajos-de-la-igualdad-de-maria-sanahuja-en-el-pais/16/08/2010/

sábado, agosto 14, 2010

Hay otra realidad más allá de la suya

Me causa vergüenza y cada vez más, la forma en como se pretende silenciar a aquellos que desde su posición intentan evidenciar una realidad, que viven a diario muchos ciudadanos carentes de voz, pero que sin duda molesta a muchos otros. Lo reconozco, los jueces de este país, no son precisamente, santo de mi devoción. Pero que un juez, hable sobre una ley como la de -violencia de género-, y que como ley, diga que no está siendo efectiva y acto seguido, se exponga a un expediente, sanción o inclusive pretender apartarle de la carrera judicial, como sucedió en otros casos que intentaron expresar lo mismo desde su experiencia, desde su día a día, plasmando esa realidad y a los que se les avisa, amenaza y amedrenta con que eso pueda suponer el fin de sus carreras profesionales (motivo por el cual es evidente, otros no se van a arriesgar en pronunciarse), me pregunto varias cosas.

La libertad de expresión en este país, ¿acaso existe únicamente para ustedes? esos que siguen diciendo que lo hacen todo tan correctamente, pero que lamentablemente, cada vez hay más muertes por esa violencia que ustedes denominan de género.

Quizá debiera opinar a partir de ahora sobre leyes, el panadero, que seguro según su perspectiva sabe más que ellos y además es un experto en la materia, en esa materia que ustedes dicen conocer tan bien, pero que sin embargo siguen enviando mensajes erróneos a una sociedad en la que viven "personas con miedo" (ese es el único género, el de -personas-, el que debiéramos usar, porque una víctima, es eso, víctima, independientemente de su sexo. Aparquen los sexismos porque les aseguro que algunas mujeres, estamos hasta el moño, por no utilizar otra expresión, de oírles hablar de su único género), personas que viven en el miedo, y que siguen y van a seguir así, ¿el motivo? saben a ciencia cierta, que sus métodos, sus leyes, sus verdades absolutas y sus repetitivos discursos, no les van a proteger, ni ahora ni nunca.

Y que no les cause estupor, porque les aseguro, que a expensas de que me cuelguen alguna que otra etiquetita, esas que tanto les gustan o me tachen de políticamente incorrecta, como viene siendo usual, pues actualmente viste mucho posicionarse en lo que denominan "correcto" que yo, a diferencia de la mayoría de ustedes, sé de lo que hablo.

Para aquellos que no lo sepan, les confieso, que no acostumbras a pasearte por los juzgados poniendo demandas a diestro y siniestro, principalmente porque tu miedo y ser conocedora de lo que aquel personaje es capaz de hacerte, no te lo permite. Es más, en la mayoría de las ocasiones tener la valentía de separarte ya es decir mucho; pues tu deteriorada autoestima, la vergüenza, el pánico, el sentimiento de culpa inclusive, el no saber, porque te está sucediendo, se unen en una mezcla de sensaciones, que no dejas que nadie descubra, pues la tristeza que se esconde tras tu mirada, es la única y verdadera y cruda realidad y quizá, si eres lo suficientemente afortunada (no todas las personas lo son) consigas alejarte de tu verdugo, entonces, el proceso de recuperación como poco va a ser realmente largo, pues aunque algunas cosas puedan quedar en el pasado, nada te va a privar de seguir mirando a tu espalda y preguntarte, si por fin conseguiste, ponerte a salvo.

Por eso, qué lástima que permanezcan ustedes en esa postura de no rectificar, a pesar de saber que es de sabio; porque les aseguro que muchas no nos permitimos instalarnos en el victimismo, que sin duda a través de esas denuncias falsas, que si existen, está reportando a quienes no tienen escrúpulos, un beneficio que otras jamás quisimos, pues nuestro mayor tesoro y pretensión, nunca fue el económico, sino únicamente, mantenernos un día más, con vida.